Domingo 5 de agosto de 2012
Como dijo Rajoy tras su rueda de prensa en Moncloa para hacer su valoración del semestre, “que coja vacaciones el que pueda”. Yo creo que todos podemos. Porque se puede vacacionar sin gastar, o gastando poco, o no haciendo grandes dispendios, ya que el ocio, fundamentalmente es, o no hacer nada, o cambiar de actividad, o distraerse y además divertirse. Y, hablar y estar con la familia lo que no haces en todo el año.
De España conozco casi todas sus provincias, salvo tres o cuatro, una de ellas Cuenca y por este motivo y con la excusa que el jueves dos de agosto tenía que estar en una tertulia de mediodía en el Canal 4 en Madrid, propuse a mi mujer y a mi hija que me acompañaran en coche. El chaval se quedó en casa, y los tres salimos ese primer día de agosto a las nueve de la mañana hacia Madrid con parada en Burgos.
Hacía tiempo no había estado en la antigua cabeza de Castilla y decidimos visitar esta ciudad de la que se habla tan poco. Conocí a su anterior alcalde, el ex ministro Juan Carlos Aparicio, coincido en el avión con un diputado del PSOE, mantengo correos con el bilbaíno Juan José Laborda quien fuera senador por Burgos y cosas así.
El tráfico en la carretera era muy llevadero. A pesar de ser uno de agosto, la festividad del 31 de julio había hecho del lunes su puente de salida y eso hacía que la autovía estuviera muy despejada lo que unido a lo anterior y a un tiempo radiante, hacía el viaje agradable.
Burgos me pareció una ciudad ordenada y limpia, centrado su verano turístico en la impresionante Catedral, a la que fuimos tras pasar un gran arco en el que jóvenes viajeros nórdicos interpretaban el Ave María de Schubert. No estuvo nada mal la recepción.
Para verla hay que pagar siete euros. ¿Siete euros?. Me pareció un pellizco, pero al salir comentamos que ver esta maravilla era barato. Está muy arreglada, bien explicada, limpia su piedra, y con una didáctica explicación de cómo se han ido haciendo los trabajos de refacción de esta obra maestra del siglo XIII con influencias de los grandes catedraleros de París y del norte de Europa. Me llamó la atención la nómina de los que habían trabajado porque uno tiene la idea de que estos grandes templos son anónimos y que el premio al trabajo era compensado en el otro mundo. De las explicaciones de las fotografías y los paneles quedó clara la mano de un obispo, el trabajo artístico de Gil de Siloé y un dato que no conocía. El actual presidente del Senado, el arquitecto Pío García Escudero, trabajó en el arreglo de las agujas de las torres en1994. Alas doce vimos la salida del Papamoscas con sus doce campanadas abriendo su boca, así como la supuesta tumba del CID y su esposa Jimena. (¿Existió realmente?), así como su emparedado cofre. Me llamó la atención la espléndida sillería del coro y el retablo gótico isabelino de Gil de Siloé.
Salimos y dimos una vuelta por las calles anejas y tuve el primer boicot familiar cuando quise comprar una morcilla de Burgos que son de arroz y me gustan. No superé la argumentación del colesterol y del hecho que algo así no resistiría tres días. Bien empezamos.
La comida, de bocadillo de casa. Había reservas. Y, tras esto, carretera y manta. Bueno, manta no, botella de agua y refrescos.
Y de esta manera llegar a Madrid para alojarnos en el hotel que normalmente utilizo cerca del Senado. Ningún senador del PNV tiene casa, ni vive en Madrid y lo nuestro son los hoteles. Y éste, por cada cinco pernoctaciones, te obsequian con una noche gratis. Y tengo acumulados algunas de ellas.
Madrid en verano es un hormiguero de turistas, visitantes, viajeros, curiosos, y relativamente pocos madrileños en esta ciudad que ha crecido demasiado, aunque su centro vital, el Madrid de los Austrias sigue ahí, con toda su fuerza.
Y aprovechando que debía pasar por el Senado, les propuse lo visitáramos. Tiene su interés este palacete del XIX que en tiempos de Franco fue la sede del Consejo General del Movimiento, enla Repúblicadesapareció, en 1977 surgió incluso con senadores reales y ahora trabaja en una ponencia el estudio de sus funciones, sin que el PP se vaya a atrever a hacer una reforma en serio sobre su modo de elección. Plantear esto así, en frío y con la que está cayendo, podría significar que la iniciativa se convirtiera en una consulta para anular la institución que sin embargo debería tener su papel como Cámara de representación territorial y no la tiene. Es un Congreso bis que hace bien su trabajo, pero para tal encargo no fue diseñado.
Ese primer día de agosto, el Senado estaba abierto y tras pasar el control les enseñé mi despacho en el cuarto piso del edificio de ampliación. Esta ampliación ganó un premio de arquitectura, pero personalmente me gusta poco. Muy moderna, pero sin alma. Y les enseñé la biblioteca, neogótica tipo Harry Potter, en metal para que no se queme, el salón de los pasos perdidos y el viejo hemiciclo, que es una bombonera, así como el nuevo, que es más que un hemiciclo con oposición y gobierno enfrentados, una media naranja. Las fotos de rigor y el salir al calor madrileño a pasear por una abarrotada Gran Vía promovida en su día por Horacio Echevarrieta, dato que fue recordado en su reciente centenario. Antes les llevé a una tienda de útiles de cocina de todo tipo enla Plazadela Encarnación, donde compramos tenedores para gulas, no para angulas. Son iguales de tamaño, pero es que las angulas ya hoy en día se compran en joyerías y se cogen con pinzas de plata.
Pasamos por el hotel Senator donde también nos alejamos los senadores y donde estuvo el Café de San Luís, lugar donde Iparraguirre, dice la placa en su exterior, que estrenó el “Gernikako Arbola”. La placa se puso en tiempos del alcalde Enrique Tierno Galván. En dicho hotel pregunté si continuaba vigente la propuesta que me hicieron tras el robo de mi maleta hacía unos meses. La dejé un segundo tras el mostrador para que la guardaran en la consigna y, en el video de la recepción se veía como un encorbatado señor se la llevaba como quien se lleva su paraguas. Hecha la denuncia, en el hotel gentilmente me ofrecieron un fin de semana familiar en cualquiera de los hoteles de la cadena. Y era el momento de recordar si la oferta seguía en pie. Me dijeron que sí. Veremos que sale.
Antes de llegar ala Puertadel Sol por la calle Montera, Naiara salió con unas Vans y yo con una corbata y para el aita de María Esther encargamos una servilleta, bordado su nombre, en una tienda de la calle Mayor donde personalizan servilletas, pañuelos, manteles, delantales, pijamas y todo lo que le lleve uno. Este tenía como aditamento el escudo del Athletic. Y seguimos porla Calle Mayor, que es mi vía de acceso peatonal entre el Senado y el Congreso en un cuarto de hora. Es una calle bulliciosa, donde hay mendigos, turistas, tiendas típicas, edificios con fachadas llamativas, y hasta había un conjunto de dos fakires suspendidos en el aire pidiendo su moneda. Una calle con vida. Y de ahí, ya a las ocho al hotel y que al ser apartahotel, te permite en el microondas cocinar las reservas. Así pasó el primer día vacacional. Baratito.
Cuenca
La camarera del hotel hizo buenas migas con Naiara y le recomendó en Cuba un lugar paradisíaco, mientras ella se llenaba el plato con esos desayunos pantagruélicos típicos de los viajes en los que acabas comiendo churros, pan con aceite y pantumaca, salchichitas, piña, uvas, queso… Un horror.
Ese dos de agosto, como he comentado, tenía en el Canal 4, que funciona en los estudios de Tele Cinco, una tertulia, de una a dos, sobre la situación política, y como lo económico primaba sobre cualquier otra consideración, el día anterior, en el viaje, lo había pasado leyendo informes sobre el BCE, la prima de riesgo, la intervención a España, lo que había dicho Draghi y lo que iba a decir Monti en su visita ese día aLa Moncloa. Yatiborrado de información allí fuimos a Fuencarral, donde la chavala vio a alguno de sus personajes televisivos.
Me tocó comentar las noticias con Federico Quevedo, Jose M. Calleja y Jorge Verstrynge. Verstrynge previamente le dio consejos a Naiara sobre sus estudios y le recordó como él había sido un mal estudiante y su padre regalaba jamones a los profesores para que le aprobaran. Luego llegó a la universidad y al hacer lo que quería, la cosa cambió. Jorge estuvo casado con María Vidaurreta y en el pasado, en el Congreso siempre me hablaba de su suegra. Tiene dos chavales, es un tipo original, culto y me preguntó sobre la presencia vasca en Albania. Solo recordaba yo la películaLa Conquistade Albania que la interpretó Xabier Elorriaga. Buscaré algo.
En el debate salió además el sermón de Munilla en Loyola, y la caída de bruces del rey que era portada y carcajada en todos los sitios. Golpe real. Y una imagen que resumía bien la situación de una España a punto de ser rescatada. Lo de caerse en la vida es normal, pero como el anterior porrazo había sido en Bostwana, el choteo estuvo asegurado. Hablamos también de las detenciones de Al Qaeda y de las impresentables amenazas de intervención del PP a las autonomías a través del artículo 155. En lugar de dialogar, imponer y poner el sepulcro del CID de programa de gobierno.
El debate tuvo su viveza e independientemente de las peticiones de España e Italia al BCE sobre la compra de su deuda y las chapuzas que han llevado a esta situación les recordé que desgraciadamente Europa no existe y que como dice Krugham es un abejorro que alguna vez ha volado, pero ahora no. Una anomalía de la naturaleza. O se convierte en abeja con alas, o ya no volará nunca. Y recordé lo que decía Khöl sobre su visión continental ya que él quería una Alemania europea y no una Europa alemana que es lo que decían electoralmentela Sra. Merkely sus socios liberales. Y les va muy bien, pero eso no es Europa.
De Madrid a Cuenca siguiendo el GPS de la tableta, ¡menudo invento!. Se trata de un viaje de unas dos horas por una buena autovía donde corre parejo el TAV hacia Valencia. No me extraña que los alemanes estén que echan las muelas. España, gracias a los fondos de cohesión modernizó su red de carreteras y transportes de manera muy significativa y en aspectos en los que los alemanes no tienen. En Euzkadi y Catalunya casi todo es de peaje, pero por estos lares, no.
Y al llegar, lo clásico. Ir a la ciudad encantada con sus casas colgadas, que no colgantes. Colgante es la barcaza del Puente Bizkaia entre Portu y Ondarreta. Y subir a la plaza, dar una vuelta entre la catedral, con su letrero dedicado a Primo de Rivera en la fachada sin quitar, y el ayuntamiento y sus bares con el morteruelo y platos típicos de caza. Allí un parroquiano al verme exclama : «!Coño, uno del PNV en Cuenca!.» “¿No hago bien?», le respondo. «Si, por supuesto, bienvenido». De esas anécdotas en cada sitio me pasaban dos. Desde el cese de ETA, el ambiente ha cambiado sustancialmente. Andar entre callejas, sacarnos las fotos desde un puente de hierro, visitar el parador, contemplar la ciudad desde abajo y coger el coche para ir a uno de esos hoteles con encanto y familias extranjeras llamado «La Cuevadel Fraile» de tres estrellas, limpio y modesto, pero con todos los servicios en su sitio a unos diez kilómetros de la ciudad bordeando un río. Le dan las guías 7,7 puntos. Nosotros le dimos ocho.
Nada más llegar, chapuzón en la piscina llena de familias conquenses, ya que el hotel tiene sus precios veraniegos para pasar el día en aquel prado con piscina, música de verano, espacio para bodas y banquetes. El agua estaba fría, pero menos que en el Golfo de Bizkaia. Y cenamos en el patio que tiene un pozo, enredaderas, tranquilidad y un menú del día de once euros con vino y los tres platos. Buena temperatura, parejas con críos, y una de ellas con un perro adiestrado que se habían recorrido la zona y nos contaron sus experiencias de aquellos parajes tan bellos y tan poco poblados. Tras este día, a descansar, pues el siguiente nos esperaba una buena pechada en coche por carretera secundaria y viendo en el paisaje girasoles, manzanas y varios rebaños, no sé si de txurras o de merinas.
En resumen, Cuenca nos gustó por su originalidad y el hotel por su tranquilidad, por su relación calidad precio en su cena y desayuno y habitación que incluso tenía su pequeño televisor y un ventilador que no nos hizo falta enchufarlo. No vimos a Doña Rogelia.
Hasta mañana.