Domingo 28 de febrero de 2016
No queda ya nada de aquella esperanza informativa que empezó a nacer hace cuarenta años y que quería romper el silencio y la manipulación de la dictadura. Lo llamaron El País, y aunque Fraga estuvo cerca del parto, pronto adquirió el perfil de un periódico serio, bien hecho, progresista, y referencia del ciudadano que buscaba la verdad.
Hoy no queda de aquello más que el nombre. El resto es un panfleto que une sus titulares, informaciones y editoriales con lo que en cada momento le interesa a ese personaje nefasto para la digna historia de un diario que se llama Juan Luis Cebrián. Por el camino han ido cayendo los mejores periodistas, los mejores columnistas, los mejores diagramadores, los mejores contadores de historias. Y hoy es un apéndice de lo que le interesa a Pedro Sánchez.
Después de la risible consulta hecha a los afiliados del PSOE por el aparato, donde no ha habido ni debate, ni contraste, sino solo a Pedro Sánchez saliendo al aire con la fotografía de Pablo Iglesias por detrás, ha titulado el domingo, el resultado obtenido, de esta manera:
“Sánchez gana la consulta con más del 50% de participación».
Ese titular es el monumento a la manipulación y a la obscenidad ya que se podía votar desde casa con el ordenador o yendo a las sedes, pero a pesar de tantas facilidades y así y todo Pedro Sánchez no ha logrado mover ni al 50% de su militancia. ¡Vaya Victoria!.
Gráficamente José Antonio Pérez Tapias, decano de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Granada y uno de los tres candidatos que se presentaron para ser secretario general del PSOE junto a Eduardo Madina, escribió gráficamente:
«Es difícil dar una respuesta clara porque puede valer en una dirección o en otra. No se tiene el coraje político de decir en que se ha cerrado ya un acuerdo. La ambigüedad de la pregunta es un insulto a la inteligencia política».
Pero El País le echa una mano a Pedro Sánchez, que ha perdido este envite, a pesar de haberlo ganado en El País.
Me parece una vergüenza toda esta manipulación.
Y me apena por constituir una enmienda a la totalidad a la historia de este periódico que va a cumplir cuarenta años.
Que un militante del PNV como Anasagasti, cansado de transitar por las dos cámaras, y arrastrando el fardo de prensa partidista que es Deia, simule soltar lagrimillas por El País, me suena a cuchufleta. Y viniendo de quien es periodista además, da tristeza.
El «cuarto poder» necesita de profesionales comprometidos con desvelar la verdad de los hechos no con imitadores de «Angel si señor», siempre complaciente con el «patrone», por más que padezcan la ecuanimidad y el rigor.
Es lo que hay.