Martes 5 de diciembre de 2016
Hoy, martes 5 es un día clave en la historia venezolana. Se constituye su Asamblea Nacional. Un Parlamento de 167 diputados en el que la oposición, la Mesa de la Unidad, tiene 112 como consecuencia de las elecciones del pasado 6 de diciembre.
Tras 18 años de Chavismo surge un poder democrático que como dice su nuevo presidente, no es un contrapoder, sino el poder legislativo.
El presidente Maduro y el siniestro ex presidente de la Asamblea, Diosdado Cabello, están maniobrando para que la oposición no asuma toda su representación en la cámara lo que le permitiría censurar ministros y otras iniciativas que le dejarán al chavismo a la intemperie. Y a tal efecto les ha obligado a sus jueces de cámara dejar sus vacaciones para que anulen el acta de cuatro diputados, tres opositores y un chavista, como medida cautelar para evitar ese océano opositor en el nuevo Capitolio mientras trata de crear un fantasmagórico Poder Comunal y que éste si sea un contrapoder de la nueva «Asamblea Burguesa».
Y este domingo pasado, democráticamente, los diputados opositores eligieron a quien iba a ser por un año el presidente de la Asamblea entre dos candidaturas. La de Julio Borges, del Partido de Capriles «Primero Justicia» y la de Henry Ramos Allup, un veterano dirigente de Acción Democrática que en un debate televisivo le pidió al presidente Maduro que le dejara hablar que él ya hablaba bastante en su «Aló Presidente».
Y por 62 votos frente a 49, ganó el dirigente de Acción Democrática a quien conocí hace diez años en la sede de partido, el socialdemócrata AD, el partido de los adecos, del presidente Rómulo Betancourt, Leoni, Carlos Andrés Pérez y Piñerua.
Fuimos de observadores a unas elecciones legislativas, diputados y senadores de las Cortes Generales. El embajador Raúl Morodo ni nos vino a recibir al aeropuerto. El estaba volcado con el chavismo. Y nos dedicamos a visitar partidos y líderes de opinión en unas elecciones legislativas en las que la oposición había tomado la errada decisión de no participar en ellas.
Y estuvimos en la sede de Acción Democrática y allí nos recibió junto con la directiva de su partido el nuevo presidente de la Asamblea Nacional venezolana.
Recuerdo como el socialista y ex alcalde de Madrid Juan Barranco le dijo a Ramos Allup que en democracia siempre había que participar y que si no se participaba uno se quedaba fuera y fuera hacía mucho frío. Y que tomara buena nota de como se había hecho la transición en España.
Tomó la palabra el dirigente de Acción Democrática y nos explicó las razones de su abstención electoral y narró una por una todas las conculcaciones de la ley que había hecho Hugo Chávez para ganar unas elecciones amañadas ante las que ellos habían tomado la decisión de no querer legitimar aquella farsa.
Y terminó diciéndole a Barranco lo siguiente:
«Mire usted. Habla su señoría de que hace mucho frío fuera de las instituciones y tiene razón, pero no es el caso. Aquí no estamos hablando de unas elecciones democráticas. Y hablando de frío le diré que cuando ustedes tuvieron frío fuimos nosotros los que les vestimos con un buen abrigo de ayuda económica y de ayuda internacional cosa que no están haciendo ustedes con nosotros».
Siempre que le veo a Juan Barranco le recuerdo aquella vivencia. La última vez en el Senado y Barranco me confesó que ese día por la noche fue a cenar con Juan Carlos Monedero que por allí estaba asesorando a Chávez sin decirnos nada.
Me alegro que el adeco Henry Ramos Allup sea el nuevo presidente de la Asamblea Nacional Venezolana. Se ha apostado por la experiencia del viejo zorro al que será difícil colarle algún gol.