Procésese cuanto antes a Ubaldo Nieto

Miércoles 6 de febrero de 2013

¿Sabe usted quién es el actual Presidente del Tribunal de Cuentas?. ¿Y quiénes sus Consejeros?. Pues muy mal. Deberían ser los conocidos hombres de negro a quienes los chorizos deberían temer. Pero nadie les conoce. Y ahí está el truco. En que nadie les conozca. El lema del tribunal al parecer es el de que una mano lava la otra y que cuando se entregan sus informes, ya han prescrito sus reclamaciones. Al Capone no hubiera diseñado un mejor Tribunal para sus fechorías. Y no me importa nada quienes lo forman. Me importan sus silencios.

Pero es eso lo que está pasando. Instituciones de control, las hay, pero no funcionan. Se eligen señores que se ponen ahí para mirar hacia otro lado y sobre todo que nada más llegar se pongan las zapatillas de felpa para no meter ruido en las habitaciones. Un auténtico escándalo. De una fiscalización con la lupa de Sherlock Holmes no se debería librar ni su Majestad el entrevistado por Hermida. Una buena cosa para la gente honrada. Una mala cosa para los sinvergüenzas. Con un Tribunal de Cuentas teniendo al frente al juez y al fiscal del caso Noós, Luis Bárcena no hubiera existido. Y sus puestos en el tribunal deberían ser vitalicios. Doce hombres y mujeres justos.

Por eso hay que volver la vista hacia Ubaldo Nieto. Un sospechoso personaje que no pagaba ni las cuentas de su fundación en Torrelodones y que ahora se ha descubierto como donante del PP. El encargado de fiscalizar las cuentas del PP era uno de sus donantes. El colmo.

El 2 de marzo de 2004, apenas 12 días antes de las elecciones generales que luego perdió Mariano Rajoy, el entonces gerente del partido anotó en su contabilidad manuscrita de ingresos y gastos un supuesto donativo de Ubaldo Nieto por 3.000 euros. Nieto tenía entonces 73 años y llevaba 22 como consejero del Tribunal de Cuentas, a propuesta del PP. Pero el ahora expresidente del Tribunal de Cuentas niega tajantemente tal extremo: «No he dado ningún donativo al PP, y menos por ese importe, si fuera por cincuenta euros, todavía, pero no. Nunca he hecho un donativo al PP». Nieto llegó a ser presidente del Tribunal de Cuentas, precisamente el organismo público encargado de velar por la limpieza de las cuentas de los partidos, desde 1997 a 2007, el último ejercicio auditado.

Yo a este tipo no le creo nada. Veintidós escandalosos años en el Tribunal de Cuentas donde ni vio, ni oyó, ni olió nada. Ni emitió ningún informe decente fiscalizador. Este tipo como mínimo es un sinvergüenza. Y la justicia debería averiguar si es algo más. La gangrena se extirpa con bisturí, no con aspirinas. Y Ubaldo Nieto debería ser procesado.

 

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