Las formas son parte del fondo. La esperadísima, casi ansiada, comparecencia del ministro español de Sanidad, Salvador Illa, para detallar las condiciones bajo las que podremos salir a la calle a partir de mañana estaba prevista para las seis de la tarde. El tipo no apareció ante el atril hasta las seis y veinte. Así, porque sí, porque él lo vale. ¿Quién de ustedes se puede permitir un retraso semejante en su oficio? Yo, desde luego, no.
Por lo menos, iría al grano, ¿no? Pues tampoco. Antes de hincarle el diente al pifostio del cuadrante horario y de edades y actividades, que era lo único que nos interesaba a los agarrotados ciudadanos, Illa se adornó con un puñado de mentiras o, en palabras de la famosa asesora de Trump, de hechos alternativos. Por ejemplo, contó sin que se le moviera un pelo del tupé que España es uno de los primeros países en acometer la desescalada, como si no tuviéramos acceso a los medios.
Lo dijo, eso sí, con la misma convicción con que soltó otra de las grandes trolas que anda aventando el gobierno al que pertenece. “Entramos todos juntos en esto y saldemos todos juntos”, porfió el ministro, y con blindaje inguinal digno de mejor causa, añadió que para eso se había establecido un plan de transición a la nueva normalidad asimétrico y a diferentes ritmos. Es lo que hay.
«Es lo que hay» lo resume todo perfectamente.
Circula por las redes el mordisco que le pegó al Sr. Illa en su zona inguinal la parlamentaria del PNV Josune Gorospe en la comisión que se celebró unas horas antes de tan irrisoria rueda de prensa.Merece la pena verlo.
Cuando se vive de vender humo te dura hasta que te calan.
Pues yo me voy a centrar un poco en lo que tenemos en casa. Me parece muy patético que las mismas fuerzas políticas que le estén echando en cara la falta de «tó» a Urkullu, no quieran siquiera poner unas condiciones (menos de «x» positivos al día, usar a mansalva el voto por correo, lo que sea…) en las que estarían dispuestas a poner fecha a las elecciones. ¿No debería el electorado castigar esa falta total de liderazgo y el «todo mal»? Más bien, se les puede el miedo al castañazo que sus encuestas actuales les auguran.
Hay un tema que me causa mucha desazón, igual es que soy muy “tiquismiquis”: cada vez que a algún político con mando
en plaza se le requiere para que explique alguna faceta de la actividad de su negociado, insinuándose alguna más que probable negligencia, siempre se descuelga con el chafardero latiguillo: “El último responsable soy yo”. Solo les falta decir: “Dejadme solo, a mí Sabino que los arrollo”. Y a mi siempre me queda la pregunta: ¿Y? ¿Adonde lleva esa asuncion de responsabilidades? Porque no veo a nadie que inmediatamente intente paliar los destrozos causados y pida perdón, de forma plausible, reconociendo su actitud irresponsable y negligente.
Nada con sifón; mero postureo.
La desgracia que llevamos es que la oposición se lo pone en bandeja. No hay más plan alternativo que el insulto y la descalificación personal, cuando no el bulo y la mentira revelada. Nada nuevo bajo el sol. El que gobierna no es hábil, pero le hacen el tuerto en el país de los ciegos.
¿Donde está la asimetría en prohibir hacer deporte en el municipio de al lado, en todos los municipios de al lado?, y, además, esto es propio de un consejo de ministros?
Lo que nos queda oir en las fases 1,2,3…
Y para completar, «si no se consiguiera la prórroga del estado de alarma, que cada uno asuma sus responsabilidades…(Illa dixit)» Chantaje en toda regla.
Menudos gestores tendremos en la fase submarina del – 9,5 % de decrecimiento.
«Entramos todos juntos y saldremos todos juntos» para a continuacion decir » para eso se habia establecido un plan de transicion a la nueva normalidad asimetrica y a diferentes ritmos».
Pues no se de que nos quejamos es un articulo constitucional en toda regla, ese que dice que » TODOS SOMOS IGUALES ANTE LA LEY » y a continuacion sigue diciendo, menos el rey, la reina, los hijos del rey, los hijos de la reina, todos los aforados y muchos mas que somos todos los demas que somos los primos del rey que les pagamos el sueldo.