Mi recuerdo de Labayen

Sábado 14 de diciembre de 2013

Un tipo original que andaba a su manera, usaba chaquetas dos tallas mayores que las que le correspondían y a veces cruzadas, un hombre culto y original, un vasco especial de los que quedan pocos.  La última vez que le vi fue en una película sobre un cineasta nazi, cuyas explicaciones fueron muy valientes y claras y un año antes en una manifestación a favor del euskera, así como en la toma de posesión de Urkullu.

El Lehendakari Garaikoetxea apostó por él como Consejero de Cultura y Portavoz. Su fama le precedía. Había sido director del Hotel de Londres y eran famosas sus pequeñas trampas para tener el Hotel lleno.  Una vez venía un autobús desde París y no tenía plazas.  Llamó al conductor y le dijo que por avería parase en Burdeos. De esa manera solucionó el problema.  Y de esas hay muchas.

Abertzale, era muy ceremonioso con la Duquesa de Alba que visitaba Donosti una vez al año en verano.  Una vez me llamó para decirme que la Duquesa estaba molesta conmigo porque había aparecido en una revista que el Duque de Alba, padre de Cayetana, había hablado con los servicios secretos nazis para que cuando los alemanes bombardearan Londres no lo hicieran encima de la embajada. Aquello me pareció una inmoralidad y lo escribí.  Y me llamó Labayen para hablarme de las molestias de Doña Cayetana.

Promovió la creación del ente EITB. El proyecto de ley se discutió en la comisión de la que yo era presidente y a la comisión me venía Labayen y se ponía al lado mío para que el texto que había salido del Gobierno no fuera retocado con las enmiendas.  El quería una ETB toda en euskera y no fue fácil convencerle.  Luego la pelea fue por su ubicación.  Argumentaba que el euskera estaba en Gipuzkoa y allí deberían estar todos los estudios.  Terció Makua, Diputado General de Bizkaia, y los informativos pasaron a Durango y los estudios a Miramón.  Una castaña que se arregló en parte cuando de Durango los informativos pasaron a Bilbao, porque hoy Miramón languidece. El era profundamente gipuzkoano y siempre barría para casa.

Le gustaba el protocolo como a nadie.  El que era tan caótico todo lo relacionaba con uniformes, ceremoniales, adornos no solo le gustaba sino lo promovía.  Los uniformes de gala de la Ertzaintza, la orden “Árbol de Gernika” que creó él tras llamarle yo en 1983 desde Caracas pues las autoridades venezolanas me pedían saber con qué orden le condecoraría al Lehendkari Garaikoetxea el Gobernador de Caracas y cosas así.

Su padre fue Antonio María Labayen un intelectual de Tolosa.  Escritor, guionista de teatro fui a visitarle una vez a su casa con Uzturre.  Toda una experiencia.  Nos contaron que siempre antes de retirarse a dormir la madre tocaba el violín y el padre el piano. 

Le gustaba escribir y publicar sus trabajos sobre la construcción de soldaditos de plomo y más de una vez me llamaba para conocer los presupuestos de defensa.  Creo que al final le dieron la medalla al mérito a cuenta de este singular trabajo.

Promotor del colectivo Izadia, sus apuestas por el euskera y su abertzalismo lo distinguía en Gipuzkoa como la de un abertzale singular y valiente.

G.B. Ramón.

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