Sábado 19 de septiembre de 2015
El pasado lunes 14, salía una delegación de la comisión de asuntos exteriores del Senado hacia Nueva York. Ha sido este el primer y único viaje de nuestra comisión en toda la legislatura. El Congreso ha viajado 28 veces y a todas partes. Así funciona la igualdad de criterio en las Cortes Generales a pesar de que las dos tienen el mismo rango. ¿Por qué será?. Y eso que cuando uno va a Nueva York como Senador piensan que va el rey de Roma. Un Senador en USA es mucha cosa. Aquí, ya se ve.
La Comisión del senado la preside el catedrático Alejandro Muñoz Alonso, experto en política exterior, escritor de varios libros sobre ello, y con una dilatada trayectoria tras sus espaldas. José M. Chuiquillo es el vocal del PP en la Comisión. Valenciano proviene de Unión Valenciana. Javier Losada ha sido alcalde de A Coruña por el partido socialista y ahora en el Senado se ocupa de varios temas, entre ellos el de política exterior al haber dejado la comisión Dimas Sañudo. Por la Entesa iba a acudir Joan Sabaté pero un percance familiar le ha impedido hacer el viaje. Por Unió, sin Convergencia, el eurodiputado Salvador Sedó buen conocedor del mundo exterior. Por el Grupo Mixto Urko Aiartza de Amaiur que lleva mucha mili hecha en temas internacionales y por el PNV, Iñaki Anasagasti. Nos acompañaba el letrado Fernando Dorado y el administrativo Eduardo Vas.
Con Alejandro Muñoz Alonso éste ha sido mi tercer viaje parlamentario a Naciones Unidas. El primero fue en 1994 y recuerdo que además de los dos citados íbamos Jordi Solé Tura, Joaquín Molins, Rafaél Estrella y Narcis Vásquez. Ninguno de ellos hoy en activo y Solé Tura fallecido. El último día les entregué a los miembros de la Delegación española en la ONU aquella buena resolución que aprobamos en 1995. No tenían ni idea.
Llegamos en siete horas y en un buen vuelo al aeropuerto Kennedy. Nos esperaba en nombre de la embajada Carlos López Ortíz un diplomático pequeño de estatura pero locuaz, movido y servicial que se hizo responsable de todo y nos montó en una de esas furgonetas negras de película para llegar al hotel Millenium, un monstruo de cuarenta pisos en el que yo estaba alojado en el piso 45 y al que llegabas con un ascensor muy rápido que te colocaba allí en un pis pas. La vista desde la habitación de ese Nueva York que toca el cielo con sus rascacielos y viendo el edificio de la Crhysler y el Empire Estate es de gran belleza lo que me ha permitido ver tres amaneceres únicos. Para colmo este hotel Millenium está en frente de la entrada de la ONU, con lo que todo es enseñar la credencial y, para adentro. ¿Medidas de seguridad?. Las normales aunque antes de entrar en el hotel un perro olía nuestras maletas. Menos mal que no llevé un queso de Idiazabal.
La jornada de trabajo comenzó el martes yendo a una oficina de trabajo con Jeffrey Feltman que es el secretario general adjunto de asuntos políticos, asesor del secretario general Ban Ki-moon. El nos dijo que si la ONU fuera un estado él sería su ministro de Asuntos Exteriores. Se le notaba en su prepotencia que había sido embajador de Estados Unidos en Oriente Medio y en el Norte de África y no es lo mismo ser embajador de Andorra que de Estados Unidos. Me pareció bastante autoritario y hablando ese lenguaje de madera de los diplomáticos que no dicen nada y que además alejan al ciudadano de lo político.
Le pregunté por el trabajo del ex primer ministro portugués Guterres en relación con los refugiados y siendo así ¿Por qué no se habían dado cuenta que tras cinco años de guerra se iba a producir un éxodo tan masivo en Siria?. Y le pregunté sobre el Sahara, donde la ONU algo tiene que decir. El muy desalmado dijo que los saharauis no habían aceptado el estatuto planteado por los marroquíes y cuando le pregunté cuando retiraban del Consejo de Seguridad el acuerdo contra ETA a raíz del atentado del 11 M me dijo que sería políticamente incorrecto que hablara sobre ello y punto. Todo un demócrata.
Salí defraudado. Era lo oído hacía veinte años, con otras palabras. Y por un alto funcionario que acomodado al puesto no hará nada que se salga del rail. Y para Estados Unidos, el Sahara no cuenta absolutamente nada. Obama está feliz con lo logrado en Cuba y en Irán y ahí parece que se le ha acabado toda la posible pólvora.
Fuimos al gran comedor que da al río. Allí nos esperaba el embajador Román Oyarzun, de Madrid, aunque ha estudiado en Lekarotz y en Deusto. Hombre alto y bien formado, correcto en sus formas, el clásico diplomático español que además entre una cosa y otra lleva doce años en Naciones Unidas y culmina su trayectoria nada menos que presidiendo el Consejo de Seguridad. Todo políticamente correcto aunque nos dijera que el mundo va de mal en peor y que en los próximos años las cosas seguirán empeorando.
Tienen ante sí, la semana que viene, el viaje del Papa que va a ser una convulsión en Nueva York y los del Rey y el de Mariano Rajoy con el inefable García Margallo.
Me hizo gracia que me hablaran del buen discurso del rey del año pasado. Pero ¿no se lo habéis redactado vosotros? les dije. Este culto a la personalidad tan vacuo, reconozco, me enerva.
Comida buffet agradable y contando experiencias de todo tipo.
Tras ésto nos llevaron a la gran sala de la Asamblea General para presenciar el cambio de presidencia. De un ugandés a un danés de nombre Mogens Lykketof, antiguo ministro de exteriores de su país. Nos lo pusieron como hombre gris. Y allí estaba Ban Ki Moon. La sala repleta, nos sacamos fotografías, buscamos a la hija de Chávez y nos dijeron que la semana que viene con la presencia del Papa no cabrá allí ni un alma. Ya de hecho se están acentuando las medidas de seguridad.
Tras el almuerzo y la presencia en la conocida sala de la Asamblea pudimos patear algo un Nueva York caluroso y lleno de gente comiendo en las esquinas o volviendo a casa. Lo vi sucio. Y nos aseguraron que la higiene no es el fuerte de Nueva York. Tienen ratas y un mal servicio público de retirada de deshechos. Se veían por todas partes. Y quien vaya allí vendiendo pintura a buen precio se pone las botas. Frente a edificios deslumbrantes, hay mucho cutrerío descascarillado.
Y a las 7:30 en otra furgoneta negra nos llevaron a la residencia del embajador, un palacete precioso entre la Quinta Avenida y Madison. Nos esperaba él con su esposa Begoña y gentes de la embajada o españoles que trabajan en temas internacionales. Una de ellas es la jefa de gabinete e información del Secretario General que nos vino con una revista sobre los setenta años de la entidad que acababa de editar y que solo tenía para dos personas y nos dijo que la cosa iba bien pues ya han celebrado 1.800 reuniones. Me pareció aquello un poco chusco el de medir la eficacia de su actividad por miles de reuniones. Se llama Cristina Gallach y es la Subsecretaria General de Comunicación e Información Pública. Un puestazo pero me dio que allí había poca sustancia. Más interesante me pareció la encargada de información de Unicef que había llegado a ese puesto gracias al apoyo de Consuelo Crespo y que me dio la razón en relación a la inmensa improvisación que está habiendo con los refugiados. Y estaba Carmen Castiella Ruiz de Velasco, de Las Arenas, sobrina del ministro franquista de exteriores que es experta en África.
Palabras formales al inicio dela comida, sonrisas y amabilidades y pronto al hotel. Samorejo, salmón, macedonia. Poco pero bueno.
El miércoles 16 desayunamos Urko y yo con Ander Caballero, hijo del ex senador Pello Caballero y actual Delegado del Gobierno Vasco en Nueva York. Chico joven, despierto y bien formado cree que la mejor ubicación para una Delegación como la suya sería Washington. Cuenta con dos becarios y dos funcionarios en su equipo. Quiere trabajar con las grandes empresas porque estas abren más puertas en la administración. Fue una interesante puesta a punto informativa. Quedamos en enviarle libros.
Y más desayuno, esta vez en la Misión Española y a que nos explicaran como trabajan, como se hacen los órdenes del día, cuales son las incorporaciones de nuevos temas, así como una vista general de los acontecimientos, la agenda y el seguimiento a lo hecho por el Consejo. Estaban el embajador y sus ayudantes. Cinco en total, aunque deben ser sesenta trabajado en aquella oficina donde nada más entrar me fijé como encima de un armario estaban las fotografías de todos los embajadores españoles ante NN.UU. Entre ellos los franquistas Lequerica, Aznar y Piniés. El anterior embajador Juan Antonio Yañez me dijo que las habían quitado. Pues no. Ahí están. No sé si la ley de Memoria Histórica lo permite. Seguramente no. Pero ahí están de lo más orgullosos. Grandes servidores del estado. Grandes servidores de una oprobiosa dictadura.
Hablamos de todo. Volví a preguntar por el Sahara. Es un tema que les quema y al que no van a dedicar medio minuto y eso que les dije que en noviembre se cumplen cuarenta años de la Marcha Verde y de los Acuerdos. Pues mirarán para otro lado con el fin de no irritar a Marruecos. Me contestó lo mínimo y pasó a hablar del Yemen.
El embajador al finalizar me preguntó que me había parecido. ”Bien vuestros comentarios sobre Siria, Yemen y Libia pero una indecencia lo que estáis haciendo con el Sahara donde tenéis obligaciones morales y políticas”. Ya se esperaba algo así de mí. Pero los hispanos del PP y del PSOE, tan reivindicativos con el Sahara en legislaturas anteriores, ni abrir la boca.
En el transcurso de la charla nos dijo que para él los grandes fracasos de Naciones Unidas habían sido no haber hecho la reforma de la ONU, las masacres de la guerra de Ruanda y Oriente Medio. Ni mencionó al Sahara. Y eso que una de sus colaboradoras había dicho que la mitad de la agenda de la ONU es lo que ocurre en el África Subsahariana.
Surgió todo lo que se está haciendo para combatir el DAES, el yihadismo islámico, la situación de los 1.500 franceses que han viajado a Siria, los que piensan que con el estado islámico viven mejor, el trabajo de Bernardino León en Libia que de momento se aguanta como un castillo de naipes, la desigualdad y la pobreza como actor principal de los conflictos, los derechos de la mujer, lo que cuesta una Misión de Paz con presencia de Cascos Azules que son billones de dólares, el hecho de que Obama no tenga en su agenda al Sahara como tampoco lo tienen Francia y países limítrofes sin argumentar que las cosas no se arregla de por si sino que hay que ponerlas en la agenda y España no va a hacer nada. Y con la terrible argumentación de que como no hay violencia, no hace falta preocuparse. Parecería que hay que actuar y activar el terrorismo para ser tenido en cuenta.
Estuvieron con él Agustín Rebollo, Carmen Castiella Ruiz de Velasco, Carlos López del Rio, Javier Gassó, y otra más. Pese a todo lo frustante que es oir que el mundo está peor que nunca y que irá a peor, la discusión tuvo su interés. Son gentes que manejan mucha información y son profesionales de ello, pero me dio la impresión que vivían en otro mundo muy alejado del día a día de otros mortales.
Tras esta conversación Losada, Sedó, Aiartza y yo fuimos a la zona cero. Hora y cuarto para llegar en un taxi que nos cobró cuarenta dólares. Estar allí un cuarto de hora y volver en Metro al hotel. Nos pasamos de estación y tuvimos que coger otro cochambroso taxi con un indio que no sabía ninguna de las direcciones de Manhattan.
Llegamos una hora tarde a la cita con Mikel Reparaz, corresponsal de ETB en EE.UU. Fuimos a un restaurant alemán y hablamos de los vascos en la ciudad, de la visita del Papa que lo llena todo y él acababa de estar en Cuba, de la visita del rey y del intento que dijera que quería una España Fuerte y Unida. Vive en Nueva York con su mujer y dos hijos y está contento. Ni se le ocurrió que nos podía haber hecho una pequeña entrevista preguntando que hacíamos allí y como valoráramos lo que habíamos visto. No creo que todos los días dos senadores vascos de partidos distintos estén en Nueva York. Desde luego nada que ver con el espíritu y la letra del ENTE que creamos en 1982. Nada. Para hablar de la visita del Papa y la del Rey, ya hay otras televisiones. Me da que en esa casa no saben el ABC de la información y de la cercanía y que el jefe de informativos de ETB vive en otro mundo o solo sabe de sota, caballo y rey.
Por la tarde tuvimos dos entrevistas con dos embajadores de países que están presentes en el Consejo de Seguridad y sobre esta presencia y sobre los vetos y sobre lo que se hace versó nuestra conversación con el embajador de Chile Christian Barros y con el de Rusia Vitali Churkin. Nos acompañó el embajador Oyarzun.
El embajador chileno nos dijo que el primer milagro del Papa había sido que por primera vez en la historia todo el mundo quería a un argentino.
Fueron dos conversaciones interesantes de países que tienen distinto peso en el Consejo. Churkin además de miembro permanente era el presidente del Consejo y lo había sido anteriormente en otras doce ocasiones. Su embajada olía a soviético por todas partes y en el salón en el que nos recibió había una mesa larga, una silla a un lado solitaria y ocho al otro. Que quedara claro quien era el que mandaba. Fuera la foto de los embajadores habidos empezando por Gromyko, apareciendo también un viejo conocido soviético como Dubrinin. Dictadura por todas partes.
En definitiva las mismas cosas de todos los sitios. No injerencia en los asuntos internos de los países, tiene que haber violencia para que actúen, la maquinaria es muy pesada y está todo muy tasado, el coste de los despliegues es demasiado oneroso, los desafíos son cada vez más diversos y más difíciles de solucionar, la ONU nada puede hacer si los estados no se ponen de acuerdo, el próximo secretario o secretaria general debe ser de un país del centro de Europa, los países con Veto van a seguir con su veto. Y tararí tarará. Nada nuevo bajo el sol.
Esa noche la teníamos libre y nos fuimos Urko y yo a Eusko Etxea en Brooklyn. A pesar de ser un día de labor allí estaban vascos de todos los lugares de Nueva York que nos atendieron estupendamente. Una cena con un puré de calabaza, camarones, carne y pudin estuvo de restaurant de cinco estrellas. Y la gente que allí estaba era muy solidaria. Delante mío una señora muy amable casada con japonés, enfrente uno de Mungia mayordomo de un multimillonario, a mi lado uno de Oñati y Begoña Lasagabaster a quien no veía desde hace siete años y que trabaja en Naciones Unidas, un primo de Leire Pajín que nos mandó un saludo. Hablamos del funcionamiento del Centro Vasco y de cómo actúan y trabajan en su remodelación y de sus arreglos y de cómo, para el año que viene, quieren recordar la desaparición de Galindez en Nueva York y el viaje del Lehendakari Aguirre cuando llegó a Nueva York. Buena gente.
El último día fue el jueves 17.Este día pudimos estar presente, tocándoles, en una sesión del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas presididas por Vitali Churkin. El orden del día tenía como punto varias intervenciones sobre la situación de Afganistan. Me dio que había un cierto triunfalismo al valorar un país en camino de su solución final. El embajador de Afganistan se despidió de su puesto para engrosar la de funcionario en la casa. Todos le felicitaron Lo dicho. Pura endogamia. Pero lo oído y el estar allí, el silencio, y lugar tan histórico impresiona.
Al salir fuimos a la tienda de Naciones Unidas. Me saludó una señora de Bilbao que allí estaba con su esposo esperando a la encargada para venderle pañuelos con ideas chirenes. El mundo es un pañuelo.
Y ese día por la tarde, a casa, tras tardar en llegar al aeropuerto más de una hora y media.
Conclusión: Interesante pero constatar que la ONU es un paquidermo carísimo sin apenas éxitos a cuenta del egoísmo de los estados y de cómo los intereses lo condicionan todo. Una es la teoría, otra la práctica. Y en ningún lugar se ve mejor esta contradicción que en esa casa donde las gentes van y vienen con carpetas y caras de importantes para resolver absolutamente casi nada. Se conforman diciendo que no han logrado el cielo pero si han evitado el infierno. Si, pero ¡a qué precio y con semejante burocracia!.
Un buen lugar para discursos.
Erreparaz sencillamente fue sincero como profesional.
No vio ningún interés en que «dos senadores vascos» visitasen la ONU, es un periodista con experiencia. No le salió porque sabe que ni son vascos -sino españoles, de España, una provincia colonial de ultramar de US- ni mandan nada.