Martes 17 de abril de 2012
El pasado martes 10 de abril fue una jornada dramática desde el punto de vista de la economía. La presión sobre España se mantenía: la prima de riesgo escalaba hasta los 434 puntos básicos y la bolsa caía un 2,9% retrocediendo hasta los niveles de marzo de 2009. Ese día Mariano Rajoy comparecía en el Senado. Tras el trámite de contestar las preguntas orales, salió al pasillo y se dirigía a la salida enla Plazadela Marina Españolacuando una nube de periodistas le paró en seco. Ante aquella muralla, lejos de improvisar una evasiva, no se le ocurrió mejor cosa que darse la vuelta y salir por el estacionamiento que da a una calle trasera. Algo insólito que creó mayor inquietud. Nada que ver con lo que había dicho el mes de enero: «Aquí hay un presidente que va a dar la cara y no se va a esconder».
Pero ese día, le ocurría algo más. Recibía por la mañana a la presidenta dela Comunidadde Madrid, Esperanza Aguirre. Al salir, Doña Esperanza fue clarísima al proponer que se acabe con el Estado de las Autonomías tal como se conoce, vaciándolas de sus principales competencias -sanidad, educación y justicia (el 80% de sus presupuestos regionales). La presidenta madrileña planteó que “hay que aprovechar la crisis para hacer las reformas más profundas, porque los ciudadanos están dispuestos a aceptarlas”, una idea liberal que la escritora Naomi Klein define como la doctrina del shock.
Esperanza Aguirre, que ha sido concejal, ministra de cultura y presidenta del Senado, nos comentó a Zubia y a mí, que de todas las experiencias políticas que había tenido nada como ser presidenta de Madrid. Eso era poder. Eran los años de las vacas gordas, pero en cuanto han llegado las tristes vacas flacas de lo que se trata es de soltar lastre, Si no hay un verdadero sentimiento autonómico, gobernar la escasez es muy duro.
Hace un par de años escribí un libro titulado «Extraños en Madrid». La presentación en la librería Blanquerna la hicieron el entonces presidente del Congreso, José Bono y el portavoz de CIU, Josep A. Duran. El primero, con su experiencia de presidente de Castillala Manchay ex ministro de Defensa dijo algo que venía a corroborar nuestras sospechas. «El café para todos -dijo Bono- fue una salida pero no una solución. Se llegó a esa fórmula porque cuando acabó la dictadura el ejército no estaba dispuesto a quela Constituciónreconociera el derecho al autogobierno del País Vasco y de Catalunya.
“Para evitar una posible sublevación se les dijo a los militares que lo mismo que se le iba a reconocer a vascos y catalanes se reconocería también al resto mediante la formación de distintas comunidades autónomas».
Dicho ésto por un ex ministro de Defensa y ex presidente de Castillala Manchano deja de resumir lo que ha ocurrido estos treinta y tres años. EI café para todos se convirtió en achicoria para todos, no se resolvió el problema de encaje y de autogobierno de Euzkadi y Catalunya y se crearon quince problemas artificiales que como grandes gargantúas ha disparado el déficit a espacios siderales. Parlamentos, televisiones, aeropuertos, estaciones de tren sin viajeros, cargos públicos… Y encima, regiones convertidas en nacionalidades cuando su identidad es claramente la española, y accediendo al máximo competencial por el articulo de las nacionalidades. Pero la fiesta ha tocado su fin y Esperanza Aguirre no ha hecho más que verbalizar lo que Bono explicó.
Ese mismo día Artur Mas en el parlamento catalán, conocedor de las declaraciones dela Sra. Aguirre, pedía limitar la recentralización a las comunidades «artificiales». Pidió que Catalunya y el País Vasco quedaran al margen de lo pedido por la presidenta madrileña. Al día siguiente, en la prensa cavernaria madrileña, este tema estaba encima de la mesa pidiendo se aplicase la doctrina del shock para todos,
Antes que Esperanza Aguirre, fue presidente dela Comunidad de Madrid Joaquín Leguina. Al parecer Castilla no quería a Madrid con ella y les dijeron que fueran solos. Y montaron el arbolito. Mejor dicho, el madroño. “El invento dela Comunidadde Madrid” es el capítulo de uno de sus libros. Al hablar de la creación del himno cuenta cómo le encargaron al escritor García Calvo redactar su letra y éste escribió una estrofa que decía así: “Mira Anacleto, las vueltas que da el mundo para estarse quieto”, o “Madrid, capital de la nada”.
Con Tierno Calvan limaron estos conceptos y Anacleto fue cambiado por sujeto y “la nada” desapareció sobre el cielo dela Villa.
Hablando de ésto con el ex alcalde de Madrid Juan Barranco, el ex munícipe madrileño me dijo: “Tamames y yo éramos concejales del Ayuntamiento de Madrid y nos enteramos que se iban a reunir en Toledo una serie de representantes castellanos que comenzaban a reivindicar un estatuto para Castilla habida cuenta de vuestras demandas. Por eso, en representación de Madrid, nos fuimos a ese hotel de Toledo, pero no nos dejaron entrar. «Iros -nos dijeron desde la puerta-. Si se mete Madrid en la demanda, Madrid se va a quedar con todo, de forma que haced vuestro estatuto». Y no les dejaron entrar. Fue entonces cuando los madrileños, presentaron su proyecto de estatuto y Leguina le encargó al crítico de arte, Santiago Amón, que diseñara la bandera y encargara un himno. Y así surgió la bandera madrileña, roja con estrellas blancas, que parece la del Viet Kong y el himno al que hubo que quitarle la famosa estrofa.
No me extraña pues que a Doña Esperanza le sobre la Autonomía.