Jueves 26 de mayo de 2016
Hasier Arraiz no presentará su candidatura para ser reelegido presidente de Sortu durante la asamblea nacional que su formación celebrará el próximo 2 de julio para elegir a su nueva dirección. Arraiz anunció ayer que su objetivo es «dar paso a nuevas caras», a «nuevas generaciones» y facilitar la «renovación».
El máximo responsable de Sortu se mostró convencido de que su gesto servirá para «oxigenar el desarrollo de la nueva estrategia de la izquierda abertzale».
«Para que pueda haber esa renovación y para que pueda entrar otra gente, otros también se tienen que apartar de forma natural. Todos vamos a estar en el mismo barco, pero unas veces toca estar en cabeza, tirando del pelotón, y otras veces toca pasar atrás a dar relevos», apuntó Arraiz en la emisora Info7.
Reconozco que ante estas declaraciones me he quedado flipado, como dicen los chavales.
Para mí la imagen y la cara de Hasier Arraiz era y es una imagen joven y renovada, porque es joven y porque lleva poco en ello. Que ahora diga que hacen falta caras jóvenes y renovadas me huele a chamusquina.
En primer lugar porque la buena política no es cosa de jóvenes o de viejos sino de buena o mala política. Lo otro es marketing. Algo superficial, porque no estamos hablando de las Olimpiadas.
Lo segundo es que él no solamente es joven sino tiene cara de niño y sin embargo dice que está gastado y que lo renueven.
Por eso me huele a chamusquina.
No es problema generacional sino que Arraiz está hasta los cataplines de aguantar lo que ha tenido que aguantar dentro de esa casa y a la hora de marcharse en lugar de decirlo con estas palabras saca lo de las caras jóvenes, que no hay hijo de madre que se crea semejante argumentación.
Es como lo de Rodolfo Ares que se va a Madrid como se van todos los socialistas vascos. Les encanta la Villa y Corte y se van y no vuelven nunca más: Madina, Jauregui, Patxi, Benegas, Almunia, Moscoso, Mugica eta abar. Son españoles y les encanta servir a España.
Ares se va porque dentro de su partido no se encuentra cómodo y prefiere ir de experto en negociaciones y como “el vasco experimentado”, que estar aquí en un escaño perdido y como no hay que decir la verdad, se inventa la despedida que ha tenido este jueves. Por cierto, Idoia Mendia ni le miró a la cara.
Ya no son éstos los tiempos de Benegas, Nicolás Redondo o Patxi López.
No es el caso de Arraiz que reconoció que Sortu se encuentra «ante un reto importante, en un momento crítico, de cambio». «Ahora toca dar un nuevo paso, que esa nueva estrategia se desarrolle por completo. Eso se tiene que hacer en una clave de refundación, de renovación completa de ideas y de forma de hacer las cosas», señaló. Arraiz se despidió el pasado viernes de la Cámara autonómica, días después de que el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco le condenara a dos años de cárcel e inhabilitación especial, lo que le impide desempeñar cualquier cargo público. Sin embargo, el Parlamento todavía no ha recibido el auto con la condena de inhabilitación.
Arraiz y Ares se van. Bien. Pero utilizan camuflaje en su despedida.

