Esta semana ha sido la de la vuelta al cole parlamentario. Abrazos, ¿dónde has pasado las vacaciones?, ¿váis a apoyar los presupuestos?, ¿cómo va la negociación con el Gobierno?, ¿te has fijado que la Casa Real acusa el golpe y se baja algo el sueldo?…y cosas así.
En Madrid, el PSOE se ha metido en un buen lío. Nos comentaba una senadora afín a Tomás Gómez y nos decía que este ganaría en octubre las primarias y que Zapatero, Rubalcaba y Blanco están nerviosos. Tienen debate. Y es que la gente de la FSM no le ve bien a Trini. Fue candidata, perdió y se fue. Les impusieron a Cristina Almeida. Perdió y se fue. Y ahora que tienen un tipo joven que se lo ha currado, desde arriba lo quieren anular. «Ya se que las primarias dividen al partido, pero eso es la democracia y tenemos que saber si estamos ante un partido de cuadros y de élites o de militantes. Tan simple como eso» , nos dicen.
Para colmo hay sensación de abandono. Las patosas declaraciones de Zapatero diciendo que los que hacen cursos de formación en el Inem no hay que contarlos en el paro y el abandonismo del ministro Corbacho, el procesamiento del vicepresidente Chaves, y las noticias de que las ministras Corredor y Garmendia están como locas para marcharse, crean un clima de fin de ciclo y de epoca. En definitiva,que Zapatero empieza a oler a muerto. Y el pescado siempre se pudre por la cabeza.
En el otro lado, el PP ya se ve en La Moncloa, pero un senador me ha comentado. «Puede que estemos a diez puntos pero nos falta algo que teníamos antes. Nos falta ilusión». Y eso se palpa. Son el mal menor frente a un desnortado Zapatero.
Y ese es el clima político madrileño.