8 de noviembre de 2011
España sigue siendo una y del Real Madrid
Lo dijo Manuel Campo Vidal, moderador del debate entre Rubalcaba y Rajoy y presidente de la pomposa Academia de las Artes y del Cine Español: “Antes de entrar estuvieron muy relajados y hablaron de la goleada que el Real Madrid le propinó al Osasuna”. Buen resumen para que tomen nota los navarros lo dicho por un cántabro y un gallego, haciendo política en Madrid.
Para unos ganó Rajoy, que no se comprometió más que a no subir las pensiones, y para otros, Rubalcaba que tenía tras de sí la mochila con cinco millones de parados, pero quien perdió fue la democracia. El debate fue letal para lo que los socialistas consideran la “España plural”. Y el miércoles reiteran el abuso. Volverán a estar ellos, el PP y el PSOE, junto al resto en otro debate como si de unas elecciones presidenciales se tratara, cuando se eligen 350 diputados y 211 senadores. Y tal abuso tiene un nombre: se le llama prevaricación.
Todo estuvo enlatado, pesado y medido hasta el paroxismo. Incluso la foto final de toda esa pomposa Academia, de no se que, con los candidatos e incluso la despedida en la puerta, todo iluminado y esperando el coche. En una España en crisis el montaje costó noventa millones de las antiguas pesetas. Hubo que habilitar, no sé para qué, pupitres para 660 periodistas, 80 medios de los cuales 10 eran extranjeros. ¿Para qué?. Con un fotógrafo y una cámara podían haber hecho el trabajo ya que no pudieron ejercer su función los 660 periodistas y además, todo estaba centralizado.
Cuando uno ve tal abuso de poder, tal desprecio a la pluralidad, tal despliegue y derroche de medios, se da cuenta que ese mundo madrileño no es su mundo y que hechos de prevaricación de esta calaña hacen más abertzales muchas lecturas. España sigue siendo Una, del Real Madrid, centralista y no plural. Eso es lo que vimos ayer en un debate a dos que atentó contra la democracia.
Y Campo Vidal, encantado de haberse conocido y emocionado porque los dos candidatos hubieran aceptado su invitación. De vergüenza.