Perdonen la zafiedad, pero soy de los que piensan que a unas elecciones se va llorado, meado y aliviado intestinalmente. Vamos, que cada vez se me hace más cuesta arriba aguantar a la creciente panda de anunciadores del apocalipsis que presuntamente seguirá al escrutinio de esta noche. Como en otras cosas, en esto soy muy del lehendakari Ibarretxe, que ante citas con las urnas tan o más decisivas que estas, no se cansaba de repetir que al día siguiente saldría el sol. Y hasta la fecha, los hechos le han ido dando la razón. Hoy también ha amanecido. Verán cómo mañana ocurre igual.
Por lo demás, si de verdad nos creemos nuestras chachiproclamas sobre la soberanía popular, lo que sea que ocurra en esta jornada será responsabilidad de ciudadanas y ciudadanos que libremente han decidido votar a esto, a lo otro o a nada. Las culpas o los aplausos, por lo tanto, para ellas y ellos, incluso aunque sea radicalmente cierto que ha habido quien se ha dedicado a alimentar al mismo monstruo que se llama a combatir.
“¡Ellos votan siempre!”, vociferan con la misma vehemencia e idéntico apremio los unos y los otros. Y a mi, ni por casualidad se me ocurre caer ahí. Presumo de lectores, oyentes y espectadores mayores de edad que saben lo que hay en juego. Ni por asomo dudo de que son conscientes del valor, no ya de votar, sino de votar a una u otra opción. Porque hay votos que serán puñetero confeti efectista vacío, otros que tratarán de evitar el desastre de la triderecha, y otros que, además de asegurar lo anterior, la evitación de la catástrofe, revertirán en hechos contantes y sonantes. A partir de ahí, ustedes mismos.
Yo hasta ayer iba a votar «a la contra». Sin mucho convencimiento porque no me gusta ninguna opción pero «»para que no gane la derecha»»».
Pero…he cambiado mi opinión y me voy a quedar en casa. Estuve comiendo con unos amigos entre los que hay bastantes votantes del PP…y para mi asombro, en el rato que estuvimos, que yo viera, no se comieron ningún niño ni nada.
Hablamos de política y no estuvimos de acuerdo en nada. Y algunos de sus planteamientos me parecieron nefastos. Pero lo estuvimos hablando. Defendieron sus puntos de visa y sus razones, algunas comprensibles desde su posición y bien argumentadas.
Paralelamente iba recibiendo en chats de otros grupos de amigos aluvión de mensajes llamando a la movilización para parar a los monstruos. Que me parece bien llamar al voto. La derecha también juega a eso…al voto del miedo para parar a la antiespaña. Y con artillería pesada.
Pero eran llamamientos llenos de insultos, de barbaridades. Mis amigos me enseñaron también otros chats suyos, de padres del colegio de sus hijos, etc, en la misma línea. Me contaban que en esos grupos, en los encuentros con esos padres, en los días de deporte escolar…lo suyo es…callar, no decir ni mú. Que se habla con toda naturalidad de esos «hdp», etc sin que ni siquiera se les pase por la cabeza que alguien pueda ser del PP. Ellos se lo tomaban con humor y contaban anécdotas en ese sentido. Echamos risas a cuenta de ello pero bien mirado, es bastante triste.
Así que…si no me convence ninguna opción…y no lo hace…me salgo de ese cordón sanitario.
Antes de ayer han pateado en Donosti la cabeza a un chaval hasta dejarlo en extrema gravedad (no sé cual es su situación a esta hora, las noticias son confusas) y basta que se te ocurra comentar que ahí hay un problema serio y que algo habrá que hacer para que te acusen de hacerle la campaña a vox. Ha sido algo gravísimo y no he visto convocatorias a actos de repulsa que en otros casos se realizan a las pocas horas (quizás por estar en campaña o quizás por respeto a la familia o por cuestión de la investigación…pero quizás por corrección política o doble vara de medir, así como tampoco he visto en los medios todo tipo de detalles sobre los agresores que sí se publican otras veces). Pero si dices eso…eres extrema derecha y hoy hay que pararte los pies en las urnas. Ni tanto ni tan calvo.
Ante el trifachito la gente ha salido en masa a votar MODERACION Y PLURALIDAD, porque aparte de subir las nacionalidades al PSOE ha ido y va voto plural, estatutario, mientras que el trifachito ponía en peligro precisamente el modelo constitucional de las nacionalidades.
En Público aparecía una viñeta: Una mujer y un hombre miraban un sondeo. Ella dice entonces: » A mí los que me preocupan son los del no sabe, sí contesta»