La misma noche electoral, Santiago Abascal le dijo entre risotadas al cabeza de lista de Vox, Juan García-Gallardo, que se le estaba poniendo cara de vicepresidente. El tiempo (el poquito tiempo; ni un mes, en realidad) le ha acabado dando la razón al caudillín de Amurrio. Su sucursal castellano-leonesa pilla de una tacada esa vicepresidencia, tres consejerías y, de propina, la presidencia de la Asamblea. Da entre pena y risa recordar al políticamente difunto Pablo Casado jurando que no les iba a caer esa breva a los ultramontanos. El plan inicial era que Vox entregara sus votos gratis et amore o repetir las elecciones. Lo despiporrante es que el líder del PP en el terruño y aspirante a la reelección como presidente se mostró todavía más tajante. Por encima de su cadáver iba a compartir Mañueco gobierno con los abascálidos. Ya ven lo poco que dura un “no es no” en la política española.
Y ya ven de paso cuál ha sido la primera decisión importante del virtual (pero ya en ejercicio) presidente del PP, el muy moderado Alberto Núñez Feijóo. Si a alguien le sorprende, que se empolle un poco más al personaje. Si algo es el gallego (además de gallego), es un fuera de serie en materia de cabalgar contradicciones. Esta no le va a pasar factura. Primero, porque se va a olvidar echando leches. Segundo y más importante, porque a los votantes de a pie del PP no les incomoda en absoluto compartir gabinete con Vox. Al contrario, lo ven como el reencuentro de miembros de la misma familia que se habían distanciado un tanto. Si lo piensan, lo cierto es que Vox ya había gobernado en Castilla y León: cuando todavía formaba parte del PP.
Los mismos perros con distinto collar, lo que pasa que lo disimulan muy bien
Y el bifachón destroza, con una mayoría de chichinabo, un montón de avances sociales, probablemente de forma completamente anticonstitucional. Pero es la voluntad del pueblo, un solo pueblo… ¿Ya no hace gracia el invento, a que no?
Pues esperad a que lleguen a Monclos como socio (poco)minoritario y nos casquen una legislación racista según procedencia y el TC (renovado por mayoría simple) lo mantenga alegando la mismas cabriolas dialécticas que justifican la asimetría penal en violencia de género…
La izquiera podría haberse replanteado sosegadamente las consecuencias de algunas de sus opciones, pero no… tenía que alimentar a la bestia revolucionaria haciendo saltar los cierres del sistema mientras Putin le daba de comer a la bestia derechista. Ahora la contrarevolución de derechas viene y la izquierda a por uvas.
Como decía el abuelo, «qué mas da alimentar a un perro que a una perra».
Pero lo mas grave, es que los baluartes del cordon sanitario a la extrema derecha europea, el PPE, no haya expulsado de su coalicion europea al PP español.
Aunque en castilla leon, haya entrado en el gobierno, hace ya mucho tiempo que vox apoya al PP español en sus diferentes gobiernos autonomos, diputaciones y ayuntamientos.