No le voy a votar a Obama

Domingo 18 de marzo de 2012.
Si, ya sé que no puedo hacerlo. Pero mentalmente si. Hace cuatro años lo hice. En diciembre no lo haré. Y no es tan raro que pueda votar en América. De hecho lo haré el 7 de octubre en las elecciones venezolanas. Pero estamos con Obama. Un tipo que me ha decepcionado. Y no significa que la alternativa, Romney, me guste un pelo. Pero sé que hay una panoplia de candidaturas de las que nunca se habla de ellas. Y sé que cualquiera sería mejor que las del aspirante demócrata.
Esta semana ha recibido al primer ministro Cameron y los dos, tras pactar la política exterior inglesa a rebufo de la norteamericana, se han ido a seguir un partido de baloncesto y mostrarse comiendo un perro caliente. Muy edificante Por dos razones. No me fío de la gente cuyo gusto se centre en las hamburguesas y los perros calientes. Y lo peor. Solo una semana antes, un sargento norteamericano había matado a 16 civiles en Kandahar, entre ellos nueve niños, y había intentado quemar sus cadáveres. Que semejante fallo de control del ejército norteamericano se premie con que no se le pueda juzgar en Afganistán y que no sea probable de que vaya a ser sometido a juicio, habla mal de Obama y su humanidad. Y peor de su mal gusto estético que, con semejante baldón, se vayan a celebrarlo a un partido de baloncesto y a comerse un perro caliente. Una vergüenza. En Eruropa la gente es más comedida. Guarda mínimamente las formas.
Ya sé que no hay que extrañarse de estas conductas infantiles e irresponsables. Ya lo demostró cuando salió eufórico anunciando que habían matado a Bin Landen. La lógica de Bin Landen para matar norteamericanos es la lógica de Obama para matar a Bin Landen. La misma. Ojo por ojo y diente por diente. La ley del talión, la ley de la selva. Una obscenidad para el presidente de una democracia occidental el jactarse en vivo y en directo de la muerte de un ser humano por muy criminal que éste sea. Aquello me dio asco y me creó una total desafección con el personaje.
Pero hay más. Prometió acabar con la vergüenza de Guantánamo y esta base sigue ahí abierta y sus prisioneros sin posibilidad de juicio alguno.
Ahora, no en función de como va a dejar al pueblo afgano sino de sus exclusivos intereses electorales estudia la posibilidad de retirarse de aquel conflicto. Y no por razones humanitarias, sino por razones electorales. Y una constatación. Si lo hace, el gran demócrata Obama, habrá dejado un país como Afganistán sin la democracia prometida, sin derechos para las mujeres y siendo un paraíso para la corrupción. Vaya balance para la millonada que han invertido, las muertes que se han causado y la destrucción que dejan. Y todo rodeado del glamour de ser la potencia más importante del mundo y que además viven mirándose al ombligo. A su sucio ombligo.
Un siquiatra norteamericano que escribió en su día un libro “Bush en el diván” acaba de hacerlo sobre Obama y le ha criticado que en los dos primeros años en los que tuvo mayoría para hacer cosas, no le hincó el diente a nada serio en esos dos años de gracia. La reforma sanitaria salió capitidismuída, no se enfrentó al gran capital de Wall Street como prometió y demostró que no es un peleador, sino una especie de profesor que busca que le quieran todos, por lo que no es un político transformador sino un tipo mesiánico que busca que le quiera todo el mundo y ahora hace, lo que los republicanos harían. Y para ese viaje no hacían falta semejantes alforjas. Una verdadera pena.
En relación a Israel, las cosas están como siempre, Irán se le sube a las barbas y en Siria es incapaz de parar la hemorragia. Y en relación a Sudán ha hecho falta que George Clooney se manifieste contra la escalada de violencia en el país africano que amenaza a medio millón de personas. ¿Y qué hace Obama?. Nada.
Por eso me gustaría que perdiera las elecciones y en su lugar ganar alguien con coraje para hacer lo que Obama prometió y ha sido incapaz de cumplir. Por eso no le voy a votar. Y sé que cuando se entere se va a llevar un disgusto. Pero él se lo pierde.

Un comentario en «No le voy a votar a Obama»

  1. Me parece que desenfoca las cosas, Senador. Usted no puede desconocer que en USA el sistema de poderes no es ´presidencialista, sin más. El Presidente, el Congreso y el Tribunal supremo funcionan de un modo que podrá no gustarle, pero que es su sistema de equilibrar el funcionamiento de sus instituciones.

    Si habla de ombligismo en serio, me extraña que no dirija la mirada también hacia lo que se hace aquí, en la CAPV y que ha venido practicando con tanta insistencia su grupo político.

    Ya es 19 de marzo. ¡Viva la Pepa!

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