Agenda de un Senador (13)

Domingo 11 de diciembre de 2011

Rubalcaba y Rajoy son del Real Madrid – El comunicado de Urdangarin tiene cinco años de retraso – Mi libro “Una Monarquía protegida por la Censura” tenía razón – El sumiso Embajador Estrella  reverencia a  Felipe de Borbón este fin de semana – El libro del PRI – Cuatro libros.

El sábado ganó el Barca. ¡Que disgusto en Madrid!. Y una curiosidad. Pérez Rubalcaba, nacido en Solares (Cantabria) y Mariano Rajoy nacido en Pontevedra (Galicia) no son seguidores de sus equipos locales sino los dos lo son  del Real Madrid.  Puro desarraigo.  Se me dirá que son del mejor equipo del mundo, del que mejor defiende y proyecta la españolidad, del tarro de las esencias, del equipo del régimen, pues si.  Pero también  los describe bien a ellos. A los dos. Y sinceramente he de decir que no me gusta. Quien le pega a su propia familia se arruina. No estaría nada mal sintieran algo por su  “patria chica”.¿O no?.

Como  también describe bien al rey, a la Casa Real, a  Urdangarin y a la Infanta el infumable escrito que enviaron el sábado a los medios de comunicación, porque esa nota no es de Urdangarin, a pesar de su contenido.  Urdangarin hoy no es libre de redactar notas de este tipo. Está condicionado por lo que le han  impuesto que diga  que es tratar de salvar la imagen de un rey que está reaccionando con cinco años de retraso y cuando ya comienzan a arder las cortinas de su despacho y el de la Infanta, a la que salvarán de la implicación “porque la hija del rey no puede ni debe ir a comparecer ante la Justicia”. ¡Faltaría más!.

El problema al parecer no es  lo que ha  hecho él y sus fechorías sino “ante la acumulación de informaciones y comentarios aparecidos en los medios de comunicación relativos a mis actuaciones profesionales”.  Es decir, el problema es la acumulación de información  porque  sus corruptelas, deben ser “actuaciones profesionales”.  Pero lo importante para ellos  no es el hecho, sino el daño a la imagen de un monarca que no resiste una auditoría a sus actuales bienes.  Y todo el mundo callado, sabiendo como se sabe que Urdangarin cayó en la trampa pensando que la impunidad del suegro era trasladable al yerno. Si no ¡de qué se iba a meter en semejante pantano!.

 A pesar de lo que diga la nota quien ha perjudicado la imagen de la familia Irreal  ha sido el propio Urdangarin y no la acumulación de informaciones y quien debe pedir disculpas a la ciudadanía es él, así como devolver lo robado. Y eso como primera medida. Indicios hay más que de sobra.

El sábado en La Noria éste muerto no encontró dolientes. Pero les  faltó apuntar hacia el verdadero responsable que no es más que Juan Carlos I. Nacido en el seno de una familia expulsada del país tras una sesión del Congreso de los Diputados, criado y alimentado en la Corte franquista más corrupta, protegido por la censura durante la transición para que nada se supiera  sobre sus amoríos y sus negocios, las fechorías de Urdangarin han comenzado a hacer pensar a la gente que si a esta familia le falta lo único que se le pide que es la ejemplaridad ¿para qué la queremos?.  Y no es mala pregunta.  Ya lo apunté en mi libro, que a raíz de todo esto, me lo piden más y más.

En él contaba experiencias de todo tipo entre ellas algunas con embajadores.  La Carrera por antonomasia (Diplomacia) sigue teniendo el estigma del franquismo, un régimen  al que los diplomáticos de la dictadura solo reverenciaba al poder ejecutivo, porque el judicial y el legislativo estaban ahí para aplaudir. Y  lo malo es que hoy siguen creyendo que la democracia solo tiene un poder, el ejecutivo. Y tengo decenas de experiencias personales  al respecto.

Lo que me sigue extrañando es el hecho de que eso no solo  lo haga la antigua casta del régimen y las gentes vinculadas al PP,  que tiene su explicación, pero no un dirigente socialista. Y me explico. Habrán visto como a la segunda toma de posesión de la presidenta argentina Cristina Kirchner acudió este fin de semana en representación de España, Felipe de Borbón.  Lo tienen para esto, aunque nunca dé cuenta de sus viajes ni de lo que habla en sus entrevistas. Terreno vedado para el control parlamentario.  Pues bien, allí estaba a pie de escalerilla el embajador Rafael Estrella, dirigente socialista de Granada, que ha sido portavoz del PSOE en la Comisión de Asuntos Exteriores, senador y quisquilloso personaje que en su época de diputado montaba pollos a los embajadores porque no salían a recibirle al aeropuerto.  Y con razón. Lo hicieron embajador porque Duran le madrugó la presidencia de la Comisión de Exteriores.

Pues bien. Nombrado embajador político hace seis años cuando  el año pasado se organizó el Foro Parlamentario Iberoamericano en Buenos Aires , ni acudió a recibir a la delegación presidida por el Presidente del Senado ni a despedir.  Rojo protestó por el trato y Estrella se la guardó.  Cuando pasamos por Buenos Aires en octubre solo atendió a Bono, en su viaje que no coincidió con el nuestro.  Y sin embrago ahí estaba este sábado como un perrito faldero haciéndolo gracias a Felipe de Borbón que no tiene papel alguno en la Constitución, salvo suceder a su padre,  tras pasar por encima de sus hermanas.

El problema en estos años ha sido  el de este socialismo de chichinabo, complaciente con el poder, con los banqueros, con una Familia Real por la que se desviven y así les va.  ¡Que papelón el de Rafa Estrella, socialista granadino!.

En el mismo continente, Enrique Peña Nieto metió la pata hasta el zancarrón. Peña es el candidato mexicano con más posibilidades de ganar las elecciones presidenciales. Es del PRI y sin pensarlo mucho estuvo la semana pasada en la Feria del Libro de Guadalajara (Mexico).  Tras su intervención y a preguntas de un periodista sobre los tres libros que mayor influencia han tenido en su vida y, no siendo Cantinflas, lo pareció.  El tipo no supo contestar.  Porfirio Muñoz Ledo, ex PRI y ex PRD le dijo: “México no puede volver a ser gobernado por un analfabeto.  Podía haber citado a Blanca Nieves y a los sietes enanitos”.

No sé qué libros lee Rajoy ni Zapatero, pero si sé que hay políticos que no han leído un libro en su vida.  Es cuestión de  saber si les han enseñado a leer, si han aprendido a hacerlo y si les gusta.  A mi me gusta y me encantaría que junto a los libros, te vendiesen tiempo y concentración, para hacerlo. Y este fin de semana he ido de librerías y he comprado algunos.  La edición del diario del  que fuera presidente de la República Española Niceto Alcalá Zamora escrito los meses que precedieron al golpe de estado parlamentario que le obligó a dimitir por iniciativa de Azaña y Prieto.  Es muy interesante. Alcalá Zamora que había sido ministro con Alfonso XIII hizo bascular el ambiente político a favor de la llegada de la República tras una brillante intervención en Valencia que dio paso al Pacto de San Sebastian.  Católico y liberal, la derecha nunca le tragó al considerarlo un traidor y la izquierda no le defendió pues no era de los suyos.  El quiso crear un centro moderado republicano que en aquellos años de polarizaciones extremas nunca llegó a cuajar. Tiene el libro muy buena pinta. Otro es una biografía de Victoria Kent, Directora de prisiones en tiempos de la República que se peleó con Clara Campoamor a cuenta del voto de la mujer.  Amiga de Manuel de Irujo éste nos la remitía siempre ya que dirigía la revista Ibérica desde Nueva York donde escribía la oposición española.  Luciano Rincón lo hacía bajo el seudónimo de Juan de Oñate.  Cuando lo detuvieron se mantuvo el nombre pero quien escribía la crónica era Alberto Elosegui.  Otro libro es uno pequeño de quien fuera el director de El Periódico de Barcelona Rafael Nadal. Se titula “Los Mandarines” y son muy pequeñas entrevistas con gentes que mandan, pero sacándoles, en una respuesta, todo su jugo. “Federico Sánchez se despide” es el tercero. Escrito por Jorgen Semprun da cuenta de su paso por el Ministerio de Cultura y, finalmente, un libro muy didáctico que explica qué es el capitalismo, el liberalismo, el socialismo, el nacionalismo, es decir todos los ismos. Lo compré para mi hijo Iker porque en cualquier momento me hace preguntas  como  éstas: “Aita, ¿qué es el nazismo?, ¿qué es el capitalismo?”. Y el libro también  tiene buena pinta. Espero me deje echarle un vistazo. Y siempre  se aprende.

TVE ignora la presentación de la candidatura del PNV.

El sábado en el Palacio Euskalduna, el PNV presentó la candidatura para el Congreso y el Senado.  Se hacía público lo que en mes y medio de reuniones y asambleas habían decidido las bases del partido.  Tras cuatro años de acción parlamentaria exitosa en Madrid y con las manos llenas de realizaciones  y ante un escenario polarizado, nuestra formación presentaba en sociedad su candidatura. Hablaron Urkullu y Erkoreka.

El presidente del PNV reiteró que el partido va a “defender siempre el bien  de Euzkadi” en todos los lugares “donde se trate el futuro de Euzkadi”, reivindicando “el progreso y el desarrollo pleno de los vascos, el realismo económico y el apoyo al crecimiento de Euskadi como nación y en el derecho a que el futuro de Euzkadi se decide en Euzkadi y no en España”, afirmó, sin olvidar que lo que se legisla en Madrid, repercute en nuestro día a día y por eso es preciso estar donde se cocinan las decisiones..

Por la noche vi el informativo de TV de las nueve. La primera noticia era un extenso reportaje de la reunión en Málaga del Partido Popular donde teóricamente debían de haber aprobado su programa  pero, nada por aquí, nada por allá, el programa no apareció. Demostró ser un programa-fantasma ya que no dieron cuenta de él pero si de lo unido que está el PP, de lo centrado que está Rajoy, y de los codazos que ahora todos se dan, empezando por Aznar para estar cerca de la foto del gran líder emergente. Casi cinco minutos de publirreportaje. La segunda y ya más desvaída noticia  era la de Rubalcaba señalando que van a propiciar un sueldo por “político”. Seguramente se referían a un partido popular que tiene una secretaria general que gana más que el presidente de la General Motors a cuenta de la acumulación de estipendios varios. Sin embargo el cuco de Rubalcaba pasó por alto que una enmienda nuestra para que los ex presidentes González y Aznar, no acumularan consejos de administración  y cobraran luego del erario, la pasó por alto,con lo que demostraba a las claras su demagogia. Y su falta de seriedad. Y la tercera era la noticia en la que aparecía Josep Antoni Durán en un mitin diciendo que mientras los payeses no llegan a fin de mes, los del Per andaluz cobran y se van al bar. Duran haría bien en dar datos y no usar estas cosas al boleo en un mitin.

 Pero de la presentación de las candidaturas del PNV, nada de nada.  En la información  del PP no había noticia, en la del PSOE un anuncio, en la de Durán, un enfrentamiento y en la del PNV, de haberla dado, había el contenido de la presentación de unas candidaturas. Y noticia es lo nuevo, y  esta presentación era lo nuevo. Pues nada.  El Ente Público RTVE es una máquina de manipular y polarizar una campaña que va contra los basamentos democráticos  de una constitución que dicen defender, pero que irrespetan diariamente porque ésta propicia un sistema autonómico basándolo todo  en la pluralidad, pero  no en el bipartidismo. Pero para el jefe de los informativos de TVE parecería que aquí se elige un presidente de la República y no un Congreso y un Senado .Ahí está la trampa. La sucia y asquerosa trampa de una manipulación diaria.

Una más.

Zapatero baja la persiana

Desde hace 11 años y una semana el todavía líder del PSOE no faltó nunca a su cita parlamentaria. En la oposición y en el Gobierno. Zapatero siempre se ha sentido cómodo en el Parlamento, y esos dos minutos y 30 segundos, ese cara a cara entre líder de la oposición y presidente, sea estando en la banco azul o en una fila por detrás, le daba un chute de adrenalina al que le era difícil resistirse.

Fue un 14 de septiembre de 2000 su primer miércoles con José María Aznar. Preguntó al Gobierno cómo pensaba atajar la subida del precio de los carburantes, y el entonces todopoderoso presidente se burló de él en su respuesta, pidiéndole que le dijera la clave para lograr frenar al dólar y el precio del barril de crudo.

Zapatero, aquel día, no entusiasmó a los suyos. En los meses posteriores se refugió en la oposición tranquila, con el constante ninguneo de Aznar. Preguntaba por la comunidad científica, el cambio climático, la violencia de género. Y hasta los miembros de su grupo lo miraban como un bicho raro, que era incapaz de arañar mínimamente la solidez del entonces presidente del Gobierno de España.

La insoportable levedad de Zapatero se hacía insufrible, pero él disfrutaba. Hasta que a mitad de la legislatura empezó a subir el tono. El Prestige, la crisis de las vacas locas y, sobre todo, la Guerra de Irak, hizo elevar la intensidad política de sus intervenciones a medida que se acercaban las elecciones. Aunque Aznar lo seguía ninguneando.

Sólo en cuatro años bajó al banco azul y siguió siendo escrupuloso en su cita con los miércoles. Posiblemente sea el presidente que más se ha sometido a la sesión de control, eludiendo hasta citas internacionales, sólo por acudir a debatir con Mariano Rajoy apenas dos minutos y medio.

Es cierto que en la primera legislatura disfrutó más, y que en la última etapa tenía muy difícil hasta lograr el empate en el debate parlamentario con la situación en la que está el país.

Pero nadie le podrá reprochar a Zapatero que no ha sido un demócrata, que siempre ha dado la cara los miércoles, a las duras y a las más duras.

Ayer no se mereció irse como un miércoles más. A Mariano Rajoy le faltó un toque de elegancia, sobre todo ahora que dice que se lleva bien con Zapatero. Pero no lo hizo.

Zapatero echará de menos los miércoles. Creo que le gustaban más las sesiones vespertinas. Sobre todo, aquellas tardes, todavía en la oposición, en las que llegaba ilusionado y decía: “Hoy vais a tener un buen titular”. Lástima que Zapatero nunca logró entender qué es un buen titular.

La novena legislatura terminó el jueves 22 de septiembre 2011. En el Pleno de esa mañana la vicepresidenta Elena Salgado sacó adelante, con los votos del PSOE y de la izquierda el impuesto sobre el patrimonio, enseña de campaña «contra los ricos» del candidato Rubalcaba. Un impuesto derogado en el pasado y que poco podía hacer para paliar el altísimo paro de los cinco millones de desempleados, un 20% de la población activa, con la que Zapatero acababa su legislatura.

Este jueves Rodríguez Zapatero fue al Congreso, aunque Rajoy no lo hizo y cuando terminó la sesión y tras 25 años en aquella casa, puso su clásica sonrisa de plástico y dijo adiós. No lo tendrá fácil en el futuro. No creo le pidan muchas conferencias sobre cómo abordar una crisis a alguien que lo primero que hizo fue negarla. La víspera, en la sesión de control al gobierno, Rajoy le había enumerado lo que tenía que haber hecho y nunca hizo. Fue contundente para una última sesión de este tipo y apenas le quedó, muy al final y cortado por Bono, un deseo de suerte personal. Unos le atribuyeron a Bono que no hubiera sido más laxo en dejarle un poco más de tiempo para que el líder del PP hubiera tenido el gesto humano de ser generoso con quien en ocho años había discutido de todo recordando que el portavoz del PP en el Senado así lo había hecho. Pío García Escudero le agradeció y le deseó suerte en lo personal e incluso en los pasillos se saludaron con cierta efusividad. Pero eso no ocurrió con un Rajoy elevado a los altares de las encuestas y de los suyos y sobre todo ante un PSOE dándole por hecho su victoria y haciendo quinielas sobre si Gallardón sería o no ministro de defensa o de exteriores y cuál de los candidatos del PP ocuparía la silla que ese día Bono dejaba vacía: Jorge Fernández, Ana Pastor, Arias Cañete o un Jesús Posada que por si acaso sacaba a pasear su candidatura. Y es lo que más gusta en Madrid, los debates nominalistas.

No hubo despedida oficial en el hemiciclo, pero todo en el Congreso rezumaba el aroma de fin de ciclo. Rajoy dejó para los pasillos el proto­colario deseo de «la mejor de las suertes» para quien ya no volverá a ser su contrincante en las urnas y, por momentos, habló como si ya hubiera sido investido presidente, parafraseando a Zapatero: «Estoy absolutamente convencido de que España es un gran país y que, por tanto, va a superar esta situación». Fue el único punto de coincidencia. También el presidente, como en otras ocasiones, hizo gala de ese patriotismo declarativo: «Quiero expresar mi confianza plena en el futuro de este país. Esa confianza viene por lo que ha pasado en los 30 años de democracia y por la capacidad que tenemos en estos momentos de luchar contra la crisis».

Las siete «lecciones»

A Zapatero, que ni siquiera consumió el tiempo de su réplica, la bancada socialista le despidió con una ovación de sus miembros puestos en pie y con el sabor agridulce de una nostalgia anticipada. En la bancada contraria, los diputados del PP saludaron también la intervención de su líder con una ovación cerrada, pero ese jueves se mantuvieron sentados, con el rictus serio de la responsabilidad marcada en sus caras, lejos del jalear festivo de otras ocasiones. Y es que Rajoy le espetó que dejaba “una herencia envenenada”.

Rajoy tiró del más bíblico de los números, el siete, para enumerar «las lecciones para el futuro» que dijo haber extraído del mandato de Zapatero, se presume que a modo de mandamientos de buen Gobierno, aunque las recitó como un rosario de críticas: «La primera es que en economía hay que hacer un buen diagnóstico de la realidad y no engañar. La segunda es que hay que gobernar con un plan, no con ocurrencias, improvisaciones y pensando sólo en las próximas 24 horas. La tercera es que no hay que generar falsas expectativas. La cuarta es que hay que hacer previsiones razonables, tanto de crecimiento como de empleo. La quinta es que no se debe gastar lo que no se tiene. La sexta es que en economía hay que hacer reformas y que no se puede pretender vivir constantemente de la herencia. Y la séptima es que no se puede gobernar sólo por decreto ley».

Zapatero, como quien ya está por encima de los juicios políticos, se limitó a reivindicar -sin levantar la voz- todo el empeño puesto en «el combate durísimo» que ha librado para hacer frente a «la cri­sis más grave desde hace 80 años», sin que España haya caído en el mismo precipicio que Grecia, Portugal o Irlanda -citó los tres países- y contribuyendo, al mismo tiempo, a que «el modelo europeo del Estado del bienestar pueda seguir adelante». Todo eso, se­gún destacó, se ha traducido en reformas que «darán efecto», llevadas a cabo a la vez que se «ha preservado al máximo la cohesión social».

En su adiós parlamentario -no será diputado en la próxima legislatura-, Zapatero volvió a asumir en primera persona la principal responsabilidad por el desbordamiento del desempleo: «Me siento responsable de la muy elevada tasa de paro y, por supuesto, no puede dejarme en absoluto satisfecho». Pero también reclamó el reconocimiento de otro dato que ha caído en el olvido: «Con este Gobierno llegamos a la tasa de paro más baja en la legislatura anterior. Por tanto, alguna circunstancia habrá que explique las dificultades que hemos tenido». Y salió del hemiciclo acompañado de Rubalcaba. La renovación zapateril terminaba con esa foto.

Todos en campaña

Pero, no siendo ya Zapatero candidato, el interés por este último duelo se vio bastante menguado, como pusieron de manifiesto las tribunas de prensa y de público semivacías. Aun así, quien más y quien menos aprovechó para hacer su campaña.

Así, el portavoz del PNV, Josu Erkoreka, proclamó que corren «malos tiempos para la lírica del autogobierno». Y es que, a su juicio, «parece cuajar un intento concertado (PP-PSOE) para acabar con el Estado autonómico recuperando competencias transferidas.

En el hervidero del pasillo, en la salita contigua, Pérez Rubalcaba le reclamaba al PP pidiera perdón porque la víspera catorce jueces de la Audiencia Nacional habían decidido que no había pruebas suficientes para encausar a los tres procesados del caso Faisán. Y Rubalcaba respiraba pues ese podía haber sido otro boquete más y, quizás el más importante, de una fuga de votos en la inmediata campaña con el agravante de que todos los méritos que había ido acumulando en la lucha contra ETA, quedaban opacados ante la virulencia e insistencia del PP tratando de demostrar que había «colaborado con banda armada» al propiciar un chivatazo para que una serie de miembros de ETA huyeran antes de que llegara la policía. Y se le veía a Rubalcaba encendido en su protesta.

Otro de los temas callejeros de ese día era la huelga de la educación en Madrid contra la presidenta Esperanza Aguirre que había decretado dos horas más de trabajo a los educadores a cuenta de los profesores interinos. Y ahí los sindicatos empezaban a enseñar su cabeza como anuncio de que si ganaba el PP las elecciones uno de los agentes de oposición contra ese nuevo gobierno iba a ser el sindical. Pero nada de esto parecía importarle al candidato Rajoy que ese lunes había presentado un libro con su biografía en un salón a reventar. Entraron 600 personas pero si hubiera habido un salón para sesenta mil, allí habrían estado todos, como así estuvieran ante un nuevo Cristo de Medinaceli que se sentía ya presidente pues hasta Aznar, al lado suyo, le ensalzaba fervorosamente. El poder es una miel que atrae a las moscas de una manera infantilmente boba pues hace que la gente pierda hasta una mínima compostura. Aznar recordaba que había dejado en 2004 el país más prospero de toda la historia de España mientras reclamaba una gran mayoría del PP de cara a la cita del 20 de noviembre. «Rajoy recibirá la peor herencia institucional, económica y social que puede legarse a un gobierno. No habrá nada que poder continuar y sin embargo todo por reconstruir «decía el ex presidente que hizo famoso aquello de «váyase Sr. González».

Menos mal que todavía quedaba alguien en el mundo socialista con más moral que el alcoyano y que ante la virulencia de los ataques y el desfondamiento total del PSOE decía, como lo comentó Elena Valenciano en Ferraz, que había margen para la remontada aferrándose a los tres millones y medio de indecisos que decía estaban a punto de ser movilizados. Pero ya Zapatero para ese entonces estará de “supervisor de nubes acostado en una hamaca y mirando al cielo” como dijo en Moncloa en un acto en homenaje a un catedrático de León, profesor suyo diciendo que así quería pasar el resto de sus días como mejor destino, recordando a Ramón Gómez de la Serna.