En Gernika en el 75 Aniversario

Hace 75 años, el alcalde de Ondarroa se llamaba José María Solabarrieta dejó su pueblo para ir a Gernika a votar para elegir al primer Lehendakari de la historia, el diputado del PNV, José Antonio de Aguirre. Nunca pudo volver. Seguramente esa noche saludó a Santiago Aznar, el nuevo consejero de Industria de aquel primer ejecutivo. Era uno de los tres socialistas de aquel gobierno que nacía con un programa común muy progresista. José María Solabarrieta y Santiago Aznar, fueron los dos abuelos de mi mujer María Esther Solabarrieta Aznar. Por parte de padre, Solabarrieta y Aznar por parte de madre. Exiliados los dos se reencontraron en Venezuela ya como consuegros. La historia vasca da estos hechos.

Solabarrieta pudo volver a fin de los cuarenta a Ondarroa y su muerte fue todo un acontecimiento. Aznar fue consejero en el exilio hasta 1946 pero por ser leal al Lehendakari, tuvo que dimitir. Está enterrado en Caracas.

Hoy era María Esther quien tenía que haber estado en Gernika. Seguramente nadie como ella tuvo hace 75 años a los dos abuelos siendo protagonistas de la historia, pero una dolencia lumbar le ha impedido acudir a esta ceremonia y me ha tocado a mí hacerlo, que lo he hecho encantado de tal forma que cuando al llegar a la entrada de la Casa de Juntas allí nos recibían los tres Lehendakaris, Garaikoetxea, Ardanza y Patxi López. Les he dicho que yo iba allí como socialista. La foto de los cuatro riendo tiene ese motivo. Allí estaban también los familiares de Leizaola, Nardiz, Espinosa, Toyos, Gracia, Eliodoro de la Torre,… El acto ha sido correcto y a veces emotivo. La visión de un video, solo con la ausencia inmerecida de Leizaola, ha hecho emocionar a más de uno. Ver resumidos en diez minutos 75 años de historia, desde aquel 7 de octubre hace que uno llegue a la conclusión de que solo cuando la gente se pone de acuerdo para hacer cosas esta sociedad funciona. Evidente. Guerras, bombardeos, exilios, y terrorismo por una parte, para lograr nada y por la otra, universidad, televisión vasca, estatuto, jóvenes generaciones y apuestas de convivencia, hacían del balance toda una lección.

Ha comenzado el acto con el Himno Vasco que suena en aquella Casa de Juntas, de maravilla. Ya me lo dijo en su día Carmelo Bernaola: es un himno hecho para ceremonias y de una cadencia magnífica y solemne. Cleto Zabala acertó. Después del video habló el Lehendakari Patxi López. Arrimó el ascua a su sardina pero estuvo bien, cuidando los detalles y tratando de que todos se vieran comprendidos en sus palabras. Y se cerró el acto con el Agur Jaunak.

Todo como he dicho, correcto, aunque he echado en falta un salón atiborrado. Allí solo estábamos el actual gobierno vasco, los ex consejeros que ha habido y acudido y los familiares. Pero un acto de esa envergadura requería una mayor representación política, institucional y de la sociedad en todos sus estamentos. Una pena.

Después, en el salón contiguo, donde aquel primer gobierno vasco se sacó aquellas históricas fotos, ha tenido lugar un lunch. Allí he saludado a consejeros que hacía mucho tiempo no había visto como Félix Ormazabal, Juan Carlos Isasti, Ángel Larrañaga, Alfredo Marco Tabar, Inaxio Oliveri, Patxi Ormazabal, Juanjo Pujana, Txabi Balza, Joseba Arregi, Martin Herrera, Javier Lasagabaster, Ramón Labayen,….y los actuales, Ares, Mendia, Bengoa, Urgell, Celaa, Salinero, Alfaro,…he conocido a la letrada Mayor del Parlamento Vasco, discutido con Benegas, y hablado con José Luís Bilbao del desayuno que la víspera había ofrecido en el Ercilla. Todo relajado y en buen plan. Daba gusto. Todo un oasis.

En la salida he recogido el obsequio que consistía en una copia del primer estatuto y el actual.

Me quedo con la pena de que este día no fuera consagrado por acuerdo de todos como el día nacional de Euzkadi, en lugar del 25 de octubre, fecha del segundo estatuto porque aquel primero tuvo el encanto y la fuerza del primero y el de la solidaridad y sobre todo, el del nacimiento de Euzkadi como cuasi estado, a pesar de que las dos terceras partes de su territorio estuviera ocupado por unos militares sublevados. Pero allí, en Gernika, hace ahora 75 años, nació un gobierno fuerte, solidario y cuyos hombres, la mayoría están enterrados en el exilio. Todo un dato. Y eso en política tiene un valor. Un gran valor. O debería tenerlo.

¿Quo vadis PSE?

No sé si ustedes recordarán la escena. Sucedió hace dos años y tres meses. El PNV había ganado las elecciones de marzo, e iniciaba la ronda de conversaciones con el partido socialista que había quedado en segundo lugar. La reunión fue convocada en Sabin Etxea y además de Iñigo Urkullu y los cuatro presidentes territoriales, se encontraba el lehendakari en funciones, Juan José Ibarretxe. La escena, que recuerdo con nitidez, fue ver en todas las televisiones ir acercándose a Sabin Etxea, por la Plaza Albia y a manera de los hombres de Paco a Jesús Eguiguren, Rodolfo Ares, José Antonio Pastor, Iñaki Arriola y Txarli Prieto. Llegaron pues pisando fuerte y seguros de lo que hacían.

El EBB les propuso un pacto de gobierno en Euzkadi con su correspondencia en Madrid en un gobierno de coalición presidido por Ibarretxe. El pacto se extendía a las Juntas Generales y al apoyo del Grupo Vasco en las Cortes en Madrid para sacar adelante un programa. Previamente, en los mentideros, se había comentado que el PSE podía estar dispuesto a ello pero solicitando al PNV que cambiara su candidato a Lehendakari; que en lugar de Ibarretxe fuera otra persona. Pero tras la propuesta del PNV de un acuerdo programático, tomó la palabra Jesús Eguiguren y de forma categórica dijo a los presentes:

“Se dice que ponemos en cuestión a la persona del Sr. Ibarretxe para mostrar nuestra negativa a colaborar con ustedes en lo que nos proponen. Y no es así. Nuestra objeción de forma y fondo no es con el Lehendakari sino con el PNV, por lo que no aceptamos su planteamiento”. Y de esa forma se verbalizó lo que desde la noche electoral había sido casi una evidencia. Un frente político llamado “constitucionalista” entre el PSE y el PP, tomando como argumento la existencia de la violencia en Euzkadi, como si el PNV fuera responsable de la misma, o como si la cúpula del PSE en su día no hubiera montado una violencia paralela para combatir a ETA bajo las siglas del Gal. Y así se consumió aquel “golpe institucional” que rompía una tradición de acuerdos entre el PSE y el PNV desde la discusión del Estatuto, tras haber corregido con aquella discusión estatutaria, aquel otro golpe dado al PNV y a la figura de Juan de Ajuriaguerra en 1978 al apoyarse en UCD para elegir a Ramón Rubial como primer presidente del Consejo General Vasco. Conviene también recordar como se traicionaron todas las apuestas con Navarra tras haber ido juntos en el Frente Autonómico en 1977.

Al muy poco vino todo lo demás. No se respetó la candidatura de Izaskun Bilbao como la persona a presidir el Parlamento Vasco y se apoyó, por parte del PSE, a una parlamentaria gipuzkoana del PP, que no sabía euskera para esta representación. Y al poco y teniendo mejor derecho, se le quitó a Paulino Corcuera como senador para apoyar al PSE a la candidatura del PP al Senado, dejando al Grupo Vasco en el Senado en situación harto precaria que le hizo pactar con el Bloque Nacionalista Gallego para no perder su Grupo Parlamentario.

Y todo esto, sin haber existido un mínimo reconocimiento público ni privado por parte de Patxi López al PNV por haber ganado las elecciones. No parece ser lo fuerte del Sr. López felicitar al adversario, ni reconocer errores propios. De hecho, en esta ocasión ha tardado diez días en hacer una mínima autocrítica sobre la deblace electoral sufrida por el PSE en las últimas elecciones municipales y forales. Por lo menos Odón Elorza, dimitió como alcalde. Patxi López sin embargo no apareció la noche electoral sino que tras su fracaso se metió de redentor en el PSOE para decirle a Zapatero que convocara un Congreso. Toda una conjura contra el presidente que le había aupado a la Lehendakaritza en los momentos de mayor penuria política para el político leonés. Todo un amigo.

Ahora, tras una breve reflexión, nos  anuncian una Conferencia, después de la del PSOE, para analizar como  volver a sintonizar con la gente que le acaba de dar la espalda. Lo tienen claro. En Navarra permitirán a la derecha gobernar; en la margen izquierda, algo incomprensible, se  apoyarán en el PP para lograr ayuntamientos y en Araba pagarán al PP su apoyo al gobierno de Patxi  López. El PP, con un mal resultado electoral en el conjunto de Euzkadi, sigue condicionando la política del gobierno de López, que es quien manda en el Frente. Y ahora, como no da la suma PP más PSE, Egiguren propone un pacto con el PNV. Pero Basagoiti le dice en su más desvergonzada afirmación: “Espero que el compromiso de López a no pactar con Bildu sea más verdad que cuando López dijo que no pactaría con el PP”.

Cuando un partido se vacía de ideología, y no quiere que haya “excursiones” a Madrid para lograr cosas que refuercen Euzkadi. Cuando se tienen celos propios de un agudo complejo de inferioridad. Cuando da lo mismo pactar con el PP, y se veta a Bildu, tras haber dicho que sería bueno concurriera a las urnas. Cuando funcionan como un boxeador noqueado sin planes ni  liderazgo, es normal lo que están viviendo.

En nuestro caso seguimos teniendo claro que hace dos años les propusimos gobernar Euzkadi  con acuerdos en Madrid pero siguen sin analizar objetivamente en qué  situación se encontrarían unos y  otros de no haber transitado el atajo de pactar con un PP con el que están a matar en España, por el simple  placer de  llegar a Ajuria Enea sin haber ganado  las  elecciones. De aquellos polvos, estos lodos.

Mientras, en la actual situación peculiar en la que nos encontramos, con un poder débil en Madrid trabajamos  para logar dos  cosas: desarrollar totalmente el estatuto de Gernika y  tratar de que el PP no tenga dentro de un año mayoría absoluta en las Cortes  Generales, porque si ésta se produjera, no habría ni  Bildu, ni  Sortu, ni estatuto, ni competencias, ni nada. Aznar nos vacunó.

El secreto está en la Secretaría

Hace tres meses escribí sobre la clave de la renuncia de Zapatero a su tercera candidatura a la presidencia del gobierno. No era como dijo algo que lo tenía pensado, aunque no anunciado. Esa fue una mentira, porque si las encuestas le hubieran sido favorables, su candidatura estaba hecha. Mintió. Pero se reservó una carta que entonces no dijo y que yo supe por confidencia de un socialista de su entorno. Se iba aparentemente, pero quería conservar la secretaría general del PSOE y seguir siendo diputado. Se presentaría Rubalcaba, y cuatro años después si ganaba bien, y si perdía ahí estaba él, Zapatero, que había dejado una economía encausada. Ese era el plan.

Pero nadie tuvo en cuenta el maquiavelismo de Pérez Rubalcaba. Este le  sugirió al oído a Rodolfo Ares y a López que plantearan un Congreso en el PSOE. Eso le permitiría a él optar no solo por ser la cara electoral, sino ostentar la secretaría general, el que hace las listas y el que manda, y si perdieses, tenía cuatro años mangoneando en las Cortes.

Esto irritó sobremanera a Zapatero que se sintió traicionado por alguien que había prohijado, como Patxi López, sobre todo  cuando hace dos años, le permitió pactar con el PP y llegar a Ajuria Enea, y lograr por tanto tener al PNV enfrente en aquel inicio de la legislatura sin ninguna mayoría. Por eso el cabreo del jueves  fue de tal magnitud que ese mismo día dio luz verde para que aquellas transferencias que desde febrero estaban bloqueadas a cuenta de su financiación, de repente, en 24 horas y por arte de magia se hicieron posible. Y ahí están.

Zapatero está comprobando en carne propia que la política es complicidad sin amistad y que él valía en tanto en cuanto ganaba. Ahora cuyo olor a cadáver es evidente, las filas de amistades se clarean. Pronto quien olerá a rosas será Rubalcaba.

Pero esa clave de la secretaría general ya la dijimos. Lo que me extrañó fue que nadie hablara de ésto. Y ahí estaba  la clave.

De momento salvan los muebles, pero las navajas están muy afiladas. Tras siete años de aplausos, carantoñas, silencios, aguantar el relevo de la vieja guardia, las tripas del PSOE están muy ruidosas. La cara ayer de Carmen Chacón no era más que un apunte de lo que digo.

En este momento todo el PSOE confía en este flautista de Hamelin que es Pérez Rubalcaba, pero él lo quiere hacer con su equipo. Y un apunte final: el gran perdedor ha sido López. Ya tiene menos amigos en Madrid. Ya no es el mirlo blanco. Y le pasarán factura por lo hecho. Solo que como la venganza es un plato que se sirve frío él solo sabe que la cuchilla no le llegará ahora. Pero es solo cuestión de tiempo.