El final de Ciudadanos

Ciudadanos ha entrado en fase terminal. Hay algo casi impúdico en su descomposición transmitida en riguroso directo. Cada poco, una deserción acompañada de palabras agrias. Son muy ilustrativos esos saltos del barco envueltos en decepción y rencor. Quizá no en todos los casos, pero sí en muchos, tal circunstancia tiene explicación en el tipo de personalidad que debía acreditarse para llegar a ser alguien en el partido naranja. El ejemplo perfecto es Toni Cantó, danzante de sigla a sigla que siempre era el más enfervorecido militante en las maduras y el más crítico en las duras. Suele pasar con los ególatras, que era una condición también muy repetida entre las cabezas visibles del chiringuito, empezando por su fundador y hundidor, Albert Rivera, y siguiendo por otros narcisos de manual como Girauta, Arcadi Espada, De Quinto, Aguado… La lista es interminable.

La cuestión es que, cuando se termine de certificar su defunción, prácticamente nadie va a echar de menos a la que llegó a ser tercera fuerza en votos en España. Tal vez solo esa ingenua parte del electorado que creyó que era posible un espacio de centro. Una candidez a la altura de la miopía que implica no haber visto que, como sufrimos en Euskal Herria, Ciudadanos defendía un esencialismo ultraespañol de trazo grueso. No se pierde nada.

12 comentarios en «El final de Ciudadanos»

  1. Nos quedarán en la memoria aquellas visitas chulescas y provocadoras a pueblos de Euskadi cuando Rivera se creía el rey del mambo y no era más que un pelele en manos de unos empresarios sin escrúpulos.
    Pero sus millones de votantes de los momentos de delirio anti catalán ni se crean ni se destruyen, sólo se transforman.

  2. No olvideis al petulante Nart y al ilustrado Felisuco.
    Acuñaron la gran mentira del «cuponazo» que causo fortuna entre lo mas envidioso de los españoles, el cupo permanece, ciudadanos desaparece. Buen final para tanta mentira.
    Y ahora que haran o que manifiestos firmaran los Vargas Llosa, los Sabater y tanto intelectual de medio pelo.

  3. Era demasiado explícito llamar al partido «Narcisos» o «Ególatras por España», y porque «Individuos»- que es lo les cuadra- sonaba un poco despectivo, pero es clavado a como lo describes, Javier. El carácter de sus miembros hace al partido. Se trataba de fomentar el individuo y su determinación particular como solución a los entuertos y molestias de un estado ineficaz y que, al igual que los personajes de Clint Eastwood, deja sentado como deben ser la cosas.
    Neo capitalismo en su versión XXL, lo individual sobre lo colectivo como expresión máxima, y el mercado como concepto balsámico de todos los males. En un siglo XXI con problemas más colectivos que nunca, con retos globales como la igualdad, el cambio climático, la redistribución de recursos, las pandemias, el aprovechamiento energético, no puede haber final más anunciado para estos sanchos panzas en sus Insulas Baratarias.

  4. Cuando la creación de un partido político es fruto de algo diseñado en despachos, con objetivos interesados para ciertas personas y/o grupos de poder económico o de otra naturaleza, y su cuadro de dirigentes se forma con personas ególatra y «desertores» de otros partidos, pretendiendo así engañar a un electorado, normalmente bien intencionado, el proyecto no suele tener mucho recorrido. Lo hemos visto y lo seguiremos viendo.
    Y su descomposición, la de estos Partidos asi creados, sigue el camino inverso al de su composición : bandadas de pajarracos volando en busca de «climas más calidos», a la voz de aquello que decíamos de niños: «el último puchi», y habría que añadir «que apague la luz y cierre la puerta». Pero queda una cosa pendiente: ¿quién paga las deudas?.
    Y al electorado, engañado durante un tiempo… «que le den».
    Al fin y al cabo, no era lo que les interesaba. No era el objetivo del Partido, sólo era un instrumento, un recurso necesario, para alcanzar, con sus votos, los intereses personales y partidistas de los creadores del Partido.

  5. Lo increíble es haber llegado a ser la tercera fuerza con Rivera de timonel.
    Decían que Cs era el partido del Ibex 35, No se si sería así, pero si llegó a ser verdad, no es de extrañar la decadencia del tejido industrial, banquero o energético, cuando auparon a un elemento de esa catadura.
    Personaje de estudio, de cómo un cantamañanas puede llegar a presidir un gobierno, a poco que las élites financieras se empeñen.
    Para el recuerdo queda la foto en Colón.
    ¡Hispanistan en estado puro!

  6. El final habitual: Primero fue AP, luego fue UCD, y ahora los “arrimados”, el llamado centro sociológico español, que más bien son los anti-lo que sea, pescadores de despistados, inconformistas con el progreso de un país, y herederos temporales de ciertas prebendas caciquiles.

  7. Ha sido, es y será mucho peor. Ya amenazaron en su momento que «os vamos a montar un Ulster que te cagas», palabras del diputado europeo Cañas. Y es lo que han intentado desde el primer momento. Han canalizado las frustaciones del cinturón industrial de Barcelona hacia el odio de todo lo catalán, lengua, cultura e instituciones al tiempo que idealizaban una España que no existe. Se han cargado gran parte del tejido social que durante años había ido trabajando por una integración de la emigración, dando voz y alas a los sectores más ultras y anticatalanes. Una herida puede hacerse en un instante de brutalidad, pero puede requerir de una largo periodo de curas y recuperación. Han sido, y son, malvados que han actuado por puro interés económico y para liberar sus odios personales. «No se pierde nada» acaba el artículo. Cierto, tanto como que se ha perdido mucho.

  8. ¡Qué unanimidad! Está claro que este partido no tenía muchas simpatías entre los habituales de este foro. Lo habitual en este país: “a moro muerto gran lanzada”, que decía el manco inmortal.

  9. Lo peor de cada casa. No me dan ninguna pena. Y sí, puede que hubiera algún despistado (aparte del editorialista de El País) que se creyera que eran (son?) de centro-izquierda pero apuesto a que el 99% de sus votantes eligen ahora Vox.

  10. AP, UCD, CDS, UPyD, Cs…..Franco. Son solamente partidos políticos, útiles en distintas coyunturas. Vienen y van, pero el espiritu de Franco se perpetúa.
    Lo importante no son los partidos. Son otras estructuras, las que conforman y ATAN un estado. La judicatura ejecutiva, el ejército y cuerpos armados cloaqueros, los medios mordaza, la iglesia inmatricilante….Y la monarquía, en manos además de una familia históricamente ejemplar. Todo para someter a un pueblo y mantenerlo humillado ad aeternum.
    Atado y bien atado lo dejó. Ya lo creo.
    España sigue en el siglo XIX. Camino del XVIII.

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