HODEI. EL REDOBLE DE TAMBORES EN GALDAKAO

Viernes 11 de marzo de 2016

341.16Estuve el jueves frente al ayuntamiento de Galdakao en el sencillo acto de recuerdo de Hodei Egiluz muerto en Amberes una infausta noche de hace casi tres años.

La lluvia caía persistentemente, con fuerza, a jarros. Y la plaza llena de paraguas parecía acompañar las palabras de los intervinientes con un redoble de tambores.

En una pequeña tarima hablaron  y cantaron un bertsolari, su aita, su ama, un ingeniero amigo, y su amigo de trabajo, en inglés. Fueron palabras muy sentidas  y, aunque sencillas, llegaban a lo más hondo.

He conocido estos años a Pablo, el aita de Hodei. Acompañado de Ibon Uribe, alcalde de Galdakao (no me acostumbro a este nombre)  hemos hecho incursiones en Madrid en relación con este caso que no había que dejar se fuera apagando. El silencio es la doble muerte de estos casos.

Y mucha responsabilidad de ello lo tiene el Ayuntamiento de Arrigorriaga que anualmente hace unas jornadas sobre personas desaparecidas.

En uno de estos encuentros acudió Rafael Bruguera, ex-alcalde de La Escala y senador de la Entesa que propuso en el Senado la creación de una Comisión de investigación de cara a los desaparecidos y allí funcionó por espacio de un año. Yo formaba parte de ella y Bruguera les dijo se pusieran de acuerdo conmigo. Y de  ahí  salieron varios encuentros policiales y una entrevista en el propio Senado con Mariano Rajoy.

Me admiró la entereza y el discurso del aita de Hodei. Un hombre sereno, persistente en la búsqueda de su hijo, con las ideas claras y buscando ayuda sin alharaca. Un hombre meritorio y recio.

Independientemente de la desgracia que ha supuesto la desaparición de un joven que quería comerse el mundo en una ciudad del primer mundo como Amberes, para él, para su familia, para sus amigos, para Galdakao, se ha detectado la existencia de un agujero negro  como es la   falta  en  Europa  de todo lo  relacionado con las personas desaparecidas. Parecería que el delito organizado, los criminales en activo, las mafias  y los grupos terroristas, mal que bien tienen su consabida persecución organizada, pero no existe absolutamente nada en relación con las personas desaparecidas, como fue durante más de dos años el caso de Hodei. Las policías dejan de buscar si no hay una presión informativa, si las policías no  comparten su información, si no existen protocolos de actuación como lo hay en otros casos relacionados con el delito organizado.

Tras la tragedia de Hodei quedan dos asignaturas pendientes. Esclarecer que pasó aquella maldita noche y trabajar como hormigas en el seno de la Unión Europea para que Europa sea una red de información y actuación para  tratar de esclarecer casos tan tristes como los de nuestro Hodei.

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