Viernes 6 de julio de 2012
Finalizando la legislatura anterior recibí en mi despacho del Senado un informe anual sobre Latinoamérica realizado por una Consultoría presidida por el ex ministro y portavoz parlamentario, así como Consejero del Consejo general Vasco, Carlos Solchaga. Lo leí, me interesó, propuse ala Mesay portavoces dela Comisiónde Asuntos Iberoamericanos que Solchaga nos lo explicara y así se aceptó. Y vino al Senado. Fue en el 2011.
Terminó la novena legislatura, comenzó ésta décima, y en abril volví a recibir el informe anual dela Consultoría. Yvolví a proponer la comparecencia de Solchaga en Comisión. Sea aceptó y éste nos vino la semana pasada. Estuvo dos horas hablándonos de su visión de América que fue muy interesante. De aquel coloquio en Comisión entresaco las preguntas que le hice y sus respuestas.
Fue así:
A continuación, en turno de portavoces, tiene la palabra, en primer lugar, el señor Anasagasti, del Grupo Parlamentario Vasco en el Senado, como solicitante de la comparecencia, por un tiempo de diez minutos.
Señor Anasagasti, tiene la palabra.
El señor ANASAGASTI OLABEAGA: Muchas gracias, señor presidente.
Muchas gracias, señor Solchaga. Se está convirtiendo usted en un clásico en esta comisión. Ya es la segunda vez y ojalá pueda venir todos los años, porque, aunque no tenga obligación de acudir y comparecer -cuando era ministro seguramente iría mucho más atemorizado a las comisiones porque le despellejaban- (Risas.), le felicitamos, sobre todo, por su magnífica intervención y por esta fotografía y análisis de la situación latinoamericana.
Yo, si me permite, voy a empezar por donde usted ha terminado, es decir por la integración americana, que es un viejo sueño bolivariano. En este momento, como usted bien ha dicho, hay muchas organizaciones, como por ejemplo,la Organizaciónde Estados Americanos, además han nacidola Comunidadde Estados Americanos y del Caribe -promovido por el propio presidente Chávez-, Alba, Unasur, Mercosur, CAN –andino-, el Grupo de Río… Pero, buscando lo que nos toca más de cerca, usted sabe que las cumbres de jefes de Estado y de Gobierno, que fundamentalmente están promovidas por España y donde también está Portugal -la próxima se va a celebrar en Cádiz en otoño-, están languideciendo. La última tuvo lugar en Asunción y apenas fueron jefes de Estado y de Gobierno, por lo que hay mucho interés en que la próxima cumbre de Cádiz sea exitosa; hay que tener en cuenta, además, que ha sido un año bastante malo, fundamentalmente por la situación de Argentina. Pero al calor de estas cumbres, no solamente del ejecutivo, se suele reunir un Foro parlamentario y también un Foro económico y un Foro educativo. No sé si usted sigue o puede seguir este tipo de cosas, y lo digo porque el secretario general, Enrique Iglesias, que ahora va a dejar la secretaría, ha hecho un magnífico trabajo que, lamentablemente, no ha terminado de cuajar. ¿Usted ve futuro a estas cumbres, a esta organización, a ésta presencia de España y Portugal en un momento en que América Latina empieza a volar por sí sola, y Brasil ya empieza a ser el líder de la región y lógicamente se miran con cierto recelo algunas políticas?
Esa sería mi primera pregunta, vinculada también a lo que usted ha dicho sobre el hecho de que se está mirando a esta Alianza del Pacífico. Usted sabe que ha habido un acuerdo de libre comercio con Centroamérica, pero no sé qué opinión tiene de él ni si está funcionando. En este sentido, también me gustaría saber si cree que Centroamérica puede ser un modelo de pequeña integración, a una escala no tan continental, y si piensa que ahí puede empezar a surgir algo. En su día mantuvimos una reunión con los embajadores centroamericanos y nos trasladaron su interés en que no les habláramos tanto de las grandes empresas españolas, como Iberdrola o los bancos, sino más bien de las pequeñas y medianas empresas, y es que consideran que ahí sí que hay un trabajo que hacer que no se está haciendo.
Al hilo de todo ésto, ¿cuál es la postura de Estados Unidos? Parecía que en estos cuatro añosla Administración Obamaiba a dar un impulso fundamental a sus relaciones con su patio trasero, América, pero al parecer no lo ha hecho. ¿Por qué no lo ha hecho? ¿Usted cree que en el futuro esto se va a intensificar o simplemente a Estados Unidos no le interesa la situación de América Latina?
Finalmente, voy a plantearle temas muy concretos. El año pasado usted fue bastante crudo al hablar sobre la situación de Cuba y reconoció que no tenía ninguna esperanza en que el régimen evolucionara. ¿Sigue pensando lo mismo?
En cuanto a Argentina, usted ha dicho que la situación es la que es y que se está abusando de cierto populismo. ¿A qué cree que se debe lo que ha ocurrido con la nacionalización, de mala manera, de YPF? Usted ha apuntado algunas posibilidades en relación con que hay que pagar a ciertos agentes implicados, ¿pero esto lo va a pagar el Gobierno argentino? Digo esto porque puede haber un socio muy interesado, por ejemplo, los chinos, que en este momento están muy presentes en América Latina. ¿Cree que la situación española en Argentina ha perdido puntos? Este tipo de animadversión que aparentemente se está gestando en Argentina contra España, ¿se va a consolidar o simplemente ha sucedido pero no volverá a ocurrir?
Finalmente, quiero referirme a la situación de Venezuela. Usted sabe que el 7 de octubre hay elecciones y que el presidente Chávez está enfermo pero mantiene su candidatura y, aparentemente, según las encuestas que realiza el Gobierno, está a muy poca distancia de la oposición. Pero en esta ocasión la oposición ha demostrado una gran virtud y es que, por primera vez en Venezuela, se ha unido y tiene un candidato único. Esta semana hemos recibido en el Senado a una delegación del espectro político venezolano: Acción Democrática, COPEI y grupos de izquierda, y su candidato es el gobernador del Estado de Miranda, Capriles; de hecho, si las elecciones son limpias, parece que tiene muchísimas posibilidades de ganar. En las últimas cuatro elecciones que ha habido en Venezuela, tres las ha ganado la oposición -han sido legislativas- y una las ha empatado de alguna manera Chávez. Al calor de esto y conociendo como usted conoce la situación de Venezuela, si gana la oposición, ¿qué tres medidas le propondría al nuevo presidente para sacarles del marasmo económico en el que viven? (Risas.) Sí, se lo pregunto directamente porque usted es un consultor, por eso le consulto la posibilidad de que podamos vendérselas gratis al Capriles en caso de que gane, porque la situación en Venezuela es muy mala. Es más, según nos dijo la oposición, el presidente Chávez está haciendo grandes cantos en el sentido de que la empresa privada desaparezca del mundo económico y de dirigirse hacia una economía estatalizada. Cuando Cuba está mirando a una situación hasta cierto punto normalizada, y menos intervenida parece que el presidente Chávez piensa en una economía estatalizada. Por eso le pido que saque la bola de cristal y me facilite, si puede, estas tres medidas. Creo que la situación de Venezuela es fundamental en América Latina y que, si Venezuela actúa de otra manera, la situación, incluso a nivel de integración, también sería otra. Hoy por hoy la política del presidente Chávez es muy errática y muy disolvente en algunos aspectos. Muchas gracias, señor presidente.
El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, senador Anasagasti.
RESPUESTA
El señor PRESIDENTE DE HONOR DELA FUNDACIÓN EUROAMÉRICA(Solchaga Catalán): Muchas gracias.
Señorías, trataré de contestar -aunque les aseguro que no puedo contestar a todo lo que me han preguntado- en el mismo orden en que se han producido las preguntas. Como algunas de ellas son comunes, cuando coincida el tratamiento en ellas, me referiré también a aquellos otros senadores que se han interesado.
En cuanto al futuro de las cumbres y a los procesos de integración, por los que me preguntaba el señor Anasagasti -interesándose por su futuro y por sus perspectivas- y el señor Tovar -que se refería ala Cumbrede Cádiz y a su enfoque principal-, déjenme que distinga el corto del largo plazo. El enfoque respecto ala Cumbrede Cádiz es que esta se produzca y vengan los dirigentes. Punto. A estas alturas no está asegurado que vayan a venir muchos jefes de Gobierno. Con el fracaso de la cumbre anterior y aprovechando la celebración del 200 aniversario dela Constitucióny de la liberalización de los pueblos de América Latina sería bastante duro que no vinieran. En mi opinión, el primer planteamiento del Gobierno debe ser modesto: tratar de asegurar que vengan el mayor número de dirigentes posibles.
En cuanto al futuro de las cumbres, hemos de reconocer que las cumbres nacieron en una circunstancia histórica muy especial que difícilmente se va a volver a repetir. España, que había avanzado por delante de algunas de las repúblicas latinoamericanas en el establecimiento de la democracia, y que estaba instalándose enla Unión Europea-cuya aproximación significaba un cambio muy importante de enfoque estratégico de sus prioridades en el mundo-,al mismo tiempo tenía algo que explicar a aquellas repúblicas latinoamericanas sobre cómo era la transición hacia la democracia, la creación y consolidación de nuevas instituciones libres y democráticas y de cómo compaginarlo con el crecimiento económico. Por lo tanto, aprovechó una ocasión extraordinariamente favorable para el entendimiento de unas y otras. Durante un tiempo, los países que salían de situaciones anárquicas semirrevolucionarias en América Latina, y aquellos otros -que eran los más importantes- que salían de dictaduras de las juntas militares, vieron en el caso de España una experiencia muy importante sobre la que reflexionar y de la que beneficiarse. Al mismo tiempo, España, recién entrada enla Unión Europea, prometía ser el puente de unión entre los intereses dela Unión Europeay los de aquel continente. Esta configuración astral extraordinariamente favorable se aprovechó por los Gobiernos de aquel momento para crear la primera de las cumbres, que, si no recuerdo mal, fue en el año 1991. Sin embargo, aquella configuración astral no va a volver a repetirse. Estos países han ido consolidando con más o menos éxito sus nuevas democracias; han ido creciendo económicamente con más o menos éxito y variando su posición en la distribución de intereses y poderes geoestratégicos a nivel mundial. Y España, reconozcámoslo, por más que haya tenido un interés particular en representar a estos países antela Unión Europea, ha conseguido cosas muy limitadas en esta materia. Ha sido un éxito perfectamente descriptible: España no ha conseguido que los Estados Unidos mejoraran la prioridad que representa América Latina dentro de sus objetivos -de eso hablaremos luego-, y tampoco ha conseguido que el papel de América Latina sea significativamente más importante entre las prioridades dela Unión Europeade lo que era antes de nuestro ingreso y el de Portugal, coincidente en sus intereses y estrategia en relación con este asunto enla Unión Europea.
Señorías, las perspectivas de las cumbres son poco brillantes, poco alentadoras. Seguramente, espaciarlas más en el tiempo, darles de vez en cuando una consideración monotemática y, al mismo tiempo, establecer una red continua de relaciones en diversos campos de cooperación sería más realista y menos comprometido que la celebración de una cumbre anual, tal y como se ha venido haciendo hasta ahora. Los cambios evidentes en los intereses estratégicos de estos países hacen que la posibilidad de seguir manteniendo las cumbres como estaban hasta ahora sea muy pequeña.
Sobre Centroamérica también me ha preguntado el representante del Grupo Parlamentario Socialista, además del señor Anasagasti. ¿Es Centroamérica un modelo de integración? Centroamérica, para bien o para mal, no es un ejemplo de integración. Por supuesto que ha habido procesos de integración en Centroamérica y el Caribe, por supuesto que se han firmado acuerdos de libre comercio con los Estados Unidos, pero lo cierto es que las relaciones de vecindad entre los seis países del istmo, desde Guatemala hasta Panamá, son tan difíciles y la tendencia al aislamiento de los países de los archipiélagos del Caribe son tan grandes que se me antoja muy difícil que por ahí surja un modelo de integración centroamericana. Yo estaría muy contento con que se nos asegurara un modelo de convivencia pacífica, particularmente en el istmo, algo que no siempre ha estado garantizado en el pasado.
Sobre la posición de USA en las relaciones con América Latina -a la que han hecho referencia tanto el señor Anasagasti como el señor Saura-, diré que quizás ustedes hayan visto algunos de los libros sobre política económica exterior del señor Kissinger, o más recientemente del que fue el consejero de política exterior de Jimmy Carter, Brzezinski, que ha publicado otro libro sobre los intereses estratégicos y la política estratégica de los Estados Unidos para los próximos veinticinco años, en esta carrera que está surgiendo en la globalización con China, las relaciones con Rusia, las posibilidades de mantener o no la hegemonía, etcétera. Verán que en ninguno de los dos existe un capítulo serio para América Latina. Y la razón fundamental -y desde luego no despreciable- es que ellos cuentan con que América Latina es un aliado natural -no sé si más o menos obligado-. En todo caso, para los Estados Unidos, América Latina no es una prioridad, porque no es una causa de preocupación -son otras cosas las que le preocupan- y en general piensa que con las relaciones que ha establecido, más los apoyos económicos a través del Banco Interamericano de Desarrollo, o políticos a través dela OEA, más las consideraciones habituales de relaciones diplomáticas, no necesitan una preocupación mayor para llevarse bien con América Latina. De manera que si América Latina quiere tener alguna importancia en la distribución de tareas que hagan los Gobiernos de Estados Unidos, de aquí en adelante necesitará tener una mayor autonomía estratégica, y esta no puede pasar por veinte autonomías estratégicas de veinte repúblicas, tendrá que pasar por un proceso previo de integración política por parte de los países latinoamericanos.
Sobre la evolución de Cuba, por la que me pregunta el señor Anasagasti, desgraciadamente, los dieciocho o veinte meses -no sé cuántos han pasado- desde mi última comparecencia aquí me han dado la razón: no ha habido una evolución, por más concesiones retóricas que se hayan hecho; son concesiones retóricas que hace quince años era inimaginable oírlas en Cuba. Hoy se dice: aquí lo que hay que hacer es trabajar más, hay que pagar menos a los funcionarios, hay que reducir el sector público, etcétera, pero al final, cuando uno observa si se traducen en programas concretos que signifiquen de verdad cambios significativos en el sistema de la estructura de la propiedad, en el papel del mercado, en el funcionamiento de las instituciones de derecho -y hablo de derecho en general— o de las instituciones democráticas, uno ve que nunca se traducen en eso. Y ojala me equivoque, pero yo sigo creyendo lo mismo que dije la última vez que comparecí aquí, que no es previsible una evolución cubana, al menos mientras viva Fidel Castro, y quizás también todos los demás Castres.
Respecto a la nacionalización de IPF, lo único que puedo decir es que IPF fue un tema mal llevado, por IPF y por las autoridades españolas. No quiero entrar en más detalles, pero fue mal llevado, y concluyó donde concluyó como consecuencia de una mala gestión. Quizás una buena gestión tampoco hubiera podido evitar esta salida que hemos encontrado, pero, en mi opinión, fue un tema muy mal llevado.
Sin embargo, yo creo que, quitando un poco la espuma de los días, que hace que ahora muchos argentinos hablen mal de los españoles y de las empresas españolas y del imperialismo español, y que algunos españoles se enfaden con los argentinos, en líneas generales, las relaciones entre los dos países son de aguas profundas, son mucho más importantes, van a sobrevivir a este proceso de enfrentamiento en el que, además -para qué negarlo-, las posibilidades de represalias del Gobierno español son extremadamente pequeñas; porque si se hacen represalias comerciales, se está en contra de todos los acuerdos dela Organización Mundialdel Comercio; si se toman represalias de carácter financiero, se está en contra de todos los acuerdos dela OCDEsobre libertad de movimientos de capital, así que no quedan muchas cosas que hacer, excepto persuadir a las autoridades argentinas a que vuelvan a una disposición más razonable. Considero que esto se acabará imponiendo, pero, como decía el viejo chiste, no sé si será en este mandato de las autoridades argentinas o en otro.
En cuanto a Venezuela, es verdad que hay una diferencia importante sobre otros momentos de la historia de Venezuela reciente, y es que todos los antichavistas se han reunido y han formado una fuerza común de carácter electoral, y eso, y solo eso, es lo que único que tienen en común, porque cada uno de ellos tiene opiniones bastante diferentes de lo que habría que hacer. De cualquier manera, no es poco. Como Chávez representa la arbitrariedad política, la irracionalidad en la gestión económica -o grandes dosis de irracionalidad en la gestión económica-, la demagogia en la política social, que solo se sostiene mediante el empobrecimiento constante de PDVSA -y acabando con la gallina de los huevos de oro, que es la que ha sostenido la economía-, con el fin de garantizar el consumo de las clases más modestas -y eso me parece bien-, se ha dedicado a una política de importaciones masivas de bienes que han acabado con todo el comercio interior y los pequeños propietarios y comerciantes del país. En esas condiciones va a ser bastante difícil sostener esa política por parte de Chávez. Antes o después esto se acabará, y particularmente se acabará antes conforme baje el precio del petróleo. Ahora bien, no sé si quiero que el precio del petróleo baje, porque generalmente esto sucede en situaciones de recesión económica internacional. Ahora mismo el precio del petróleo está mucho más bajo de lo que estaba hace seis meses, y no es sino la consecuencia de la desaceleración económica que se está produciendo en Europa y que lentamente se está transmitiendo a otras partes de la economía internacional.
Pregunta su señoría qué medidas serían prioritarias para un Gobierno de la oposición cuando llegara allí. Es difícil decirlo, porque van a tener que trabajar desde las ruinas; es decir, un porcentaje gigantesco del tejido productivo y comercial de Venezuela ha desaparecido en el camino, y eso es más difícil de recrear. Volver a traer el dinero es mucho más fácil -si la gente ve oportunidades- que recrear inmediatamente un tejido productivo y un tejido de distribución y de comercio, etcétera. Considero que es imposible seguir manteniendo esta confusión brutal que hay entre las cuentas del Estado y el presupuesto de la nación, por un lado, y el balance y la cuenta de resultados de PDVSA, por otro; eso hay que limpiarlo, hay que producir una cosa razonable.
Y la tercera cuestión, que seguramente es absolutamente crucial, -aunque parezca absurdo en un país con abundancia de petróleo- es una política energética adecuada, con precios adecuados. Pero no me haga usted caso, yo no soy un experto en Venezuela que pueda decir qué es lo que tienen que hacer mañana. Lo que sí sé es que a quien Dios se la dé, San Pedro se la bendiga, porque lo que le espera a un nuevo Gobierno después de Chávez va a ser trabajo y trabajo durante muchos años, y seguramente teniendo que deshacer algunas cosas que favorecen a clases muy modestas de la población pero que, sencillamente, no son sostenibles, y como no obedecen a una lógica presupuestaria de sostenibilidad, tendrán que cambiar. No obstante, espero que haya gente competente, patriótica y con sentido de Estado en el próximo Gobierno que no sea chavista, y que ojalá sea después de estas elecciones -si puedo expresar una opinión, habida cuenta de que yo no tengo por qué seguir la corrección política, que quizás les obliga a ustedes-.
Está bien la transcripción de las palabras textuales tanto suyas como del sr. Solchaga. La verdad es que no me extraña su posicionamiento con los sectores más ultraderechistas de Venezuela. Lo esperaba, porque aquí adopta las mismas posturas. De otra manera no se podría entender su amistad política con Basagoiti y su odio a Otegi y todo lo que signifique IA. Pero es curioso que desde un sistema abocado al desastre económico, se permitan criticar al socialismo del siglo XXI, a Cuba y a Venezuela especialmente. Sus palabras sobre el asunto YPF demuestran, además su rancio españolismo, aliándose con los comentarios más ultras que se han oído en cadenas como Intereconomía. Me voy a centrar, para terminar, en las palabras de Solchaga al final de su intervención. En ellas reconoce que las medidas que tomará el gobierno ultra venezolano, si gana la oposición, Dios no lo quiera, irán contra las clases más humildes. O sea, lo mismo que aquí hizo Zapatero y está haciendo Rajoy. Esa es su visión de la justicia social. La de Solchaga y la suya, sr. Anasagasti.