La comparación es tan fácil que provoca rubor recurrir a ella. Seguro que no soy el primero, de hecho, que pide que nos imaginemos que una jacarandosa pancarta de cualquier peña sanferminera rinde tributo a Prenda o al resto de hijos de mala entraña de La Manada. En nombre, ya saben, del espíritu transgresor de la fiesta y, claro, de la libertad de expresión, siempre tan resultona ella, que vale igual para un roto que para un descosido. Por fortuna, ni en sueños colaría. Con toda la razón del mundo, pondríamos el grito en el cielo y los autores del escarnio deberían pasar el resto de sus vidas en Tombuctú trabajando como sexadores de pollos. Ni por un segundo la federación de las agrupaciones festeras se solidarizaría con los autores de semejante oprobio.
¿Por qué, sin embargo, cuando el personaje elevado a la gloria pancartera es un asesino conspicuo sin matices como el tal Patxi Ruiz, no solo no se produce un rechazo visceral, sino que salen en tromba los justificadores del matón y sus cantores de gesta? Por lo mismo que a este humilde escribidor le van caer una vez más de todos los colores. Porque tenemos un pequeñito problema que nos da pavor primero enunciar y luego tratar de resolver: muchos de nuestros congéneres, incluidos políticos de relumbrón, consideran héroes a ciertos criminales.
Y luego nos extrañamos de que el Tribuanl Europeo de Derechos Humanos hablara de que ilegalizar Batasuna era una necesidad social imperiosa.
Y es que hay una diferencia importante entre fregar la casa o repintarla y… poner la mierda en un cuadro. Eso sí, mientras proclamamos que somos los más limpios y la presa frente al autoritarismo.
Totalmente de acuerdo
El estar en contra de la dispersión como lo estamos una gran mayoría de los vascos no les da patente de corso para ensalzar la figura de alguien que arrebató la vida a otra persona . Hicieron mal lo reconocieron más o menos y por eso deberían de dejar de homenajearles . Lo mismo para los que ensalzan el franquismo y a torturadores igualmente asesinos
Nos guste o no; el hecho es que la dispersión, tiene el lábel de calidad del TEDH porque, y los cito a ellos, da una vía creíble y práctica para terminar con dicha situación al preso. Esto es, alejarse del pasado, reconocer la barbaridad cometida… lo que viene siendo, la vía Nanclares.
Que, repito, nos puede gustar o no. Pero está tasado e internacionalmente reconocido.
Sin embargo yo creo que tienen todo el derecho a hacerlo. Venimos de donde venimos y cada cual se alineó con lo que se alineó y siguen en ello. Creo que tienen derecho a no renegar de ello y a expresarlo. Puede que no venga muy a cuento en una pancarta festiva y además en unas fiestas que son transversales a toda ideología..pero…eso es un poco lo de menos y que cada cual reivindique en fiestas lo que estime.
Ahora bien: uno está en su perfecto derecho de formarse una opinión muy clara de lo que suponen ese tipo de expresiones y reivindicaciones y qué siguen apoyando y justificando y a partir de ello no creerse milongas de autocríticas ni de apuestas por la convivencia.
Y, por supuesto, el que homenajea a este tipo no veo de qué se queja cuando, por ejemplo, Ortega Smith asiste a un homenaje a la División Azul o a un jerifalte falangista x.
Efectivamente, me parece una falta de respeto inadmisible, como poco, que el asesino de Tomás Caballero forme parte de una pancarta de fiestas aunque se busque el subterfugio de aludir a su situación y al no cumplimiento de la legalidad penitenciaria etc.
Dicho lo cual y desde mi equidistancia militante entre indeseables, denuncio la hipocresía y el cinismo de los que se rasgan las vestiduras por esto y, a la vez, indultan y cuelgan medallas a asesinos y torturadores del otro lado, de su lado, y con el dinero de todos. Y es que tu última frase, da en el clavo y vale para todos: «muchos de nuestros congéneres, incluidos políticos de relumbrón, consideran héroes a ciertos criminales.»
Total y completamente de acuerdo.
Me atrevo a decir que lo que comentas es hasta demasiado evidente, pero no por ello es improcedente dejarlo claro.