Desayuno con Felipe González y hamaiketako con Euskaltzaindia

Martes 24 de septiembre de 2013

Estaba este lunes en Madrid. A las nueve desayuno con Felipe González. Presentaba a Juan Luis Cebrián, gerifalte de Prisa. Dos salas llenas. González ejerce una tremenda fascinación en el Madrid político. Tiene 71 años y hace 17 años y medio dejó la presidencia, pero tiene autoritas. Y le ha presentado a Cebrián que fue director de El País y ahora es el mandamás de Prisa. Cuando dijo que es imposible la independencia de Catalunya supe que ese iba a ser el titular del día siguiente. Antes había hablado de los agujeros de Europa, de la transición como reconciliación entre españoles, de cómo Aznar iniciaba su año legislativo en Quintanilla de Onésimo, pueblo que lleva ese nombre en honor del fundador del fascio hispano, de la corrupción y de la justicia donde dijo, no había llegado la democracia, del agotamiento del modelo constitucional y de Catalunya, donde dijo eso de la imposibilidad de la independencia, sabiendo lo que decía y que ese iba a ser el titular. El es el responsable del actual marasmo autonómico. A Arzalluz le dijo en su día que Andalucía se podía gobernar como una mancomunidad de Diputaciones pero por erosionar a Suarez, se inventaron lo de la nacionalidad histórica cuando si algo es lo andaluz  es  la esencia de lo hispano con Castilla. Y dicho  con respeto.

Habló Cebrián, pero sus reflexiones, ante la fuerza de su presentador, pasaron a segundo lugar. Y es verdad que habló de la debilidad de la prensa, del rey y de la necesidad de una autoridad que medie, del parlamento, de los referéndums, y de las 200 cabeceras periodísticas que han caído con la crisis. Hubo preguntas y González no quiso contestar ninguna para no quitarle a Cebrián su protagonismo. Lo malo fue que después no había forma de salir de la sala porque la taponaban los periodistas que entrevistaban a González.

Yo fui a saludarle. Me dijo. «Esta semana me he acordado de ti y te diría una cosa que te iba a agradar, pero no te la voy a decir». Pues que bien. Me tocó ser diez años el portavoz del PNV en su mandato  estando frente a él  diez de sus catorce años en los que fue presidente y siempre le digo que lo de los jarrones chinos no es de él sino que lo traje de Venezuela.

Después me fui andando por el paseo del Prado, Recoletos y Castellana hasta el número 46. Se entregaba a la plataforma de los desahucios y a Euskaltzandia por iniciativa de Izaskun Bilbao  los premios del Parlamento Europeo. Allí estaba Izaskun, Jon Goikolea, tres senadores del PNV y un diputado (Bildarraitz, Martínez, Anasagasti  y Agirretxea), Enrique Baron ex presidente del parlamento Eurpeo, Willy Meyer de IU, Carmen Romero, ex de Felipe González, Ana Miranda que habían sido jurados del premio entregado a Euskaltzandia y a la Plataforma de Ada Colau que allí estaba defendiendo lo suyo.

Carmen Romero se quejó de la ausencia de eurodiputados del PP y yo de la ausencia del Director de la Academia de la lengua española al que había visto en el desayuno de González y Cebrián.

Buen discurso de Izaskun y de Andrés Urrutia, con presencia de Erramun Osa y de Patxi Baztarrika.Y una pena que premio tan importante no tuviera más público.

Carmen Romero le pidió a Andrés Urrutia un poema en euskera para ponerlo en el Parlamento Europeo. Urrutia le dijo que el que había leído el rey de Orixe y yo le dije que el de Gabriel Aresti que habla de la defensa de la casa del padre. Hablaron en euskera Izaskun Bilbao y Andrés Urrutia en discursos medidos  y transversales y algunos de los presentes, que oían hablar euskera pero primera vez, nos decían: «Ahora os comprendo un poco más». El euskera es una carta identitaria de presentación con una fuerza increíble.

 

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