Sábado 14 de noviembre de 2015
No hay palabras para describir lo ocurrido en Paris. El horror del terrorismo paraliza a la sociedad. Y desde el primer momento todas las televisiones europeas se pusieron en cadena. No era para menos.
Pero Europa o se une y adopta de una vez una política común contra el terror o sus divisiones le harán a éste crecer.
Unión ante los atentados, ante las víctimas, ante la información, ante el análisis del fenómeno, ante los brotes xenófobos, ante los refugiados, ante la miseria de los países susceptibles de alimentar el odio hacia occidente, ante la sospecha, ante lo musulmán no yihadista, ante el fanatismo, ante una religión manipulada que obliga a matar, ante….Unión, mucha unión.
Ayer cuando oí el nombre del Bataclán me acordé de José Mari Azpiazu un vasco exiliado que los fines de semana era el taquillero del Bataclán donde se hacían toda clase de espectáculos y donde los emigrantes españoles iban a bailar.
José Mari Azpiazu redondeaba su pequeño sueldo en la Delegación del Gobierno Vasco en el exilio que estaba en el número 16 de la Rue Singer en el arrondisement XVI. Además de portero José Mari fue el secretario del Lehendakari Aguirre y del lehendakari Leizaola. Y trabajaba los fines de semana en el Bataclán para redondearse el sueldo.
Es la otra historia del exilio y de la política.