Lo que va de Maixabel a Parot

Una de esas coincidencias con un toque revelador. El mismo día en que se estrenaba Maixabel en el Zinemaldia, Arrasate se convertía en epicentro de intolerancias y aprovechamientos ventajistas. Iba a escribir “de diverso signo”, pero al final, el signo es prácticamente el mismo, uno que necesita perentoriamente a su contraparte, de la que se retroalimenta en bucle. Cuántas veces habré anotado aquí que los extremos se magrean impúdicamente. Qué pena, en todo caso, comprobar que la lección que nos enseña la película basada en las tremendas vivencias de quien es mucho más que la viuda de una víctima ETA siga sin entrar en tantas molleras.

El balance de la jornada fue el previsto. Abascal y los suyos obtuvieron aquello a por lo que habían venido, unos gramos de notoriedad. Más valiosa, claro, si se acompañaba de unas gotas de sangre, siempre tan fotogénica en las portadas. Con menos épica, también le cayeron al PP unas migajas de esa atención que no rasca en las urnas. Y de los otros, qué les voy a decir que no sepamos a estas alturas. Porque ese es justo el problemón: que sabemos, pero que muchos se hacen los idiotas y otros pretenden tomarnos por tales a los demás. Da igual bajo qué fórmula, la de la primera convocatoria o la de la segunda, era un clamor atronador el objeto de la vaina. Ahí está cierto juglar que atribuyó la condición de gudari al tipo cuya prisión ilegalmente prolongada —yo eso no lo voy a negar— había sido la coartada para el acto en cuestión. ¿Para denunciar la injusta política penitenciaria es necesario tomar como bandera al asesino de 39 personas? Es una pregunta retórica.

3 comentarios en «Lo que va de Maixabel a Parot»

  1. Una de las profesiones con más futuro va a ser la de cazador de delitos de odio, que estén dotados de olfato para diferenciar quién amenaza y por qué a quién y si debe ser investigado. Estos y los expertos en vulcanología estarán muy demandados.

  2. Tengo ganas de ver la película.
    En relación con la misma, no sé por qué me da que todo lo que está generando su lanzamiento le está suponiendo a la IA bastante incomodidad ya que no creo que les entusiasme el mensaje pero tampoco pueden mostrarse abiertamente disgustados o contrarios ni atacar a la película. Intuyo que en breve empezarán a deslizar algunas críticas o “peros” (están en su derecho, claro).

    Sobre Parot. 31 años de cárcel son muchos. Suficientes para cambiar a una persona o hacerla reflexionar. No sé si ha sido el caso. No lo parece a tenor de sus gestos (o ausencia de ellos) públicos, pero tampoco es la situación ideal para gestos o quizás no han trascendido y nada sabemos de cómo es en la actualidad.
    Yo creo que tras 31 años, debería salir ya. No me gusta cualquier tipo de interpretación, maniobra, etc, etc, que implique más tiempo de cárcel si en una aplicación normal de la ley, debería estar ya fuera.

    Sucede que esta es una postura que sostengo como ciudadano interesado en que el Estado en el que vive aplique el derecho penal y penitenciario bajo prismas humanitarios pero no como alguien capaz de sentir empatía por el personaje.
    Y yo creo que estos actos tienen un componente, si no de homenaje (si tanto lo niegan…pues dejémoslo estar), sí de empatía. Pues yo lo siento; no puedo. No soy Gandhi. Me genera demasiada repulsión. Me parecerá bien que lo excarcelen ya, si ya toca, pero no soy capaz de participar en un acto a su favor. Lo mismo me pasaría, yo qué sé, con los miembros de la manada, si se diera el caso.

    He leído que en la IA han sentado mal las palabras de la consejera de interior llamándole “asesino”.
    Joder, puedo entender la discrepancia entre “terrorismo” y “lucha armada”. No puedo negar que han practicado lucha armada, es obvio, y para mí en una modalidad de terrorismo, ante la imposibilidad de otras formas, pero puedo entender esa discusión.
    Pero…¿asesino? Me temo que no hay discusión posible. Es evidente que este señor se dedicó mayormente a asesinar personas. A mansalva. Si tan mal les parece esa terminología que se pregunten por qué; tal vez no debieron animar y jalear a personas para que asesinaran en su día y ahora no tendrían que indignarse tanto por llamar a las cosas por su nombre.

    En el fondo el problema es el de siempre. Esa medalla que se ponen de ser los que “han reconocido el daño causado” es una milonga. Es falso. Y más falso aún que eso implique autocrítica. A lo sumo, han reconocido el “daño acontecido”. Es decir; han admitido que hubo gente en el “otro bando” que sufrió. Como quien sufre una pérdida derivada de un desastre natural, de un accidente aéreo. No se asume ninguna responsabilidad en ese sufrimiento. Es más; si racas un poco te dicen que este daño estuvo muy bien causado. Y por ello no quieren admitir el término “asesinato”. ¿Y qué daño se causó a esas personas si no fue asesinarlas o asesinar a sus seres queridos? ¿Y quién les asesinó? ¿No se puede hablar de “asesino”?

    Entiendo que no es fácil. Es algo que se resisten a hacer y que no les da la gana de hacer. No son los únicos. Vale. Pero entonces, hasta que no lo hagan de verdad, no de mentirijillas, que no se pongan las medallas y menos intenten dar lecciones.

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