Nuevo curso sin tanto ruido

¡Aleluya! Parece que el nuevo curso escolar ha empezado de un modo infinitamente más razonable y calmado que el año pasado. Es verdad que los contumaces miembros de la tribu de M’Opongo (aprovecho para recomendarles la canción de Académica Palanca) siguen echando cagüentales por las esquinas. Y también se escucha de fondo el rezongar ventajista de ciertos llamados agentes educativos que, siempre al pille, echan la red a las aguas revueltas y, si no pescan algo, por lo menos embarran el patio. Fuera de ese ruido amortizado, la chavalería ha vuelto a las aulas con una normalidad más que notable. La misma que presidió, por otra parte, el curso anterior en cuanto los hechos contantes y sonantes se impusieron a las profecías apocalípticas.

Merece la pena que, como en la genial película Amanece, que no es poco, hagamos flashback y nos remontemos a doce meses atrás. O mejor, doce meses y una semana, porque fue con el comienzo exacto de septiembre cuando empezó todo el ceremonial catastrofista; agosto no es mes para reivindicar. Reconozco, como hará cualquier madre o padre, que yo no era ajeno a un puntito de incertidumbre. Nos enfrentábamos a una situación inédita y el principio más elemental de prudencia invitaba a tomar precauciones. Sin embargo, los Nostradamus de lance anunciaban la multiplicación por ene de los contagios y, sin rubor, culpaban a las autoridades sanitarias del seguro colapso hospitalario y funerario. Las medidas que se adoptaron, el gran trabajo de docentes y no docentes y la actitud del alumnado fueron suficientes para que todo fluyera sin apenas sobresaltos.

3 comentarios en «Nuevo curso sin tanto ruido»

  1. La profesión y vocación de enseñar más que valorada está despreciada por un sector, importante supongo, de la sociedad fofa y rarita en la que nos movemos.
    Pensar por un momento en los y las profes que se van a encerrar a partir de ahora con toda un surtido de adolescentes entre los que van a estar muchos de los tarados de los macrobotellones, no fiestas, peleas y malos tratos a mujeres y gays, es para acojonar y mucho. Inseparable el anormal comportamiento de estos especímenes del de sus papuchis y mamuchis que ni les educan, ni les controlan, ni les importan un bledo, más bien les molestan.
    Y por otro lado se enfrentan también a los padres y madres cuyos hijos deben ser considerados como Patrimonio de la Humanidad, intocables, que ante cualquier «afrenta» de los sufridos docentes en forma de malas notas, bronca o castigo reaccionarán como cavernícolas defendiendo a sus crías.
    Y efectivamente mirando estudios al respecto, la sociedad española valora mucho más la profesión de programador de ordenadores que la de formador y orientador de mentes en construcción. La sociedad que responde así, es una sociedad enferma.

  2. Javier, lo dices al final de tu articulo: «Las medidas que adoptaron, el gran trabajo de docentes y no docentes y la actitud del alumnado fueron suficientes para que todo fluyera sin apenas sobresaltos». Y es que asi tiene que ser, y así será este nuevo curso, aunque a alguien le cueste aceptarlo.
    La responsabilidad, el buen criterio, la profesionalidad, el trabajo de cada día, son los ingredientes del éxito en estas situaciones.
    Lo otro: el grito, la pancarta, el pesimismo, la crítica destructiva, los intereses no confesables, etc. no resuelven nada, y además añaden dificultades a lo complicado que ya, de por si, es el tema.
    El aplauso, el apoyo y la comprensión, para todos cuantos van a conseguir, no tengo dudas, que el curso 2021-2022 sea un curso, cuando menos, NORMAL.
    Que no es poco.

  3. la enseñanza tiene que ser lo más valorado ya que es el futuro de nuestros jóvenes
    Resulta que aquí para ser docente la exigencia es menor que en países con excelencia en educación , como Finlandia por ejemplo, donde los profesores son de los profesionales más valorados y mejor pagados .
    Espero que el curso discurra tranquilo y no empiecen con huelgas y problemas añadidos ..

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