Golpistas a tutiplén

Está entretenida la tragicomedieta política hispanistaní con todo quisque poniéndose mutuamente de golpista y llevándose una. Me consta que los más milindris y cierta parte de los rasgadores de vestiduras para la galería andan preocupadísimos atribuyendo esta competición de idiocia a no sé qué crispación que crece en espiral y hasta advierten del peligro de acabar en el abismo, en el punto de no retorno o, qué sé yo, en la exageración que les salga en el momento. A buenas horas vamos a perder el sueño por una práctica, la del insulto de fogueo, tan vieja como el ejercicio del parlamentarismo. Iba a escribir que es dialéctica pura y dura, pero ojalá se tratara de una disciplina tan elevada. Con verborrea cochinera va que chuta.

Otra cosa es que el uso de la palabra golpista como ariete contra el rival resulte de lo más reveladora sobre quien la utiliza para tales menesteres. Más allá de la trivialización del concepto que señaló Aitor Esteban, el perrenque con el término —en fino, su uso y su abuso— opera como retrato preciso de quienes lo escupen una y otra vez. Como no somos nuevos, si de alguien esperamos que apoye un verdadero golpe de estado, con su camista azul y su canesú salvador de la patria en peligro, es del ladrador en sepia Pablo Casado. O, claro, de su guardia de palmeros, empezando por el archiconocido en estos lares Javier Maroto, autor de una frase que es toda una declaración de intenciones. Dijo el nada añorado exalcalde de Gasteiz que los golpes de estado “desgraciadamente, hoy en día, no se dan con tanques o sables como en el siglo pasado”. Desgraciadamente. No hay más preguntas, señoría.

3 comentarios en «Golpistas a tutiplén»

  1. Pues yo creo que lo más cercano a un golpe de Estado que hemos visto últimamente es lo que no ha sido calificado como tal. Para mí ha sido el volantazo del Supremo en el tema de los hipotecas.
    Que (imagino) una llamada de algún pez gordo del poder económico sea capaz de parar en cuestión de horas y cambiar una sentencia del poder judicial, del Supremo, Sí es un golpe de estado en toda regla. Y si tanques.

  2. ¿De que van Casado, Rivera, Abascal ?
    Pues van de franquistas, franquistas, franquistas, estos imbéciles que no han conocido al dictador ni sus crímenes son unos verdaderos payasos, pero unos payasos que dan verdadero asco.
    Unos machitos bravucones juegan haber quién es mas facha exaltando todos los defectos que tiene una dictadura.
    Algo impensable cuando 2 años después de morir su ídolo con cadáveres todavía calientes fusilados y muertos a garrote vil por orden aquel golpista del 36 sus sucesores nos hablaban de un nuevo cambio político, algo así como una democracia.
    ¡Ver para creer!

  3. Estan simplemente repitiendo el diagnostico que Pio Moa, Ricardo de la Cierva y otros seguidores como, la última que yo haya leído, Rosa Diez hacen de la guerra civil Española del 36. El golpe fue perpetrado por el rente popular de las izquierdas al mantener un desorden irreparable con la proclamación de la República. Esto hizo reaccionar a las fuerzas del orden salvadoras.
    Esto es lo que están vendiendo nuevamente para este momento al subconsciente de los inconscientes. Son recursos democráticos (referéndum, mociones de censura, apoyos presupuestarios) presentados como recursos de rebelión y golpistas. Y ante eso está justificada cualquier medida.
    La postverdad en su más pura esencia.

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