Casi sin darnos cuenta, los ciudadanos de los tres territorios de la demarcación autonómica estamos oficialmente en la campaña electoral más extraña de nuestras vidas. Incluso a los muy cafeteros de la política nos resulta un esfuerzo titánico enfrentarnos a la sensación de irrealidad o a la tentación de quedarnos al margen. Ocurre que ni podemos ni debemos. Las urnas del 12 de julio son cruciales. Puesto que, echando la vista atrás, se encuentra uno con una buena colección de periodos delicadísimos, no me atrevo a decir que serán las más importantes desde la muerte de Franco, pero es obvio que de ellas saldrá el gobierno que tendrá que lidiar con una época inédita, plagada de incertidumbres y dificultades sin cuento.
Lo curioso —o quizá lo terrible— es que, siendo así, al mirar alrededor no se percibe ni remotamente algo parecido a interés en quienes deberíamos determinar ese futuro con nuestra papeleta. ¿Va a ser verdad que la sociedad vasca no está para elecciones, como pregonaban los heraldos del apocalipsis? Pues quizá sí, pero en el sentido estrictamente opuesto al que aventaban los profetas. Mirando playas, terrazas y carreteras no parece que sea el temor a las consecuencias sanitarias y/o económicas el causante de la escasa tensión electoral. ¿Será indiferencia monda y lironda? Pues qué miedo.
No soy de la opinión de que el ciudadano tenga tentaciones de quedarse al margen de la contienda electoral.
Por el contrario, creo que una gran mayoría de personas que en otras ocasiones han podido dudar, tienen decidido ya su voto, porque ven que el futuro al que debemos enfrentarnos no está para experimentos, que son mucho más interesantes con gaseosa.
Ese futuro incierto y probablemente muy problemático, presenta, en efecto, unas características que harían necesario un gobierno fuerte en clave parlamentaria y muy fuerte en clarividencia.
Desgraciadamente, resulta previsible que no se podrá contar con un super gobierno, como como en el primer gobierno vasco de la transición, donde gentes preparadísimas entendieron que había que arrimar el hombro para sacar adelante un País que estaba en los huesos.
Ahora que vamos a volver a estar muy delgaditos, necesitaríamos personas de nivel dispuestas a sacrificarse por la CAV, anteponiendo amor a unas ideas y a un Pueblo, a dinero y privacidad, además de saberse sometidos a unas críticas exageradas por parte de una oposición, que ya anuncia sin complejos que volverá a no estar a la altura de las circunstancias.
Difícil asunto.
Lo que si parece bastante claro, es la opinión formada de la ciudadanía sobre la importancia de las elecciones necesarias para poder contar con un gobierno fuerte, acorde a las necesidades que ya empiezan a llegar
Lo que no en absoluto óbice para pensar en playas, terracitas y similares, porque es bien sabido que a nadie le amarga un dulce y más cuando llevamos tiempo sin dulce de ningún tipo.
Salvo en caso de mentes distorsionadas, que se empeñan en enfrentar economía a salud, soñando con sus revoluciones permanentemente fracasadas.
La modorra es un proceso bastante natural, en realidad. Tenemos un partido mayoritario que quiere, básicamente, gestionar sin demasiados ruidos. Por el otro lado tenemos ¿Exactamente qué? Un Podemos que es un quítate tú para ponerme yo que reproduce en fast forward lo peorcito de la casta y un Bildu que, lejos de demostrar que abandona sus rémoras pasadas y se centra en propuestas económicas reales y contantes, sigue recibiendo a asesinos (sí, asesinos) con vítores y hablando del sexo de los ángeles. A todo ello hay que añadirle una ciudadanía que ha vivido en tensión durante meses y sobre la que planea la muy real posibilidad de que la vuelvan a encerrar al corto plazo. La apatía es nornal del todo.
¿A ver si los de que tienen modorra van a ser los candidatos?
La necesidad de un gobierno fuerte nunca ha sido tan necesaria
Lo es más aún cuando uno se fija en la oposición o alternativa al actual
No construyen nada y me temo que si pueden pondrán zancadillas sin piedad en un momento de crisis sin precedentes con lo cual saldríamos perdiendo los ciudadanos .. Es necesario votar por un gobierno que pueda decidir sin tener enfrente al contrario con un puñal el la boca esperando para saltarle al cuello