El día de la Memoria es cada vez más el día de la marmota. A tal punto, que según he anotado la frase anterior, he tenido la impresión de haberla escrito antes. Y aun así, pese a esa sensación de estar girando en un bucle infinito, sigue resultando conveniente dejar que el calendario nos obligue a hacer un alto en el camino, aunque sea de trámite, para mirar atrás con la menor cantidad de ira que nos sea posible. En este sentido, debo reconocer que yo todavía no he sido capaz de desprenderme de unas cuantas garrafas de bilis hirviente, no tanto por lo que pasó, sino por el descaro con que se le quita hierro, se niega, se justifica o, directamente, se glorifica.
Me hace gracia, por lo demás, que la conmemoración llegue en medio de una especie de borrachera de productos audiovisuales sobre el asunto. Se diría que los años del plomo se han convertido, como pasó (y pasa todavía) con la guerra civil, en materia para un entretenimiento con pedigrí o la captación de audiencias. No me quejaré por ello. Pienso sinceramente que se han hecho películas de ficción, series y documentales muy interesantes, aunque cada título tienda a enseñar la patita de un modo más o menos grosero. Gajes, supongo, de la dichosa batalla del relato que, como ya sabemos, nos seguirá acompañando por los siglos de los siglos.
Sobre eso, me parece que los relatos ya no es que sean maniqueos, es que literalmente acusan a las víctimas de ser las culpables. Los que quedaron rotos o muertos a manos de Billy el Niño y de Manzanas se lo merecían por rojos y separatistas. Los civiles reventados en las casas cuarteles se lo merecían por ser familia de.
Y así. Tampoco tenemos que ir tan lejos. La verdad en el caso Altsasu, por ejemplo, ni es la de inocentes inculpados por nada ni la de salvajes que buscaron matar. Sino de una pelea de borrachos en la que se mezclan la política y en la que una patada en la cabeza no mató a alguien por ser en el parietal y no en la nuca.
Pues gracias a mi genoma yo tengo buena memoria y me acuerdo de muchas cosas.
Por mucho que me quieran cambiarla no lo van a conseguir.
Otra cosa es la memoria inducida. Y se están volcando en ella.
Cierto lo vivido lo tenemos en la memoria
Desde el inicio del conflicto
Desde la dictadura pasando por la transición y terminando con el
fin de la violencia
Cada momento de la historia ha sido distinto
De la razón pasamos a una sinrazón con un resultado de odio y violencia .capítulo que hay que cerrar de una vez admitiendo cada uno su culpa ..