LO QUE DIJERON EN EL GOBIERNO DE ARIAS NAVARRO SOBRE LOS SUCESOS DE VITORIA.

Jueves 25 de febrero de 2016

AreilzaSe va a conmemorar el ochenta aniversario de aquella tragedia en Gasteiz donde murieron tres personas y fueron heridos muchas más en una carga policial del franquismo a los cuatro meses de la muerte del dictador.

Este año se quiere recordar de manera especial este terrible hecho y quiero aportar un documento de interés.

He encontrado en el libro del entonces ministro de Asuntos Exteriores, José María de Areilza, Diario de un Ministro de la Monarquía, lo que apunta en su diario sobre lo que se decía en el Consejo de Ministros de aquella dictadura y la frivolidad, indecencia, pasividad, e indiferencia de aquellos señorones del régimen donde se encontraba Manuel Fraga, como ministro de la Gobernación, y el sinvergüenza de Villar Mir, gran pope actual de una constructora, de la patronal española, financiador del PP, y hombre que da clases de ética en 13 TV.

Leánlo. No tiene desperdicio:

5 DE MARZO (José M. de Areilza)

10 de la mañana. Consejo en Presidencia. Arias me saluda fríamente: ¡bien venido! ¿Tendrá ya celos negros? El tono es sospechoso. ¡Qué extraño personaje! Puede que sea un acomplejado patológico. Pide que abreviemos para tratar de terminar por la mañana. Sí; sí… Los sucesos de Vitoria ocupan el tema del día. Todo el mundo —los ministros también, en especial Suárez, que ha sustituido en Gobernación a Fraga, ausente— está pendiente de lo que allí ocurre. Cada uno tiene su versión. El presidente, crispado, echa la culpa de los sucesos a los jueces que ponen en libertad a los detenidos cuando no encuentran motivos de procesamiento. También recibe su rociada la prensa canallesca, entendiendo por tal a todas las publicaciones periódicas y diarias, incluidas las del Movimiento. Recibe la Iglesia su cupo correspondiente porque los sucesos de Vitoria se deben según Arias a que había varios curas defroqués entre los líderes obreros. Y uno de ellos casado con una monja misionera. Como Lutero. Otro culpable: la ola de erotismo que lo invade todo. Cuenta cómo fueron a verle a su despacho la Comisión de Padres de Familia, presididos por Coronel de Palma, que le entregaron un documento en el que se relatan minuciosamente cuantos actos sexuales entre personas del mismo y distinto sexo se cometen en los escenarios de Madrid en funciones de tarde y noche. A su juicio procede tomar inmediatas medidas contra tal invasión porque de no ser así irían personalmente los padres de familia a destruir las revistas en los quioscos y supongo que a dar de latigazos a la Nadiuska y la San José para que esto se acabe.

En Vitoria el obispo va a leer una homilía. El obispo no va a leer la homilía porque al entrar en la catedral le han recibido con gritos de «¡Asesino!» «¡Fuera!». Clima de ansiedad y nerviosismo. El entierro de las víctimas es a hombros y van cincuenta mil personas en el cortejo. Han acuartelado las tropas y el capitán general pregunta si tiene que declarar el estado de guerra en la ciudad. Más tensión. Procuro informar a quienes desean escucharme cuál es mi propio criterio: Que el prestigio del Rey y de su Gobierno estaban intactos y tenían un amplio crédito para acometer su programa. Que había que acometer ese programa con decisión y rapidez. Y que los sucesos no eran debidos ni a los curas, ni al erotismo, ni a los jueces, sino a los partidos de izquierda, que tenían una estrategia .política perfecta­mente clara. Que había que retomar la iniciativa política en nuestras manos para contramaniobrar rápidamente o seríamos desbordados constantemente. Mis palabras impresionan. En medio de las tensiones de este día, surge lo insólito, lo que pasa al anecdotario: un ministro quiere reformar el Código Penal, él solo, para que sea delito grave ser «piquetero» en las obras en construcción. Osorio ha vuelto de enterrar a Iturmendi diciendo que le han robado un subsecretario y que, como ha jurado el cargo ante Villar y no ante él, ha cometido un perjurio; todos sus actos son nulos de pleno derecho y el acta levantada es un delito de falsedad en documento público. Las ocho menos cuarto. Me meto en el coche destrozado en parte por la gripe que he venido capeando malamente pero en realidad por la presencia directa en un espectáculo insólito y, a mi entender, insoluble a corto plazo que se llama el primer Gobierno de la Monarquía”.

Hasta aquí lo escrito por Areilza. Ya ven la calaña de aquella gentuza.

2 comentarios en «LO QUE DIJERON EN EL GOBIERNO DE ARIAS NAVARRO SOBRE LOS SUCESOS DE VITORIA.»

  1. De 80 aniversario nada de nada.
    Fue un año dramático aquel 1976.
    No sólo mataba ETA, que también y mucho.
    Y muchos enredaban de lo lindo, con tiros por medio y sin tiros. ¿No se acuerdan ya de Montejurra?
    Que Areilza escribiera eso no simplifica lo tenebroso de aquel momento.
    Hubo sangre y gentes que buscaban que hubiera sangre para sacar adelante sus pretensiones de poder: asaltarlo o conservarlo, que no me parecen menos criminales unos propósitos que los otros.

    Algunos, a cuenta de aquellos dramas, pretenden agitar aún las aguas de la convivencia, cuidando de vestir el muñeco con demandas de justicia poco creíbles. Es uno de esos supuestos de aprovechamiento sectario de los Derechos Humanos invocados tan lame entable como real.

    Y en ello andamos, en ello y a la espera de la excarcelación del etarra más mediático del momento y a la espera de lo que resuelva el TEDH, y a la espera de noticias sobre el caso De Miguel y sobre el trío Atutxa, Knorr, Bilbao. Mucha espera, pero es lo que hay.

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