El Pacto que no se cumplió

Martes 10 de julio de 2012

El día 16 de Junio el Gobierno Vasco se trasladaba a Trucíos, dejando una Junta de Defensa en Bilbao que preside Leizaola, con los consejeros Aznar y Astigarrabia acompañados de algunos políticos.

Cuando se pierde Bilbao, el 19 de junio, Iñaki Ugarte Lángara es secretario ayudante del Jefe de División Pablo Beldarrain y debe estar en el puesto de mando de Retuerto (Baracaldo). Víctor Lejarcegui Larrondo espera hasta ser Comisario dela IV Divisiónque mandará Francisco Galán, pues en estas fechas no ha llegado a tierra vasca. Iñaki Ugarte sustituye al Comisario General José María Lasarte, como suplente, ya que este último nunca dimitió.

En estas fechas del 20 al 25 de junio, desde la pérdida de Bilbao, no se sabe que ha quedado o mejor dicho, quienes continúan con el Gobierno Vasco, pues el Ejército Vasco no se ha recuperado y se desconoce cuántos son y quiénes figuran en el Estado Mayor.

El Teniente coronel Montaud Noguerol, comienza la recuperación desde una villa situada al borde de la carretera, en Trucíos, no lejos del palacio donde se alojan el Presidente Aguirre, otros Consejeros y servicios.

La recuperación del Ejército Vasco es difícil. Se han marchado casi todos los mandos, entre los que se cuentan los Jefes de Intendencia, Sanidad y Artillería. Con ellos se van numerosos subalternos, otros mandos y los extranjeros.

El día tres de julio el Presidente Aguirre autoriza a un distinguido sacerdote vasco, para que «…exponga el problema nacional vasco y la situación actual de Euzkadi ante el Jefe y Gobierno italiano…». Asimismo y con la misma fecha, el Presidente del E.B.B., Doroteo Ciaurriz «… para que acuda ante el Jefe del Gobierno de Italia y le exponga los deseos y esperanzas de tipo humanitario y de derecho de gentes que abriga el pueblo de Euzkadi en el momento actual y las reivindicaciones políticas que constituyen la doctrina y el programa del nacionalismo vasco».

La caída de Bilbao ha supuesto la entrega mediante gestión mediadora y el copo por falta de movimientos y transportes, de veintiún batallones vascos.

El último combate de Archanda, permitió poder entregar numerosos prisioneros al enemigo, a través de muchas penalidades y riesgos de las autoridades y tropas vascas.

A la vez, la conservación de Bilbao y su contorno intactos y la evitación de pillajes, fue también importante razón para que esas tropas se quedaran, mientras otras gentes, abusivamente, se daban a la fuga.

En el escrito que el Presidente Aguirre me entrega, personalmente, para los Consejeros, dice que «Salvar el Ejército es misión principal». Y en eso estaremos en los días sucesivos a la pérdida de Bilbao. Por una parte han quedado muchas unidades del Ejército vasco sin llevar a Santander. Hay un pequeño intento para salir un grupo desde Trucíos, pero fracasa y en él pierde la vida el comandante del Araba, Barañano, que tenía derecho a evacuar, pues se encontraba herido.

El Ejército Vasco no se dispersa en Santander y mucho menos es absorbido, pues constituyó siempre un Cuerpo de Ejército, el vasco, al que únicamente se ha cambiado la numeración de sus unidades y el reagrupamiento se hace respetando las ideologías. Para los días 13 y 18 de julio (ver «Gudaris») están establecidas las líneas, los Batallones, Brigadas y Divisiones con sus respectivos puestos de mando.

Los días 28 y 29 de julio, en el ataque a la ermita de San Roque en el monte Kolitza, no hay que olvidar que es el III dela CNT, el que especialmente combate y protesta, con razón. (1).

Cuando el 2 de agosto se envía al Frente Popular un documento que firman el PNV y Solidaridad de Obreros Vascos («Gudaris» pág. 125), debe tenerse en cuenta aquello que dice la circular del Ministerio de Defensa, de fecha 27 de junio: «Afanes de proselitismo vienen invadiendo zonas militares». Tan era así que de vuelta de Valencia, después de haber salido en el «Tregastrel», barco del Socorro Rojo, pegando un salto y sin documentación ni aviso de huida, los señores Astigarrabia y Larrañaga, este último, en un mitin celebrado en Santander a su vuelta, el 27 de julio, decía: «si me ponen en una mano el carnet del P.C. y en la otra el bastón de general, me quedo con el carnet del P.C.» ¿Quiénes entonces tienen que ser los disciplinados, los obedientes, los que siempre luchan… los que no tienen carnet?

Ahora que se menciona, con insistencia y mala intención, lo sucedido en Santoña, más de un personaje audaz utiliza la palabra traición. Pero no hay guerras en las que no se intente, cuando la derrota amenaza, una buena retirada, señalando el éxito cuando no se han perdido los armamentos y los soldados.

¿Qué diríamos del frente de Santander, cuando iniciada la ofensiva enemiga el día 14 de agosto, llegan el 23 aocupar Breña. Villasante, Bercedo, Noceco, Agüera… habiéndose entregado sin luchar 14 batallones santanderinos? Sin embargo la O.G. N° 53 del Estado Mayor vasco menciona la brillante conducta de dos Brigadas, la 3a y 11a, dela Columna de Choque vasca en el Portillo de Suano y otros lugares, como Soto de Iruz.

Por lo que se refiere a lo que los Comisarios dicen sobre el pretendido ataque a Oviedo (una vez más) es también esta División que manda Ibarrola, la que se intenta acuda como reserva de la operación.

Pero mejor será que yo  recurra ahora a una agenda de 1937, que conservo y que puede ser sometida al carbono 14 si fuera necesario conocer su autenticidad.

En ella apunto como nos entrevistamos con el Gobierno Vasco el día 18 de julio para que defienda nuestras facultades y derechos sobre el Ejército vasco, que están siendo alterados al tomarse decisiones sin ser nosotros consultados. Hago presente que en estos momentos y otros cercanos a esta fecha, Ugarte se presenta conmigo a ciertos lugares, puesto que Lejarcegui no puede hacerlo sin abandonar el puesto de mando dela IV División.Y así, el día 24, nos entrevistamos con el comandante Lamas Arroyo y comisario del Norte, Somarriba, para que no se haga nada en el Ejército vasco sin nuestra intervención y, por fin se logra el cambio de mandos, después del cual, el día 29, visitamos al general Gamir Ullibarri en el E.M. del Norte, en Santander. Es cuando pedimos explicaciones sobre la operación sobre Oviedo, en la que se incluyela Divisiónvasca que manda Ibarrola. Nos dice el general que si no se nos ha comunicado, fue porque después de proyectada, Queipo del Llano la dio a conocer desde Radio Sevilla. Fue fácil nuestra contestación, alegando que al no estar nosotros presentes en ese estudio y sabiendo quiénes fueron sus colaboradores, entre ellos estaría el traidor. Años después, Lamas Arroyo confesaba en sus memorias («Unos y Otros»), que era él. Casi nada. El Jefe del Estado Mayor del Norte, enlace del Cuartel franquista. En su casa de Santoña pasaron los últimos momentos varios miembros y comisarios del Estado Mayor vasco.

El día 8 de agosto se inaugura la escuela de Comisarios en Santander, con la presencia del General, Somarriba, Ruiz Olazaran y muchos uniformes limpios con brillantes correajes. Es gracioso que nos llamen la atención a los representantes del Ejército vasco, hasta por nuestro as­pecto, ya que no teníamos ni camisa para cambiar. Una de nuestras protestas fue que barcos que traían ropas y víveres, comprados por el Gobierno Vasco, se quedaban en Santander.

El día 11 me correspondió hablar en la escuela de Comisarios y aproveché para pedirle propaganda a Somarriba y a la dirección de espectáculos, un aparato de cine. Para esta fecha ya sabíamos lo que se gestionaba con los italianos. Situamos el Comisariado nacionalista en la casa que a la orilla de la playa tenía Mariano Ansó, próxima a la llamada «Villa Miserias», del E.B.B. y no lejos de la que ocupaba el Batallón Arana Goiri. El día 16 fue la instalación y presentamos el proyecto de propaganda, que tenía por objeto justificar otras cosas.

El 17 llegó de Valencia el Presidente Aguirre. Fuimos a verle. Era la hora del almuerzo y a pesar de la oposición de los ertzañas logramos, casi a la carrera, presentarnos. Sería a los postres. Monzón se extrañó que nosotros estuviéramos todavía por aquellos lugares. El Presidente preguntó por la situación de los frentes. En aquel momento las señales de un bombardeo se veían a lo lejos, con las columnas de humo. Nosotros pedimos instrucciones y nos contestó rotundamente que nos replegáramos a Santoña, pues había logrado el permiso y la ayuda del Gobierno Central para la evacuación del Ejercito Vasco.

Teníamos al teniente Antón Arregui y al comandante Pirulo Arana como enlaces para el frente. Yo pedí al comandante José Zapirain, entonces herido, que me acompañara y ese mismo día me trasladé al frente de Santander para dar las instrucciones que habíamos recibido de quienes podían darlas.

El enemigo batía Ontaneda y dos Divisiones vascas, la 1a y 3a defendían ellas solas el frente de Santander. ¿Siempre nosotros?

Nos reunimos en Laredo el día 21. Iñaki Ugarte da cuenta a los reunidos de las declaraciones del Presidente y la posible evacuación. Más tarde, en el Estado Mayor de Limpias, nos convoca el coronel Prada a Jefes y Comisarios, detallando el peligro de corte y dice que el enemigo está atacando con sesenta batallones y cuatro Divisiones italianas. Esto hace que en Santander se celebre una reunión de partidos políticos y Jefes militares. Y a pesar de las pocas probabilidades de mover el ejército hacia Asturias, el coronel Prada da la orden de hacerlo. Entonces nosotros tememos por la posibilidad de perder el puerto de Santoña.

Es el día 21 cuando se presenta el Presidente en el E.M. de Limpias. Hemos sido amenazados y su discurso tiene esa energía que había en él, que tanto convencía y emocionaba.

Cuando el coronel Prada da la orden de retirada con la consigna de «Las cuentas serán saldadas», cada uno de nosotros piensa en un rumbo. El dispone de un submarino. Es el día 23. Nosotros, Egaña, Astiz, Arenillas, Boullón y Lafuente, vamos a Laredo.

Vuelvo a decir que estoy siguiendo lo que entonces escribí en una agenda.

Se nombra lo que se ha llamado último Gobierno vasco entonces. No van a disponer de muchas horas. Es lo que creíamos necesario, para el orden y el momento de embarcar.

Por una indiscreción yo perdí la confianza, pero pude escuchar tras una puerta, arrodillado sobre un colchón y alumbrado por una vela, que el llamado Pacto de Santoña no se cumpliría. Los italianos lo comunicaban esa madrugada del día 25.

Los comisarios Ugarte y Lejarcegui nada me dijeron cuando se disponían a salir volando. Uno de los documentos que han dejado dice, que yo era uno de los principales responsables de la ejecución del Pacto.

El Gobierno Vasco con el Presidente Aguirre, quiso, de acuerdo con Valencia, salvar su Ejército. El PNV también. Un canje fracasó en cuanto a las cifras posibles. ¡Cuánto sufrimiento después!.

Y para quien recuerda nuestros poetas, el hombre de la gallina, yo le digo con León Felipe:

Yo no sé muchas cosas, es verdad.

Digo tan sólo lo que he visto.

Y he visto:

Que la cuna del hombre la mecen con cuentos, que los gritos de angustia del hombre los ahogan con cuentos, que el llanto del hombre lo taponan con cuentos, que los huesos del hombre los entierran con cuentos, y que el miedo del hombre… ha inventado todos los cuentos. Yo sé muy pocas cosas, es verdad, pero me han dormido con todos los cuentos… y sé todos los cuentos.

Sancho de Beurko.

(1) En «Gudaris» doy el relato completo de esta operación.

 

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