Lo último que nos faltaba es que también nos tirásemos a la cabeza la Memoria Histórica. Pero parece que por ese camino vamos en la demarcación autonómica. Es posible que ni se hayan enterado —y en el nulo relieve empieza la reflexión— de que EH Bildu y Elkarrekin Podemos han registrado en el Parlamento Vasco una Proposición de Ley, justamente, de Memoria Histórica. Quien no esté informado de los antecedentes se dirá, quizá, que ya era hora de dar un paso así, aplaudirá a las fuerzas que han tomado la iniciativa, y afeará al gobierno o a los partidos que lo apoyan, no haber liderado los trabajos.
Ocurre, sin embargo, que hace unos meses, ese gobierno que supuestamente está a uvas, anunció que se había puesto manos a la obra y prometió un borrador que este mismo mes se iba a compartir con los grupos parlamentarios. En honor a la verdad, lo que hacía el ejecutivo era cumplir la demanda de cuatro de esos grupos, incluidos EH Bildu y Elkarrekin Podemos, de emprender la tarea. Por medio, las asociaciones memorialistas que habían impulsado una iniciativa legislativa popular decidieron dejarla en el congelador a la espera de acontecimientos.
¿Por qué, entonces, nos encontramos ahora con este doble tirabuzón para la galería de la coalición soberanista y la entente roji-morada? Lo desconozco y, de verdad, me preocupa. Sin dejar de señalar que PNV y PSOE (o el gobierno en sí mismo) quizá han titubeado más de la cuenta y han fallado en la comunicación, no es en absoluto de recibo montar el pollo utilizando como coartada la Memoria Histórica del franquismo, una de las asignaturas que mejor llevamos desde hace mucho.