Trolas de ayer y hoy

Ni un par de días antes, la ortodoxia progresí repicaba con denuedo la última gran frase de San Noam Chomski, que a punto de cumplir los 90, parece haber descubierto la pólvora. “La gente ya no cree en los hechos”, pontificaba el gurú en el suplemento megaguay del diario a veces megaguay y a veces no tanto, bien es cierto que forzado por un entrevistador genuflexo y succionador. ¿Ya no cree? ¿Es que alguna vez ha sido de otro modo? En la propia obra anterior de un pensador tan longevo está esa misma idea referida a diversos acontecimientos de los que ha sido contemporáneo.

Llama la atención que justo ahora nos parezca una novedad que el personal se trague sin rechistar las trolas más toscas. Y aquí vuelvo al comienzo, porque muchos de esos mismos que asentían al borde de la fractura cervical mordieron como panchitos el burdo cebo que tiró alguien en esa gran charca que son las redes sociales. El trampantojo en cuestión consistía en una fotografía de Abascal, la sensación del momento, besando la tumba de Franco. No les sé decir si era un tuneo con photoshop o un pavo que se parecía al de Amurrio, pero sí que cantaba a montaje cutre a mil millas. Eso no evitó que la instantánea chungalí se tomase por cierta, dando paso a todo tipo de cagüentales, que no cesaron cuando llegaron los desmentidos acompañados de pruebas. Los más moderados porfiaban que la imagen podría haber sido cierta. Los demás seguían insistiendo en que seguramente lo es, y puedo apostarles que en el futuro continuará rulando por ahí como la del falso Albert Rivera vestido de falangista. Pero luego daremos lecciones sobre bulos y rumores.