Como nació el Día del Gudari

 Sábado 14 de julio de 2012

El próximo 15 de Octubre, se cumplen 75 años en que cayeron fusilados catorce hombres víctimas del sadismo e inquisición dela Justiciafranquista. Catorce hombres buscados, seleccionados.

Dos miembros del  Consejo  Supremo del Partido Nacionalista Vasco.

Dos miembros del Ejército Vasco, pertenecían al Partido Nacionalista Vasco.

Dos miembros del Sindicato Solidaridad de Trabajadores Vascos.

Dos miembros del Partido Republicano.

Dos miembros del Partido Socialista.

Dos miembros del Partido Comunista

Dos miembros dela C.N.T. Confederación Nacional del Trabajo.

Si no todos, la mayoría de estos hombres estaban acogidos al acuerdo concertado entre el Ejército Vasco y las autoridades militares italianas, «Flechas Negras», cuyo mando dependía del General Mancini, seudónimo de campaña del General Roatta. A éste acuerdo se le llamó y se le sigue llamando «Pacto de Santoña».

El deseo de los dirigentes del P.N.V., que actuaba en representación y a nombre del Ejército Vasco, era salvar, en lo posible, lo que quedaba del Ejército Vasco, encajonado e irremisiblemente condenado, entre las fuerzas armadas franquistas y sus adláteres y el intransitable mar, al tiempo que, también en lo posible, intentar salvar a los dirigentes políticos.

El Pacto fue fielmente cumplimentado por los vascos, no así por parte de los italianos al permitir que salieran los vascos de su custodia, según el Pacto, y se les pusiera en manos de los franquistas. Sometieron éstos a los vascos a todo lo contrario de los acuerdos del Pacto: disolución de los campos de concentración bajo custodia italiana; esparcimiento de los gudaris e incluso algunos incorporados al frente y a las cárceles, procediendo así con quienes voluntariamente acataron los términos del Pacto. De los encerrados en el Penal de Santoña, también voluntariamente y de acuerdo con los militares italianos, fueron juzgados sin garantía alguna de defensa en una pantomima de juicio en el que las condenas estaban preestablecidas.

El firmante del Pacto por la parte vasca, Juan Axuriaguerra, así como los dirigentes del P.N.V. y oficiales del Ejército Vasco fueron puestos a disposición del Juzgado Militar acusados de «rebelión armada».

Ante el Capitán Juez Instructor hizo Axuriaguerra el historial del Pacto de rendición acordado con los militares italianos, negándose a continuación a contestar a las preguntas del Juez por no reconocer competencia del Tribunal Militar que pretendía juzgarle.

Intimidado por tres veces se mantuvo en la negativa. Ante ello, sacando su pistola el Capitán Juez Instructor, «ante esto ya declarará Vd.», le dijo. «Puede Vd. disparar pero me niego a toda declaración», fue la contestación de Axuriaguerra. Ante ello el Juez Instructor levantó Acta de su negativa a contestar.

Como los militares franquistas persistían en juzgarle, Juan Axuriagerra se negó a comparecer ante un Tribunal al que le negaba autoridad para juzgarlo. Para afirmar su negativa se declaró en huelga de hambre.

Llevaba más de una semana de la huelga de hambre, cuando el día 9 de Septiembre de 1937, se reunió el Consejo Supremo del Partido Nacionalista Vasco, el E.B.B., en la celda de uno de ellos y acordaron y así se lo comunicaron a su compañero el cese de la huelga en una nota escrita y firmada a lápiz por dichos compañeros que eran: Arzelus, Markiegi, Alberdi, Unzeta, Artetxe y Solaun. Al leer la notificación del acuerdo cesó en su huelga Juan Axu­riagerra.

Los citados miembros del Consejo Su­premo estaban ya juzgados y condenados. Más adelante también fue juzgado Axuriagerra y condenado a la pena última. Pero antes, en la fecha de las ejecuciones del 15 de Octubre de 1937, considerándose Axuriagerra víctima próxima de las ejecuciones, escribió al General Mancini la carta siguiente:

EXCMO. General Mancini

General dela División»Flechas Negras»

E.S.M. donde se encuentre.

«Fiados de Ia palabra de Vds. a quienes creíamos personas dignas y honradas, se entregaron a sus tropas los gudaris y políticos vascos haciendo gala de una fidelidad a la palabra empeñada, que Vds.muy bien conocen. A éste comportamiento nuestro se ha respondido de una forma ignominiosa dejando a un lado compromisos y haciendo caso omiso a la palabra dada».

Prosigue la carta señalando los hechos de dejación de los italianos y después de señalar cómo en el mismo día 15 de Octubre fueron ejecutados 14 hombres prosigue:

«Hoy han sido unos y en adelante caerán más, entre ellos espero ser yo, y antes de caer quiero mostrarle que yo le perdono de corazón para que Dios perdone mis culpas y sobre todo la parte activa que he tenido en la entrega a la muerte de tanta gente de dignidad muy superior a la de Vds. y la mía y que confiados en nosotros se entregaron».

«Pero tengo que indicarle que así como los hombres tienen un premio y un castigo en la vida futura, los pueblos no tienen esa vida futura, y Dios no puede menos de castigar a un pueblo y a un régimen como el de Vds., que emplea procedimientos deshonrosos para obtener fáciles triunfos ficticios…», y a continuación:

«No sé si todo lo que sucede es con su consentimiento, pero tan culpable es el que da una palabra que no puede cumplir como el que pudiendo no la cumple».

«Que éste sacrificio nuestro fructifique y Dios dé a Euzkadi su libertad y a nosotros su eterno descanso».

Axuriagerra’tar Yon

Fueron los ejecutados verdaderos hombres de principios, todos ellos murieron con el heroísmo de los mártires. Las cartas que conocemos son verdaderamente conmovedoras, tanto las de Florencio Markiegi, alcalde electo de Deba (Guipúzcoa), como las de Ramón Azkue, Organizador del Ejército Vasco.

Hemos dicho al principio que fueron víctimas del sadismo e inquisición del franquismo, hombres escogidos, buscados, seleccionados. Anteriormente fueron ejecutados alguno o algunos en el Penal de Santoña, entre ellos recordamos a Egidazu, Comandante del Batallón Perezagua. Pero estos catorce hombres fueron elegidos, como si en ellos quisiera celebrarse el franquismo, como los que representaban la fuerza que echaba por tierra toda la propaganda franquista de su condición de «Cruzados».

En efecto,la Jerarquíaespañola dela Iglesia Católicaconcedió tan pomposo título al franquismo quien, a su vez, como corresponde al título, estaba dispuesto a todas las atrocidades y atropellos contra los más elementales derechos del hombre; la misma Jerarquía que, sin evitar, sí pudo frenar en algo la horrenda riada de sangre; a la más ligera insinuación se presta a la alegre y mentirosa concesión del título de «cruzados».

La concesión de tal título fue una patente de corso más que una obligada y prudente limitación. De ahí el sadismo por el que buscaron a los catorce hombres, inmejorables todos ellos a tenor de lo que cuentan quienes les conocían. Fueron todos ellos, sin duda, consecuentes con lo que habían sentido y proclamado en su vida política. Los citados Markiegi y Azkue, al morir, escribieron a sus compañeros:

«En tí despedimos a todos.

Estamos contentos y alegres,

porque hemos confesado,

comulgado y oído Misa,

los catorce…

¡Qué hermosura…..!

Firmado, Markiegi, Azkue

Markiegi tenía un hermano sacerdote fusilado por los franquistas, a él se dirigía con la vista en alto diciéndole: «…ene anai Joseba, bialdu aingeruak bidera, bereala nua zu besarkatzen».

Si cada cita de esa mañana es para demostrar la gran altura de los ejecutados, cada una de las palabras escritas por ellos en el momento de su muerte fue de perdón. Delante del capellán que les acompañaba y ante los soldados que les iban a fusilar dijo Markiegi con voz clara y serena:

«Muero dichoso porque doy mi vida porla Patriay porque almas descarriadas cantarán eternamente al Señor». Cuando los fusiles apuntaban gritó: «Gora Euzkadi Azkatuta, Jaungoikoari lotua bakarrik». «Ahora ya podéis disparar…!

Así morían aquellos hombres de fe en los terribles años que les tocó vivir.

A los que quieren ahora darnos lecciones de patriotismo, de abertzalismo, de valentía y coraje, podemos decirles que se enteren de estos hechos históricos, que no porque hayan estado cubiertos hasta ahora por la losa de una censura férrea, dejan de ser menos reales.

En Deba de donde era alcalde electo Markiegi, se puso el nombre de una calle a dos de los ajusticiados en las últimas dentelladas del franquismo. Nada tenemos que objetar a esto, pero consideramos un deber de justicia que junto a ellos o en otra calle aparezca también el nombre de Markiegi, que fue tan leal como ellos, tan mártir como ellos…, hace ahora cuarenta años.

Pedro de Arrizabalaga

De los fusilados en el Penal del Dueso (Santoña)

Manuel de Eguidazu.- Ex-Comandante del Batallón «Perezagua» Comunista. Fusilado el 5 de octubre de 1937.

Florencio de Markiegui. Consejero del «Euzkadi Buru Batzar», Partido Nacionalista Vasco. Alcalde de Deba (Gipuzkoa).

Ramón de Azkue.- Consejero de “Bizkai Buru Batza”, Partido Nacionalista Vasco. Jefe de las Milicias Vascas (Euzko Gudarostea).

Tomás López de Otamendi.- Afiliado al Partido Nacionalista. Maestro en Bilbao. Jefe del Servicio de Radio dela Presidencia del Gobierno de Euzkadi. Desde su niñez le faltaba el brazo derecho.

José Ibarbia. Afiliado al Partido Nacionalista Vasco, de Beasain (Guipúzcoa). Miembro del Consejo Regional de Solidaridad de Trabajadores Vascos.

Felipe Markaida.- Afiliado al Partido Nacionalista Vasco. Segundo Maquinista de un «bou». De Sopelana (Vizcaya).

Jesús de Zabala.- Afiliado al Partido Nacionalista Vasco, Consejero Regional de S.T.V. De Begoña (Vizcaya).

Francisco Rabaneda.- Del Partido Comunista, Ex-Comandante del Batallón «Perezagua». Jefe de Brigadas.

Subtil.- Socialista de Tolosa (Guipúzcoa).

Isidro Nieves.- Teniente o Capitán del Batallón Malatesta.

San Martin.- Comandante del Batallón U.G.T. 25. Socialista.

Y tres más.- Fusilados el 15 de octubre de 1937.

Un comentario en «Como nació el Día del Gudari»

  1. Eskerrik asko, Iñaki, memoriarekiko lekukotasun ariketa eder bezain zirraratsu honengatik.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *