Amigos, sí, pero la vaca, por lo que vale. Quiero decir que yo tengo responsabilidad individual por arrobas y que la regalo de mil amores por el bien de la causa, aun a riesgo de pasar por gilipollas, primaveras, meapilas o pringadete frente a los apóstoles del “buah, chaval, deja a la peña hacer lo que quiera”. Y estoy casi seguro de hablar también en nombre de las miles de personas que llevan dos meses poniendo de su parte hasta donde ya no hay más que sacar. Por fortuna, la mayoría de lo que Gabilondo llamaba la infantería social estamos a la orden no ya para vencer en la lucha contra el bicho, que ojalá, sino para limitar sus daños devastadores. No creo que se nos pueda pedir mucho más.
Comprendo perfectamente que nuestros dirigentes deben interpelarnos a sus administrados para que aportemos nuestra cuota de civismo solidario. Si yo fuera su asesor de comunicación, les anotaría en negrita esa parte del discurso, por supuesto. Pero acto seguido, les invitaría a ponerse al frente de la manifestación o, más que eso, a pasar de las palabras a los hechos. ¿Más claro todavía? A acabar con las herramientas a su alcance con los comportamientos letales que amenazan con devolvernos a lo más duro del duro invierno. Esa “minoría” es lo suficientemente grande como para arruinar lo conseguido hasta ahora.
Si no estuvieran las prisas por las elecciones de por medio, nos habríamos quedado en la fase 0 un buen rato más, quizá reabriendo sectores productivos (industria y agricultura).
Las cosas como son. Quieren la mejor mayoría posible para comerse el marrón de la depresión económica.
Javier , tú que tienes acceso a ciertos círculos o personajes satélites al Gobierno Vasco , a empresas y asesores agiprop de los partidos , cómo explicarías el que sabiendo desde el primer día de confinamiento que algún día se volvería a las aulas , los funcionarios al curro , que habría que votar , tomar cervezas …. se haya hecho todo de forma tan chapucera .
Pues Martín; es lo que tiene estar a las órdenes de los que mandan. Y los que mandan te ordenan, siempre a última hora, lo que hay que hacer y cuándo hay que hacerlo. Y a los que nos gobiernan sólo les queda lo de obedecer y recular, si se equivocan los de arriba, para decir: «donde dije digo, digo Diego». Los que dirigen este tipo de cotarros no están sentados ni en Vitoria ni en Madrid, ni en Estrasburgo. «El poder siempre se sienta detrás del poder».
Me da la impresión de que algunos líderes del PP tiene un grave problema mental aparte de su ya conocido bajísimo «suelo ético», que por cierto comparte cierto espacio con las famosas cloacas del estado.
Escuchar a la señora Alvarez de Toledo culpar a la ministra Calvo de «causar millones de muertos y familias destrozadas» más que parte de un «argumentario» parafascista denorta escasa estabilidad mental.
Igualmente las declaraciones y fotos de la Evita Perón de la CAM y las salidas de tono de su jefe denotan que estos tipos están enfermos de odio, son peligrosos y desestabilizan la lucha contra el coronavirus siendo por tanto culpables del posible fracaso de la misma.
El cuanto peor mejor hasta sus últimas consecuencias.
Hemos creado una sociedad en la que la juventud y mediana edad, por lo general algunos mayores tambien, saben mucho de derechos pero las obligaciones no creen ni que existan.
Que le vamos a hacer.