Lo sorprendente de verdad es que siga sorprendiéndonos. Aunque ya sé que todo es impostura entreverada de eso que hemos dado en llamar fatiga pandémica. Hace catorce días, cuando ya la curva había emprendido su cuarta subida, teníamos una idea bastante aproximada de cómo iban a estar hoy los contagios y los ingresos. Sabíamos también cómo evitar ese reventón de casos a plazo fijo. O, por lo menos, cómo limitarlo. Y aquí es donde cambio la primera persona del plural por la tercera: muchos de nuestros convecinos no quisieron hacerlo. Era Semana Santa y, en el caso de Gipuzkoa y Bizkaia, con la propina de una final de copa entre los eternos rivales. Había que ser de piedra para no sumarse a la algarabía. Ya saldría el sol por Antequera. Además, teníamos el permiso silencioso de las autoridades sanitarias, que ni habían dicho ni habían dejado de decir. O viceversa, tanto da.
El resultado es, insisto, exactamente el esperado. Se ha consumado el efecto Semana Santa y nos debatimos entre el “Que nos quiten lo bailado” y el fastidio al ver que vuelven los cierres perimetrales y las persianas bajadas de los bares en los municipios en rojo. Eso, mientras los organismos competentes parecen haber tirado la toalla. ¿Qué nuevas medidas pueden adoptarse si no se cumplen ni la cuarta parte de las vigentes?
Que no, Javier: la CURVA había empezado a subir mucho antes de SEMANA SANTA. A partir de MEDIADOS DE MARZO empezó a subir la CURVA. así que no hay que echar la culpa al efecto de SEMANA SANTA o al efecto FINAL. ¿Porqué empezó a subir a MEDIADOS DE MARZO? Bueno, investíguese, pero de forma científica. El EFECTO no puede ser PREVIO a la CAUSA.
El bicho de Bosé debe estar feliz de ver lo cazurros que son algunos seres humanos pasándose los mínimos principios de autoproteccion porque valoran más su libertad para hacer lo que se les ponga en las narices
Hoy he leido con una mezcla de perplejidad y mala hostia al representante de los hosteleros de Bizkaia dando lecciones a la poli de cómo debe actuar con los clientes que salen de los bares.
Es el mismo señor que recurre las medidas preventivas del G.V. ante los jueces.
Todo ello tiene un punto surrealista.
Sería muy bueno poder saber cuantas vidas ha costado poder disfrutar de las vacaciones de Semana Santa y los desmadres con motivo de la final de Copa, entre otros.
Nunca lo sabremos con exactitud, pero nos lo podemos imaginar. Muchas, demasiadas.
¿Ha sido por falta de medidas más restrictivas o por incumplimiento de las existentes?
En el primer caso podríamos pedir responsabilidad a las autotrifadrs competentes, pero…. ¿y en el segundo caso, valoramos y asumimos nuestra responsabilidad personal?
Y esto no va a tener solución en mucho tiempo, mientras no asumamos que todo depende, no sólo de lo que nos digan que podemos o no hacer, sino de lo que realmente hagamos todos y cada uno de los ciudadanos.
El problema no estaba intrínsecamente en la Navidad o en la Semana Santa. De hecho, después del cerrojazo estricto del año pasado, en verano casi no tuvimos subida, a pesar de que todo cristo estaba yendo de aquí para allá y que, de hecho, ya empezaba a haber un foco en Lleida.
¿Qué es lo que pasa? Pues podemos verlo de esta manera. En el mundo de los negocios hay dos tipos de clientes: los clientes estrella que te dan un montón de negocio individualmente, pero que pueden fallarte en un momento dado; y los muchísimos que consumen poco pero que te mantienen la empresa en marcha a base de no tener pérdidas y que, de vez en cuando, se convierten en esos clientes estrella o te pueden llevar a un cliente estrella.
Aplicado a la pandemia, los focos intensos localizados, o «clientes estrella del virus», son causados por una persona que contagia a lo bestia, eso que se ha venido a llamar «eventos de supercontagio». Por ejemplo, entra una operaria contagiada en una conservera, todo el mundo comparte con ella 8 o más horas. Cien casos, «porco capitalismo», «hay que controlar las fábricas», etcétera. Pero ¿Salió esta persona originadora del evento de otro evento de supercontagio? Pues, estadísticamente, «NO». La posibilidad de que una persona sea origen de uno de estos eventos es, en realidad, bastante baja, se haya contagiado donde se haya contagiado. Así que, ¿Esos asintómaticos (o más bien hipoasintomáticos…)? Pues mantienen el negocio del virus en marcha.
En verano el negocio del virus estaba bastante bajo, pero le permitimos abrir franquicias. Antes de Navidad y de Semana Santa el negocio ya se estaba disparando y le abrimos franquicias nosotros mismos.
En fin, que vacunar, vacunar, vacunar… Cerrémosle definitivamente el chiringuito. Ahora que ya tenemos dosis; esa es otra, es curiosa la mierda que se echó sobre Osakidetza cuando se decidió reservar las dosis necesarias para la inmunización… y menudo silencio ahora que tenemos, no solo más inmunizados completos que la media española, sino que tendremos pronto más gente con la primera que muchísimos de los alumnos adelantados… eso si las autoridades deciden dejar de hacer gilipolleces (así dicho) con riesgos menores que los del mismo virus. Por ejemplo, ¿Por qué no usar las dosis que parecen tener una ligera contraindicación en mujeres jóvenes para inmunizar masivamente a todos los hombres y a las mujeres mayores?
Estoy deacuerdo contigo
Visto de esa manera, yo abogo por quitar el cierre perimetral de la comunidad y hacer lo que nos salgan de los bemoles,
Así un gran porcentaje, expulsaremos de mejor manera la bilis sufrida por el agravio comparativo, entre los ciudadanos de quinta categoría, con los familiares de los futbolistas del Athletic Club, a los que Urkullu en primer plano y Elizegi como su máximo representante, les permiten irse de juerga hasta el otro extremo de la península.
Mientras tanto, la prensa calladita, y algunos ya, ¡hasta los cojo…
Uf, señor Hametik. El punto de inflexión fue el 11 de marzo. Ahí comenzó a subir lentamente. La subida desde Semana Santa hasta hoy es cinco veces mayor que la que usted dice. Los números son públicos.
Puff qué pereza!! Que no puedan jugarse partidos de la Eurocopa en Bilbao por no cumplirse las condiciones sanitarias va a ser aprovechado por todos los carroñeros para rasgarse sus vestiduras y prever la ruina total de Bilbao. Se ha actuado con sentido común, algo de lo que carecen dichos carroñeros.
¡Que les den!
Creo haberlo dejado escrito por aquí más de una vez… Todo el mundo quiere disfrutar de las ventajas pero no quiere hacer frente a los costes. Como el autocaricaturizado empresaurio que no es capaz de aislar a sus trabajadores porque eso le costaría «un pico»… probablemente, menos del 10% de las ganancias a corto y ganaría la productividad a medio-largo plazo, pero, oye a quién le importa lo que ocurra mañana. O como toda esta gente que no es capaz de sustraerse a la «reunión social» (más bien al pimple) aunque solo se le pida que lo haga mientras le pasan al menos la primera dosis y que luego será libre como un pájaro para hacer lo que quiera. Claro que esto lleve a saturar hospitales. Por cierto, no sé si ya tenéis a vuestro alrededor casos de gente que la va a diñar mucho antes de tiempo, porque lo que tienen, siendo tratable, no se ha podido poner en manos del médico porque, lógicamente, estaban a esas cosas que los alegres pimpladores (incluyendo a cierto juez que considera que las muertes son reversibles) les parece un coste que debemos asumir en su nombre…
Primero el juez txikitero que reabrió los bares cuando todavía estábamos altos en contagios sumados a la irresponsabilidad del personal jaleador del Athetic Real y los que no pueden aguantar sin salir de su entorno porque les chifla esparcir a modo aspersor el virus 🦠,tenemos la tormenta perfecta . Si todos hiciéramos lo que se nos piden y cumpliésemos las normas los números serían bajísimos pero pienso que hemos decidido jugar a la ruleta rusa para así tener más libertad sin pensar en las consecuencias
Es lo que hemos elegido y no hay más que hacer por parte de las instituciones ni de nadie .
132 personas en estado crítico hoy en Euskadi y pensando en la eurocopa ?
Vamos es que a los que no están de acuerdo con las medidas no les deberían ni de atender en los hospitales .
Vamos a ver, Javier: estás describiendo una FUNCIÓN EXPONENCIAL, que es la forma de desarrollo que ha cursado la COVID-19 en sus diferentes olas desde su inicio, allá por marzo de 2020. Comienza con un crecimiento discreto, que repentinamente se “dispara”, por su propia dinámica, sin necesidad de acontecimientos adicionales que lo potencie. Como tú bien dices, el 10 u 11 de marzo comienza un lento ascenso, que se va acelerando poco a poco, pero cada vez más rápidamente. Obviamente tiene que haber uno o varios acontecimientos desencadenantes, pero obviamente tienen que ser previos a dichas fechas. Ni la Semana Santa ni las celebraciones de la final de Copa cumplen este requisito ¿que no han ayudado a “doblegar” la CURVA? Pues tal vez, pero nadie con un mínimo criterio puede “tragar” con este cuento que nos intentan colar los políticos y los medios.
Vamos, que usted sabe más que los políticos… pero también más que los científicos. Un honor que escriba en este blog, pero quizá debería probar en The Lancet y demás.
Señores…Permítanme que hable (imagimariamente) en nombre de quiénes han muerto en los últimos días por el COVID-19…..
«Ustedes, los aún vivos, se pasan el día discutiendo sobre lo que hay que hacer o no; sobre lo mal que lo hacen los otros y las buenas ideas que tenemos nosotros. Pero los que ya hemos muerto, lo único cierto que tenemos, es que estamos muertos y que quien nos ha matado ha sido el llamado COVID-19. No sabemos por dónde nos ha llegado, ni quien nos lo ha transmitido. Si ha sido un hincha del Athletic, un negacionista, o simplemente un infractor de las normas dadas por las autoridades competentes. Pero aquí estamos, muertos y bien muertos. Pero ustedes, los que aún están vivos , sigan discutiendo como si no pasase nada. Nosotros aquí les esperamos a ustedes o a algunos de sus seres queridos»
Pues para tener más “seny” que los nuestros políticos no hace falta demasiado. No soy “técnico en autopistas alternativas “, peeeero. Doy argumentos y datos, a partir de ahí…
Ni efecto verano 2020, ni efecto navidades del mismo año, ni efecto semana santa 2021. Las cosas vienen como vienen. Nos gusten o no. Todavía, alguien siempre tiene que pagar los platos rotos, le echaremos la culpa de la crisis al Covid 19. Al final, también como siempre…selección natural.