La diferencia entre Pujol y el Rey en relación a sus cuentas en el exterior

Lunes 28 de julio de 2014

PujolLa consternación provocada por la confesión de Jordi Pujol sobre su cuenta en Andorra ha sido propia de un cataclismo y una gran decepción moral. Y nada justifica lo hecho por una persona valiosa en el que muchos creíamos. Y no se entiende como se puede empañar una trayectoria tan al servicio de una causa por mero  interés económico. Es terrible y difícil de encontrar palabras adecuadas para descubrir el daño hecho por una personalidad tan fuerte y  a la que teníamos tanto aprecio. Es la muerte de un símbolo, de un mito.

Pero este caso de ocultación va a ser investigado y en su caso, sancionado. Y desgraciadamente Jordi Pujol quedará inhabilitado políticamente para cualquier iniciativa o consejo que podría dar. Es por todo una situación terrible y muy penosa.

Pero el rey ahí sigue agazapado contando con todos los honores cuando se niega a dar cuenta del patrimonio acumulado en estos cuarenta años. Intocable e impune. Pujol, tocable y no impune, sobre todo para quienes desean destrozarlo personalmente y en su obra. El rey, aforado e intocable.

Por eso es bueno recordar lo que ocurrió el año pasado cuando se encontraron cuentas en Suiza, herencias no declaradas y opacidades varias. Lajusticia no actuó. La agencia tributaria no actuó. Las Cortes no actuaron pues no se nos dejó preguntar nada sobre este asunto. La prensa dejó el caso.

Se sospecha que la cuenta en Andorra de Pujol no solo procede de una herencia de su padre sino ha sido alimentada estos años. Ojalá se investigue y llegue al fondo de la cuestión. Pero ¿de dónde nace el riquísimo patrimonio del rey valorado en casi 2.000 millones de euros como dio cuenta el New York Times?.

Muy mal lo hecho por Pujol, pero, ¿y el rey que prepara su viaje a Colombia para representar al gobierno en la toma de posesión de Santos? ¿Por qué esta doble vara de medir?.

Recordemos los hechos.

Zarzuela no pudo demostrar que el Rey tributaria por la herencia suiza de su padre

La Casa Real se limitó a decir que tiene «la convicción» de que los albaceas se ocuparon de liquidar las obligaciones con el fisco, pero no tiene datos para probarlo. Añadió que Hacienda tampoco podrá confirmarlo al haber pasado 20 años. Juan Carlos recibió 375 millones de pesetas

La Casa del Rey confirmó hace un año que Juan Carlos «no tiene ninguna cuenta en el extranjero» desde 1995, cuando cerró las que tenía en Suiza con 375 millones de pesetas (2,25 millones de euros) procedentes de la herencia de su padre. Sin embargo, la investigación abierta por Zarzuela tras destaparse este asunto hace cuatro meses, no ha encontrado pruebas documentales de que se cumpliesen las obligaciones tributarias derivadas de la herencia, aunque tienen «la convicción» de que los albaceas lo hicieron.

Las cuentas suizas heredadas por don Juan Carlos quedaron «a cero» en el año 1995, cuando fueron liquidadas y el dinero ocupado en el pago de deudas de los condes de Barcelona.

Así lo aseguraron fuentes de la Casa Real al explicar los resultados de la investigación abierta hace cuatro meses para tratar de verificar una información publicada por «El Mundo», según la cual Juan de Borbón dejó al morir, hace veinte años, una fortuna de 1.100 millones de pesetas, incluidos 728 millones en cuentas de Suiza, de las cuales el Rey habría heredado 375 millones de pesetas.

Las indagaciones llevadas a cabo por el jefe de la Casa del Rey, Rafael Spottorno, sólo han permitido verificar que las cuentas fueron liquidadas entre 1993, año de fallecimiento del padre del monarca, y 1995, y que el dinero no se transfirió a otro lugar.

Además, Zarzuela tiene la «convicción» de que los albaceas de don Juan pagaron los impuestos hereditarios, aunque no ha conseguido recabar pruebas documentales que lo confirmen. Hacienda tampoco podrá dar explicaciones al haber transcurrido 20 años.

Seguir el rastro a estas cuentas ha resultado un trabajo muy complicado, aseguraron las mismas fuentes, por los veinte años que han transcurrido desde que murió el padre del Rey, por la ausencia de documentos al respecto y, sobre todo, porque las entidades bancarias en que estaba depositado el dinero desaparecieron o fueron absorbidas por otras que a su vez cerraron y por la opacidad de la Casa Real.

En el Palacio de la Zarzuela no hay papeles que se refieran a esas cuentas y todas las indagaciones las tuvo que llevar a cabo Spottorno a través de entidades financieras suizas y sin que el Ministerio de Hacienda haya podido aportarle datos.

No obstante, la Casa del Rey tiene la «convicción» de que los tributos sí fueron abonados por los albaceas, en concreto por Luis de Ussía y Gavalda, conde de los Gaitanes, fallecido en 2005 y que fue quien llevó el peso de las gestiones sobre la herencia dentro del equipo de albaceas nombrado por Juan de Borbón.

En cuanto al dinero que recibió el rey como herencia consignado en cuentas de Suiza, Zarzuela no puede confirmar siquiera su cuantía, cifrada por El Mundo en 375 millones de pesetas, pero sí ha logrado verificar que las cuentas desaparecieron en 2005.

Quedaron «a cero», aseguran las fuentes, y el dinero no se transfirió a entidades de España ni de ningún otro país porque se supone que se utilizó para pagar «obligaciones y deudas» contraídas por el conde de Barcelona, así como a otros gastos no concretados.

No tienen ninguna duda sobre la situación actual de las finanzas del jefe del Estado y así afirman de manera rotunda: «El Rey no tiene ninguna cuenta en el extranjero». Para dar idea de las dificultades que Rafael Spottorno se ha encontrado en su investigación, las fuentes de Zarzuela han explicado que la Societé de Banques Suisses, que tenía parte de los fondos, en francos suizos, de la herencia de don Juan, desapareció, al igual que la otra entidad, Societé Generale Alsacienne de Banques, absorbida por Societé General.

Sus archivos están destruidos y los bancos no tienen obligación de conservar los datos de sus clientes más allá de diez años, y han pasado veinte desde que murió el conde de Barcelona, en 1993.

Después de que «El Mundo» publicase la información sobre la herencia de Juan de Borbón, y que parte de la misma estaba en tres cuentas suizas, tanto Izquierda Unida como UPyD quisieron preguntar al Gobierno si el rey había cumplido con sus obligaciones con Hacienda en relación al dinero recibido, pero la Mesa del Congreso, dominada por el Partido Popular, vetó su formulación.

Sólo aceptó una única pregunta relacionada con el asunto del diputado del PSOE Pedro Saura, que no mencionaba las obligaciones tributarias del rey y se refería en genérico al tema de esta manera: «¿Qué información puede el Gobierno facilitar acerca de la noticia aparecida en el diario El Mundo, en su edición del 31 de marzo de 2013, respecto del patrimonio que habría dejado en herencia el Conde de Barcelona a su fallecimiento?».

El presidente del Congreso, Jesús Posada, explicó entonces a los periodistas que la Mesa había dado trámite a las preguntas de las que el Gobierno tiene competencia y había rechazado aquellas referidas a «personas concretas» o a cuestiones de las que no tiene conocimiento el Ejecutivo.

En la información publicada el 31 de marzo de este año, firmada por Ana María Ortiz, «El Mundo» desvelaba que Juan de Borbón murió rico y dejó a sus hijos una herencia de 1.100 millones de pesetas, entre fondos en tres cuentas suizas e inmuebles. Del saldo en tres cuentas suizas, un total de 728 millones de pesetas, el rey fue destinatario de 375 millones.  Pero de su fortuna personal nadie quiere hablar.

Pujol, destrozado. Y el rey, encumbrado.

De eso se trata.

Todos los que legítimamente y con razón critican a Pujol, pierden autoridad moral para hacerlo si no hacen lo mismo con el rey. Así de claro.

 

El PSE pierde punch en Madrid

Domingo 27 de julio de 2014

Bueno, ya están todos en casa de vuelta del Congreso del PSOE que ha elegido un nuevo secretario general, tras las primarias, y una nueva ejecutiva donde destacan dos cosas.

La primera es que Eduardo Madina y Pérez Tapias no están conformes con la presencia proporcional  que tienen en esa nueva ejecutiva. Como se ve, una cosa es criticar y otra dar trigo. Palabras  de campaña que tienen fecha de caducidad y quien pierde es la política por la falta de seriedad.

Lo segundo es que Pedro Sánchez dijo lo que iba a derogar: la nueva ley del aborto, que todavía no está aprobada y la reforma laboral. Muy bien. Pero ¿qué propone usted de nuevo?. Nada con sifón. Bellas palabras de unidad, de realismo, de «somos el partido de siempre pero renovado», pero nada más. Todo lo que de mejor le ha pasado a este país ha sido gracias al partido socialista. ¿Y el Gal, monarquismo, rescate bancario, corrupción…?

Y con un curioso slogan de Congreso. «Cambiando el PSOE. Cambiando España». ¿No es un poco pretencioso  y totalitario dicho lema?.

Patxi LópezY de presidenta a Micaela Navarro, andaluza. Suresnes consagró el pacto andaluz-catalán. Pero los vascos pintan ahora  muy poco. Patxi Lopez, está como loco por irse a Madrid pero no mejora en nada su situación anterior. Pierde peso el socialismo vasco. Y aunque Patxi diga que su trabajo será transversal, tiene pinta que será tan transversal que no va a pesar nada. El navarro Enrique Jiménez, perdedor en las últimas elecciones en toda regla y desautorizado ante Barcina, entra en la ejecutiva. Y repite Pedro Zerolo. Nació en Caracas. Tuve una dura discusión con él a cuenta del chavismo. Era más  chavista  que Pablo Iglesias. Igual ha cambiado, pero lo era.

Y Griñan a casa. Lo mismo que Rubalcaba. Y Micaela de presidenta. Es como Madina. Persona antipática. De las que te cruzas en un pasillo y no te saluda. Pero es afín a la tribu. Y ahí está.

En resumen. Me recuerda el Congreso en el que ganó Rodríguez Zapatero. Buenas y bonitas palabras, pero muy poco contenido.

Jordi, lo estás haciendo muy bien

Viernes 25 de julio de 2014

561.13 comprimidoEl   Grupo   Vasco en el  Senado, cabemos en un taxi, estuvimos el  pasado mes de julio en Barcelona visitando el Parlamento y la Generalitat. Terminamos el día en el Born que es la evidencia de las  barbaridades  que en 1714 hicieron los seguidores de Felipe V cuando conquistaron Barcelona y construyeron un Arsenal y una Ciudadela y como necesitaban espacio libre ante ellos se cargaron mil  casas. EI 5% de aquella ciudad que había estado sitiada.

En el parlamento, además de saludar a su presidenta y regalarle una Argizaiola (no sabemos dónde  la habrá puesto) vimos  las dependencias de aquel Palacio Real convertido por Companys y Maciá en Parlamento. Tras esta visita nos fuimos a  la Plaza San Jaume donde está, frente al ayuntamiento, el Palau de  la  Generalitat.

Allí el Conseller de presidencia, Quico Homs, y hombre fuerte del  gobierno de Mas nos enseñó varias dependencias, entre ellas el  gran salón que  tiene un balcón  que da a la plaza y desde el  cual Maciá proclamó la República catalana en 1931 y Tarradellas dijo aquella frase de “Ja soc aquí”. Sus pinturas son de  la época  y en ellas se  ve  al   turco  vencido  y a los indios conquistados por los españoles, dato que no le pasó desapercibido a Rigoberta Menchú tras escuchar uno de esos discursos de circunstancia y políticamente correctos hablando de  la  igualdad.

Homs nos ofreció una frugal  comida y en los postres apareció el presidente Artur Mas con el que departimos una hora sobre la situación catalana y la cerrazón española.

Pero no  quiero  hablar hoy de política en esta página sino de una de las vivencias más chuscas  que he  vivido  en mi  vida.

A diferencia de los catalanes  que  tuvieron a Tarradellas negociando con Suárez su vuelta del  exilio  y su presidencia de  Ia Generalitat que no era más que la Diputación de Barcelona, nosotros mantuvimos en el  exilio  al Lehendakari Leizaola que había sustituido a José Antonio de Aguirre cuando éste había fallecido en París en 1960. Era pues un símbolo  y la representación de  aquella legitimidad conculcada por las  armas en  1936.

Tras  la aprobación del Estatuto de Gernika por referéndum el 25 de octubre de 1979 consideramos que era el momento de decirle al Lehendakari que volviera y así lo hizo en un avión de Aviaco y con una recepción multitudinaria en San Mamés. Al día siguiente entregó las llaves de la Delegación de París al entonces presidente del Consejo General Vasco, Carlos Garaikoetxea y el PNV le puso un coche para que el viejo político se desplazara, visitara cada rincón de una Euzkadi que le habían hurtado por espacio de cuarenta años. Y el Lehendakari, aficionado a la historia, a la geografía y a la poesía disfrutó esos últimos años como un niño con zapatos nuevos.

Para desplazarse  le encargamos a un afiliado de Eibar de nombre Iñaki que le cuidara como a un niño y estuviera pendiente de él. Era Iñaki un gigantón, campechano, directo y sin tener la menor noción de protocolo. Un buen tipo  que caía muy bien.

El  caso es  que el Lehendakari decidió visitar al  entonces president de  la Generalitat Jordi Pujol y allí  acudimos con él, Joseba Elosegui, que era senador, y yo mismo. Y llegamos al Palau y nos metieron por la gran puerta  que da a la plaza con todos los Mossos d’Esquadra formados  y en posición de saludo.

Lo curioso del caso es  que el  chofer, sin ser invitado por nadie, se sumó a la comitiva y subió con nosotros al despacho del Honorable Pujol y sin cortarse un pelo se sentó y estuvo en toda la charla que tuvimos con el presidente.

Era uno más. Al salir se acercó a Pujol  y le dijo:  “Jordi, lo estás haciendo muy bien y sigue así”. Seguramente Pujol pensó que  aquel gigantón era poco menos el presidente del Euzkadi Buru Batzar y le agradeció las palabras.

Seguramente si hubiera sabido   quien era, con lo puntillosos que son los catalanes para el protocolo, lo  hubiera encerrado en la mazmorra palaciega.

¿No me digan  que ésto no  es propio de una película tipo Ocho Apellidos Vascos?. Y es  que nuestra  igualdad o nuestro extraño concepto de la igualdad y campechanía da para eso y para mucho  más.

Ese día les conté la anécdota vivida y posteriormente les envié la fotografía donde aparecíamos  todos y, en primer lugar, nuestro  buen Iñaki siguiendo atentamente  lo  que decía Pujol. Y es que los vascos somos así.