Sábado 10 de Diciembre 2011
La patadita del Senado – ¿Qué democracia es ésta que todavía no sabemos los nombres de los integrantes de las Mesas? – Partitocracia abusiva – Claveles sobre mi tumba
«¡Piii!» suena mi móvil. Lo abro. Mensaje del Senado. Dice lo siguiente: “Desde inicio día 13 interrupción servicios correo electrónico e Intranet a Senadores IX Legislatura. Reanudación Servicios a Senadores X Legislatura al final día 13″. Seco y cortante mensaje para decirles a los no reelegidos, y a los que se retiran, que si te he visto no me acuerdo. Se rompe así el último cordón umbilical que les quedaba a los elegidos hace cuatro años con la Cámara en la que han vivido. Dicen que lo peor que le puede pasar a un político es que su teléfono no suene, pues esto se hará carne el martes y 13. Buen día, para anunciarlo.
Es lo único que se sabe de la sesión del día 13. Que nos quedamos sin conexión. Houston, tenemos un problema. Pero lo es en grado máximo el hecho de que a tres días de las Magnas Asambleas nadie sabe quiénes serán nuestros ilustres rectores de las Mesas del Congreso y del Senado. Lo dirá Moisés tras bajar del Sinaí el lunes. Y a esto se le llama «democracia parlamentaria”. Los diputados y senadores solo tienen derecho a votar si, no, abstención. Pero a nada más. Y sería bueno que por lo menos eligiéramos a nuestros mandamases por cuatro años. No. Es el dedo divino quien baja del cielo y lo dictamina. Y, en principio, se lo reparten a dos, PP y PSOE, y si os portáis bien, puede que entre CIU, y puede que entre IU. ¿No sería mejor que entraran todos los Grupos de la Cámara con voto ponderado?. Pues sí. Sería más democrático y participativo. Pero no se hará. Una mano, lavará la otra. Y luego los que hacen estas chapuzas se quejan de que a la gente no le motive la democracia. Normal. EI guión, ya está escrito. A aplaudir.
Sobre esta partitocracia abusiva hablaba Gabriela Cañas el otro día en “El País”:
“De la partitocracia hay abundantes señales. Las más obvias son los sistemas cerrados y casi siempre por aclamación mediante los cuales los partidos encumbran a sus líderes y la numantina resistencia de las grandes formaciones a perder los privilegios que les otorga un reparto de escaños evidentemente injusto. Porque la distancia que hoy castiga en escaños al PSOE frente al PP puede volverse en su favor en los próximos comicios y viceversa. Los partidos se aferran al poder conquistado y rechazan también la posibilidad de perder puestos de trabajo en los que colocar a los suyos, bien sea en las Diputaciones, bien en el Congreso, bien en el Senado, bien en las Administraciones autonómicas”.
Pero no solo hay que abordar todo lo que venga- del Senado, sino, ¿por qué no? con la Casa Real hasta ahora intocable y superprotegida por la censura. El espectáculo de estos días con sus desmentidos habla bien de la crisis existente. Y habrá que preguntar el por qué el CIS no inquiere al ciudadano sobre esa inmensa corrupción.
El CIS del pasado octubre también revelaba que para el 29,7% la Casa del Rey suscitaba poca o ninguna confianza, un dato que José Luis Dader tilda ya de «peligroso» para los intereses de la Zarzuela. Torres del Moral atribuye el desplome de la calificación precisamente al «halo de misterio, de ocultación, de falta de transparencia» que pesa aún sobre la Casa.
La monarquía era, en octubre, la tercera institución mejor valorada, tras el Ejército (5,65) y los medios (4,97).
Nunca me he creído estos datos, habida cuenta de las preguntas inducidas que daban estos resultados, de la opacidad del sistema y de preguntas solo para encontrar respuestas afirmativas.
Pero esto empieza a acabarse. Como la impunidad y la inmunidad de Urdangarín y ojalá de su intocable esposa.
Y finalmente el recuerdo a un republicano cántabro que acaba de morir. Se llamaba Francisco Guerra y era un médico exiliado que triunfó en estados Unidos. Enseñó Farmacología en la Universidad de Yale y publicó más de 70 libros. Pudo volver en tiempos de Franco y nada más llegar acudió al cementerio para desparramar claveles en el lugar donde los asesinos de la posguerra arrojaban a sus víctimas como a animales: ¿Qué hace usted?» le increpó el vigilante. «Echo claveles sobre mi tumba. “Pero usted está vivo”. “Sí; pero si no llego a irme, estaría enterrado aquí».
Menudo culebrón, va por el episodio 12 de alguien que hace cosas que a nadie le importa, ya que el senado no importa a nadie y los senadores menos.
Cuanto se ahorraría si se suprimiera el Senado. Cámara alta por sus gastos, no por sus obras.