La Derecha civilizada chilena comienza a pedir perdón

Sábado 21 de septiembre de 2013 Javier Moreno es el director de El País. Viajó a Santiago de Chile y le hizo una larga entrevista al presidente de Chile, Sebastián Piñera, un empresario de la derecha de su país, que abandonará en breve su cargo para, seguramente, darle la banda presidencial a la ex presidenta Bachelet. A diferencia de Rajoy y mucho más de Aznar, en España este señor no estaría en el PP por lo que dice y ha hecho. No se entendería aquí que alguien de la derecha pida perdón por los crímenes de la dictadura pinochetista y señale a la prensa y a la justicia por sus silencios. En España el único juez que trató de averiguar algo sobre el franquismo, Baltasar Garzón, fue obligado a dejar la judicatura por intentar hacerlo. Entresaco la presentación que haizo Moreno de su entrevista con el Presidente Piñera concedida en su despacho con motivo del cuarenta aniversario del golpe que los militares chilenos le dieron al presidente Allende. A continuación  las reflexiones sobre la culpabilidad y el silencio de unos y otros. Algo impensable en España. “Chile vive días convulsos. Por una parte, el aniversario del golpe ha desencadenado una profunda reflexión en la sociedad chilena. Nunca se habían oído con anterioridad los arrepentimientos necesarios; asociaciones de jueces que piden perdón por su pasividad; que recriminan a sus cortes superiores lo que hicieron y, sobre todo, lo que no hicieron por paliar, por mitigar los zarpazos de la bestia militar; políticos de izquierda y de derecha lamentando comportamientos de antaño; nunca tampoco, como consecuencia de lo anterior, habían resultado tan estruendosos los silencios y la desmemoria vergonzante de los que aún llaman pronunciamiento al golpe de Estado y gobierno militar a la dictadura. El país se apresta, por otra parte, a poner fin en noviembre, según indican las encuestas, al primer periodo de gobierno de la derecha desde el final del régimen militar. Ambos acontecimientos están sin duda relacionados de una forma profunda, telúrica, trenzados por los hilos inextricables del dolor, el recuerdo y la política. Socialistas, democracia cristiana y sus aliados en la izquierda se negaron a participar en el acto oficial celebrado el lunes pasado en el palacio de la Moneda porque alegan que sentar juntos a las víctimas de la dictadura con personajes (aliados políticos del presidente) cuyas posiciones sobre el régimen de [Enlace roto.] resultan de difícil digestión para cualquier demócrata hubiera requerido de un esfuerzo de reconciliación para el que Chile claramente no está aún listo y que el mandatario, en su opinión, tampoco ha intentado con sinceridad. “La conmemoración o recuerdo de los 40 años del golpe militar”, el presidente dice siempre golpe militar, nunca pronunciamiento, “ha sido muy intensa y ha revivido muchos sentimientos y emociones que fueron parte de la sociedad chilena en los últimos 40 años”. Piñera ha contribuido a ello de forma notable para un dirigente de la derecha bajo cualquier estándar histórico. Señaló la responsabilidad y los silencios de la prensa y de los jueces durante las atrocidades y habló de “cómplices pasivos”, lo que irritó a no pocos de sus correligionarios, que se sintieron debidamente aludidos. Su discurso sorprendió a muchos y de forma indirecta, aunque él lo niegue, dejó en posición comprometida a la candidata de la derecha a sucederle en la Presidencia, Evelyn Matthei, hija de un general que gobernó con Pinochet, quien aduce que no ve razón alguna para pedir perdón puesto que ella solo tenía 20 años cuando sucediera el golpe. Llegado el momento de expresarse en plebiscito sobre la continuidad del régimen, en octubre de 1988, el actual presidente votó que no, Matthei votó que sí. Las extraordinarias declaraciones de Piñera, un gesto en verdad fundamental, refuerzan la idea en muchos, según constaté a lo largo de dos días en Santiago, de que el gobernante, empeñado en construir una nueva derecha libre de hipotecas con la dictadura, para lo que necesita reordenar a fondo el mapa político chileno, prepara ya a su vuelta en las elecciones de 2017, de lo que se hablará a lo largo de la conversación que mantuvimos el lunes pasado. Eso será luego, porque mientras repasamos lo sucedido esta semana, el presidente mantiene las líneas políticas correctas, la inminencia de la elección presidencial, sostiene, es lo que dificulta la reconciliación de los chilenos. Dice Piñera, eso, a mi juicio, se ha producido mucho más en la gente común y corriente, en los ciudadanos, que en los políticos, y también yo pienso que el hecho de que estemos en plena campaña electoral incorpora un factor que hace que ambas partes, y particularmente una de ellas, la izquierda, crean que este escenario de volver a revivir los mismos odios, querellas y divisiones que ocurrieron el año 73 los pueda favorecer electoralmente. Imposible que Rajoy o Aznar o Esperanza Aguirre o Gallardón o Montoro dijeran algo parecido.

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