Las sandalias de Mujica

En Montevideo acaba de entrar el invierno. Aunque no se espera que sea especialmente riguroso, en estos primeros días, la temperatura media ha rondado los 10 o 12 grados. Muy llevaderos, seguramente, pero no tanto como para invitar al pantalón a tres cuartos de pantorrilla ni a las sandalias sin puntera ni talón que lucía el presidente de Uruguay en la foto que da lugar a estas líneas. Corrió como la pólvora por Twitter bajo la leyenda “Pepe Mujica aguardando su turno en un hospital público”, que algunos fueron apostillando según sus gustos y obsesiones predilectas: “Nunca veréis hacerlo a Rajoy”, “Para que aprendáis la diferencia entre lo que es casta y lo que no”, “Inmensa lección”, y ditirambos del pelo. Lástima que, una vez más, el derroche de épica, lirismo y ortografía manifiestamente mejorable no estuviera sustentado en hechos reales.

La instantánea no fue tomada en ningún centro sanitario, sino en unas dependencias del parlamento uruguayo —no muy lustrosas, es cierto— donde el entrañable Mujica había acudido al juramento de su nuevo ministro de Economía. Había ocurrido hace seis meses, en el verano austral que daba sentido al atuendo informal del presidente, que no obstante, por el contraste con la solemnidad de la ocasión, llamó la atención de la prensa de su país. Una mínima incursión en Google les hará llegar a la noticia original, aunque les prevengo sobre algún primer plano no demasiado agradable de las uñas de los pies del austero mandatario.

Los que se vinieron arriba con el panfleto no aceptan que tragaron como panchitos. Alegan, echándole un par, que podía haber sido verdad.

7 comentarios en «Las sandalias de Mujica»

  1. No es echarle un par javivi, es absolutamente creíble conociendo la trayectoria de Mujica, su sobriedad y humildad va mucho más allá.

  2. Es verosímil, efectivamente. Me cuento entre los admiradores de Mujica. Pero cuando algo no es cierto no es cierto y punto. Y menos, aprovechar algo falso para venirse arriba y pontificar.

  3. Qué ingenuo tú, intentar que se respete y valore el concepto de verdad en un país como España. Mira Katie. Ni con un croquis lo entendería. En sus adentros sigue pensando que PODRÍA ser verdad.

  4. Holà Javi, no entiendo bien porque subrayar
    este tipo de cosas, cuando para mi, la atitud
    de este hombre ( vive en su casa, gana 1000€
    y da otro 8000 € al estado al mes…) tendria
    que ser aplaudido. Si se exagera algunas cosas,
    se vuelve un mito sano al final no?

  5. Xurde, lo siento pero no se de que hablas. Agradezco que los periodistas se dediquen a informar, a decir «la verdad», describir los hechos tal y como han ocurrido e intentar explicarlo si son capaces, o al menos y siendo a lo mejor lo único posible, a falsar (que no falsear) los datos como hace Javiviz. Pero me reconocereis, que si hay una crisis política corrosiva, también hay una crisis periodística aún mayor. En ambos casos, entre otras cosas, subyace un ego algo exacerbado que lleva a distintos miembros de ambos grupos (no a todos) a encajar mal las criticas por ejemplo y también a verse por encima de los demás. Lo que no me gusta de este articulo es que no veo la necesidad de hablar de «ortografía manifiestamente mejorable», «tragar como panchitos» o «echarle un par», creo que todos los ciudadanos tienen la necesidad de ser críticos y escépticos con lo que leen en general, y particularmente con lo que leen en internet, pero hay mas formas de decirlo. Hablar de la ropa o de las uñas de alguien también es una tontería. En fin, son solo detalles, pero no me gustan, en el periodismo sobra la mentira, pero también el tan extendido amarillismo, «sabelotodismo» y superficialidad. De listos andamos sobraos.

    Eskerrik asko erantzuteagatik Javiviz

  6. Cuando uno tiene barriguita, cuesta cortarse las uñas de los pies, sencillamente uno no llega.Hay que poner posturas cercanas al yoga, pero es bien difícil.
    La cosa, que qué manía con que Rajoy, Esperanza Aguirre, el Rey ,Aznar vayan a un ambulatorio, servicio de urgencias u hospital público, !hombre no! que vayan a esas clínicas rimbombantes con nombre de imputable, o preimputable, o desimputable o putable a secas.

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