Ojalá la política aburrida fuera noticia

A las sociedades democráticas las vertebran los partidos políticos. Es el cauce por el que los ciudadanos expresan su voluntad delegando con su voto en los representantes que eligen, la ejecución de un programa. Pero también se delega esa representación por afinidad personal, por costumbre, por hechos familiares, por simpatía, por odio, por creencia en una buena gestión, por lo que sea. Así ha sido diseñado un sistema que con sus contrapoderes y controles permite a una sociedad avanzar tratando de cumplir lo que pide la mayoría con respeto a la minoría.

La clave para que esto funcione bien es tener una idea muy clara: la democracia es un régimen de opinión pública y un plebiscito permanente. También suele hacer falta una sociedad madura y preocupada y que tenga el suficiente juicio para que no le metan gato por liebre.

A raíz de las concentraciones en diversas plazas del estado español comentaba el economista y escritor José Luis Sampedro que no estamos educados para pensar. Hacía mucho hincapié en que hoy la opinión pública es mediática y moldeada a imagen de lo que le interesa el poder económico. «Se fomenta el bipartidismo, no hay cauces suficientes de participación, a la izquierda no la representa el partido socialista, y la crisis de valores es tal que se sustituyen valores por intereses».

Detectada la enfermedad ¿cómo se cura?. ¿Con asambleas en las plazas?. .¿Con manifiestos del tipo «Yo acuso»?. ¿Con una verdadera separación de poderes?. ¿Con listas abiertas?. ¿Apelando al gendarme necesario?. ¿Echando la culpa de todo a los partidos para tratar luego de sustituirlos por un sistema asambleario callejero?.

No es fácil dar respuesta a ésto, pero si es conveniente tener algunas ideas claras. Por ejemplo esa petición de listas abiertas para elegir a los representantes en los parlamentos. Esa posibilidad ya existe a la hora de elegir a las senadoras y senadores. Usted en las tres casillas puede poner la x en la candidatura que quiera. Pero ¿se hace?. En muy pocos casos. Quizás por comodidad, quizás por desconocimiento, quizás porque no se valore al Senado; por lo que sea. Pero la posibilidad de listas abiertas existe ya. Que no se use o se use mal es otra cosa.

¿Y por qué no listas abiertas para el Congreso?. Es una posibilidad, pero también en una Cámara se busca una cierta homogeneidad para poder trabajar. Los diputados y senadores no solo representan territorios sino, tras ser elegidos, han de formar parte de comisiones específicas. No todo el mundo tiene elementos de juicio en todo a la hora de tomar decisiones sobre leyes que afectan a toda la sociedad y un mínimo de coherencia y de sapiencia, se impone. Un parlamento no es una heladería de tutifruti. Es algo mucho más serio.

Paralelamente a esto siempre se dice que una democracia seria es una democracia aburrida. Mala cosa es una sociedad del espectáculo, trituradora de personas, de situaciones y necesitada, todos los días de cambiar el guión de la película. Quiero decir con esto que ésta democracia en la que vivimos basada en la opinión pública está muy mal alimentada informativamente hablando. Y me explico. Los proyectos de ley suelen ser fundamentalmente muy concretos y muy políticos. Necesitan importantes espacios de discusión sosegada y a veces muy técnica. Temas muy poco apasionantes si no hay de por medio algún interés que le convierta en espectáculo. Por ejemplo la ley Sinde, o la ley sobre el Aborto, o sobre la Custodia Familiar o la de Tropa y Marinería. Debates que no tienen el morbo de la traducción simultánea de los tres idiomas cooficiales, o los negocios de intermediación del hijo de Chaves, o cosas parecidas. Pero junto a esto, que es lo excepcional, hay una acción parlamentaria ignorada y oscurecida. Por ejemplo. En el último pleno del senado se discutieron y aprobaron seis proyectos de ley que inciden de alguna manera en el día a día de nuestras vidas. Fueron estos:

-Proyecto de Ley de regulación del juego; sobre derechos de información y consulta de los trabajadores en las empresas.

-Proyecto de Ley de reforma de la Ley de Arbitraje

-Orgánica complementaria, de Arbitraje para la modificación de la Ley Orgánica, del Poder Judicial.

-Responsabilidad civil por daños nucleares o producidos por materiales radiactivos.

-Proyecto de Ley de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación.

¿Vio usted reflejada una sola letra de estas discusiones en Ia prensa escrita, o en los medios audiovisuales?. Ni una. ¿Vio usted alguna letra de la comparecencia de la Directora del Instituto Etxepare en el Senado?. Ni una. No se hablaba de Bildu, luego no era noticia. Y lo normal, lo solidario, lo colectivo, el acuerdo, jamás es noticia, de tal manera que el ciudadano va conformando su opinión en base a impactos negativos un día sí y al otro también. No es extraño pues que con estas impresiones, una persona en paro y siendo espectador de espectáculos poco edificantes coja el petate y se vaya a la plaza más próxima y diga, como le acabo de oír a uno de éstos jóvenes argumentar así: «No nos interesa la política, lo nuestro son los problemas de la gente”. Y es que a este chaval nadie le ha debido decir que si algo es la política es ocuparse de los problemas de la gente y que si hay alguien que falle, prevarique, sea corrupto o maltrate a su mujer, eso es la excepción y para eso están los jueces.

Me dicen que el color de los «indignados» va a ser el amarillo y que van a crear una plataforma. Les deseo suerte.

Ojalá cuenten con el mismo tratamiento mediático que su gran sentada y ojalá la política aburrida sea noticia. Si lo fuere, otro gallo nos cantaría a todos.

Los indignados deberán afinar algo más

Una de las peticiones de los «indignados», entre otras, es la eliminación de la inmunidad asociada al cargo. Me imagino se referirán a los diputados y senadores que según consagra Ia Constitución en el artículo 71-1 dice lo siguiente: «Los Diputados y Senadores gozarán de inviolabilidad por las opiniones manifestadas en el ejercicio de sus funciones».

Eso es lo que dice. Y me imagino que éste articulo trae causa de momentos en la historia en las que el poder real o quien lo ejerciera era tan arbitrario que si no le gustaba lo que un electo decía se lo cargaba o encarcelaba. La inviolabilidad no nace para cubrir corruptelas, sino para garantizar la libre acción política y la libertad de expresión. Confundirlo con la impunidad como parece que es lo que pretenden poner en cuestión todo, solo nos indica que su modelo es la acracia o una sociedad no regida por el derecho.

Pero puestos a ello podían meterse con otro artículo de la Constitución, éste especialmente grave. El 56-3 dice esta perla: «La persona del rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad”. ¿Por que los indignados no dicen nada ante esta patente de corso que ningún país europeo tiene en su Constitución. El rey pues es «irresponsable». No responde ante nadie. Ni ante Dios, ni ante la historia. Ante nadie. Y así nos va.

En relación a los diputados y senadores si alguien, fuera del ejercicio de sus funciones, delinque, tiene ante sí la figura del suplicatorio, que consiste en levantarle al parlamentario su inviolabilidad para que pueda ser juzgado. Así de claro.

De hecho hay ejemplos varios en esta legislatura de senadores que antes de que se pidiera un suplicatorio contra ellos, dimitieron, como el caso de Luis Bárcena, gerente del PP. O éste último (30 de mayo) de Lino González Melitón, un profesor de educación secundaria de Navalmoral de la Mata (Extremadura), socialista, que acaba de dimitir acusado de dos delitos de abusos sexuales a menores en 2008.

Deberían afinar un poco más los »indignados” ya que la acción política tiene sobrados instrumentos para hacer frente a casos de éstos que además nada tienen que ver con la política. Mucha de la razón que tienen la pueden perder si no son más rigurosos en sus críticas.

Un rato en la Puerta del Sol

Pasé el martes a eso de las ocho por la Puerta del Sol. La plaza estaba atiborrada de gente. Había pasado antes por la Plaza de la Opera donde vi unos tres círculos de gente joven discutiendo, hablando, argumentando de forma muy tranquila. Lo mismo en La Puerta del Sol con la diferencia de que en esta plaza había tiendas de campaña, toldos, chiringos, algunos bastante sucios y acumulando cartones y plástico. Y, por todas partes, carteles, letreros, frases. Algunas muy ingeniosas, otras banales.

El espectáculo era insólito y muy interesante. Había gente mayor, pero era la menos. La mayoría estarían entre la treintena y la cuarentena.

Al pasar me dieron un manifiesto que en líneas generales podría firmar el PNV. Pedir la separación de poderes: Ejecutivo, Legislativo y Judicial es denunciar una evidencia. ¿Quién designa el poder judicial sino el PP y el PSOE?. ¿Es normal que no se pueda controlar de verdad al poder ejecutivo?. ¿Es normal que el rey sea intocable?.

Se pide transparencia informativa en todos los niveles del estado. Pues claro. Se piden medidas para incentivar y facilitar la participación ciudadana en la vida política, y la obligación de consultas en temas clave. Mayor facilidad para solicitar referéndums por iniciativa popular, posibilidad de revocar leyes y cargos electos mediante consulta popular. Totalmente de acuerdo. ¿No era eso lo que quería el Lehendakari Ibarretxe?.

Piden el endurecimiento de la lucha contra la corrupción. Muy de acuerdo. La pasividad actualmente vigente y la lentitud en el castigo es sangrante.

Y así todo.

De eso estuve hablando con varios jóvenes que de manera educada me abordaron. Les hablé de las listas abiertas del senado, de las consultas populares, del trabajo sordo que se hace en las instituciones y no se conoce. De ir abandonando la política espectáculo y les propuse que cuando acabe la presencia en La Puerta del Sol entreguen el manifiesto a todos los partidos y busquen el compromiso de los mismos y tras cuatro años, se erijan el tribunal público a la hora del análisis de lo hecho y de petición de responsabilidades, con señalamiento público a quien no cumpla lo prometido en el programa electoral. Porque no todos los partidos pensamos lo mismo, ni somos lo mismo. Y lo peor es la generalización en la crítica. Este movimiento debería convertirse en un gran notario y fiscalizador de la realidad. Y actuar ante la opinión pública. Sería bueno para todos. El ojo público es fundamental.