Desmemoria

Se nos llena la boca reclamando memoria, pero cada hoja de calendario es un baño de amnesia con la que los cínicos y —por qué no decirlo— los malvados se hacen mangas y capirotes. Las evidencias de sus tropelías se desintegran en el ácido de nuestra flaca capacidad para retener el pasado. Así quedan sin culpa ni sanción y pueden aplicarse con una sonrisa en los labios a la siguiente canallada porque la cabra no sabe hacer otra cosa que tirar al monte. Y ojalá estuviera hablando de cosas que ocurrieron hace siglos o decenios, pero no. Me refiero a acontecimientos que llenaron los titulares hace apenas quince meses.

Fue a principios de marzo de 2011 cuando, bajo el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, que no es ni del PP ni de UpyD, la abogacía del Estado y el Ministerio Fiscal instaron al Tribunal Supremo a impedir la inscripción de Sortu en el registro de partidos. No fue un trámite o una actuación de boquilla para aplacar a la bestia cavernaria. Los dos brazos legalosos del Ejecutivo socialista se emplearon a fondo, con la imprescindible ayuda de los cuerpos de seguridad, en la colección (y/o elaboración) de pruebas que sirvieran para vestir la segura negativa de sus señorías. A la par, los picos más floridos del PSOE y, ¡ay!, del PSE aportaron su óbolo difundiendo la especie de que era muy pronto para dejar que los terroristas se colaran en las instituciones disfrazados de lagarterana. Para que no cupieran dudas, la jugada se repitió cuatro semanas después con Bildu, aunque esa vez hubo sorpresa en la Condomina judicial.

Yo sí me acuerdo. Y también me acuerdo de que el PSOE fue coautor de la malhadada ley de partidos y de todas las vueltas de tuerca que ha tenido desde que se promulgó hace diez años menos cinco días. Ahora, qué risa más amarga, celebran que el Constitucional haya revertido la ilegalización que ellos mismos promovieron. Nuestra desmemoria endurece su rostro.

Twitter y la legalización de Sortu

Muchas de las pataletas biliosas ante el nacimiento de lo que ya sabemos que se llamará -valga la redundancia, por cierto- Sortu invitan a la llantina desesperada o al berrinche estratosférico. No se veía tal saña al fondo a la derecha desde que en mayo de 2001 al dúo estático Jaime & Nicolás se les escachufló el cuento de la lechera cuando ya se habían mandado fabricar una silla para dos culos en Ajuria Enea. Está que muerde la caverna y sus tarascadas feroces podrían llegar a dañarnos… si nos las tomáramos en serio. Por fortuna, conocemos el antídoto: nada como una carcajada estentórea para dejarlos descolocados y con cara de pasmo. Es lo que, modestamente, intentó este servidor de ustedes con el viejo Cocidito y lo que anda practicando el personal con más de dos dedos frente y anchas encajaderas en Twitter, bendito invento que lo mismo sirve para poner en jaque a tiranuelos apoltronados que para convertir la mala leche en un buen momento Nescafé.

#BatasunaRequisitos

Bisbal, Pérez Reverte o Alejandro Sanz saben de qué va la vaina y ahora también los apóstoles de la ilegalización sí o sí. Bajo la etiqueta #BatasunaRequisitos, un ejército de tecleadores semianónimos pertrechados de ironía de varios calibres se ha lanzado a hacer el inventario de las condiciones que una buena ley de partidos debería poner a la izquierda abertzale para que esta probara que su propósito de enmienda no es de mentirijillas. Cierto es que algunas de las propuestas destilan un tufillo a Brunete y tienen un claro ánimo tocapelotas, pero en la mayoría prima un sano ingenio.

Sin más preámbulos, prescindo de las voluntariamente ofensivas y les pongo en fila india una selección de las que combaten con humor el esperpento legislativo español. Esto es lo que debería hacer Sortu si quiere recibir todas las bendiciones jurídicas: Que admitan que son los vascos los que quieren ser navarros, y no al revés. Que exijan que ETA entregue sus armas al gobierno español para que este las pueda vender a Israel y Marruecos. Condenar (que no rechazar) el uso de ropa de montaña cuando no vas a la montaña. Que cambien de chivo expiatorio: las cosas que eran culpa de Madrid pasarán a ser culpa de la crisis o los mercados. Que digan claramente que Cristiano es mejor que Messi. Que se enseñe en las ikastolas que el sexo no es una imposición imperialista española y que también forma parte de la cultura vasca. Que todos los pueblos que terminen en ETA acaben en ‘Del Rey’ a excepción de Anoeta, por razones obvias. Larga vida a Twitter.

Sabían lo que tenían que hacer

Con suficiencia, altanería y facundia, los autoerigidos en depositarios de las esencias democráticas nos cascaban desayuno, comida y cena la pildorita dorada: “Batasuna ya sabe lo que tiene que hacer”. El taimado Pérez Rubalcaba, el martillo Caamaño, el apocado López, el amuchado Ares, el cambiante Jáuregui, y por supuesto, el talantudo Zapatero repetían el exordio como una letanía para conjurar la evidencia que los iba arrinconando y dejando sin excusas. Eran plenamente conscientes -unos, porque no nacieron ayer y otros, porque se lo habían explicado con cubitos los más listos- de que huían hacia adelante y de que al final de la escapada les aguardaba la pared. Por supuesto que la izquierda abertzale ilegalizada sabía lo que tenía que hacer. Lo había demostrado en Gernika y en Iruña, y ayer lo reconfirmó en Bilbao con una contundencia apabullante en el rechazo de la violencia, y con mención explícita de la ejercida por ETA para tembleque de canillas de quienes se iban a agarrar a ese clavo ardiendo en la justificación de su cerrilidad. ¿Ahora qué?

De acuerdo, me tiro yo mismo del guindo. Ahora, nada. Los heraldos del no se buscarán cualquier otra consigna o, con un par, seguirán ordeñando la misma. No están dispuestos a dejar que la realidad les despanzurre el chiringuito dialéctico al que están atornillados. Ya podían haber comparecido Rufi Etxeberria, Marian Beitialarrangoitia e Iñigo Iruin de picados de San Vicente de la Sonsierra, atizándose la espalda sangrante con el flagelo de puntas, que el veredicto habría sido idéntico: todavía es poco. Siempre será poco, y como son los dueños del balón, la única opción saludable es apretar los dientes, enfriar la bilis y continuar caminando.

Nuevo lenguaje

Nos puede ayudar en ese ejercicio de templanza echar la vista atrás. Aunque la tentación sea el desánimo, un examen de conciencia y de escenario sin derrotismos ni autocomplacencias nos mostrará que en apenas un año se ha avanzado más que en los treinta anteriores. Basta el lenguaje utilizado ayer en el Euskalduna, limpio de retóricas militaristas plúmbeas, directo al grano, genuinamente político, como prueba de que ya no estamos en la vieja, inútil y desesperante telaraña. La ausencia de ambigüedades certifica que quien tenía que ir en serio va en serio. De hecho, eso es lo que más miedo da a los que sólo saben jugar al catenaccio político porque se han quedado huérfanos de su comodín favorito y cada vez se verá con más claridad que los únicos que desean la continuidad de ETA son ellos.