Jueves 15 de septiembre de 2016
He estado esta mañana en la tertulia de Radio Euzkadi, dirigida por Dani Álvarez y contando como contertulios al corresponsal de La Vanguardia Joan Rusiñol y el sociólogo navarro Jesús Barkos. Ha sido una charla interesante sobre actualidad, campañas, debates, Rita Barberá y Psoe. Llegando a las nueve recibo un mensaje en mi móvil que decía. «Bien, les voy a prestar mi voto».
Y me ha gustado. No solo porque conseguir un voto es importante, cada voto cuenta, sino por el concepto de que el voto no es propiedad de ningún partido y que quien se duerme se lo lleva la corriente.
Pero para eso hay que cambiar el chip. «La margen izquierda es del Partido Socialista». Pues no. La margen izquierda hoy es mayoritariamente del PNV. «El Goiherri es de la IA». Pues tampoco. Ondarroa del PNV. Pues si, antes de la guerra. El abuelo de mi mujer José M. Solabarrieta, si despertase del sueño eterno, volvería a la tumba. Cinco años alcalde en la República, irle a votar a José Antonio Aguirre a Gernika y no poder volver nunca más al pueblo, todos sus bienes requisados y perseguido y sin derechos toda su familia, y ahora quien gobierna Ondarroa es la IA. O la desgobierna. Pero las cosas son así, y quien no se pone las pilas, pierde.
Y es que las campañas duran cuatro años. La legislatura. Y la gente va captando poco a poco si se cumplen las promesas, si la gente es maleducada y agresiva, si hay transparencia o solo cuento, si hay cercanía o solo afectación, si hay imaginación y humanidad o cazurrez e inhumanidad….Y así poco a poco y todos los días, y en el caso del PNV, con 121 años, de padres a hijos y de hijos a nietos. Ese es el éxito del PNV, que no lo logra solo una persona sino es un estilo, unas vivencias, unos compromisos y un estilo.
Entiendo que la imagen de la campaña ha de ser la del Lehendakari Urkullu, aunque no se elige un gobierno sino un parlamento con 75 representantes del que surge un gobierno. Y por eso si, es más fácil personificar en una persona de gobierno toda la campaña, y eso creo que lo logra muy bien la fotografía de Urkullu. Seria, de trabajo, moderna, con luces pero en atmosfera adecuada de trabajo, me parece que es la pieza central de la campaña mucho más que el lema que es muy abierto y que no aporta nada específico, sino algo tan universal como el futuro. Creo que le falta concreción. Nadie vota por el pasado. Ha faltado imaginación para resumir un concepto.
Lo compruebo en las llamadas que estamos haciendo. Hay de todo. No se hacen a los móviles, sino a los teléfonos de mesa que cada vez se usan menos y casi siempre por personas mayores salvo en bares, pequeñas empresas y comercios. Y, este tipo de campaña personalizada es para mí una gran novedad. Y un éxito.
Hoy mismo una señora me ha dicho que va a votarle a Urkullu solo porque alguien le ha humanizado la campaña, la ha singularizado, le ha puesto voz frente al papel de los sobres que aparecen en los buzones. Una señora emigrante se ha sentido incluso emocionada. Otros rechazan se invada su espacio personal. Otros argumentan y piden ayuda para los autónomoas, una señora quiere que le arreglen el ascensor de Arangoiti, una señora que no vota me dice que está desengañada, pero agradece la llamada, un señor de 87 años que apenas sale de casa te dice que bueno, que si se lo pedimos va a votar, aunque no me dice a quien y muchos me argumentan que no votarían al PNV ni hartos de grifa, pero que Urkullu les da confianza y aunque no lo hacen con entusiasmo, quieren que las cosas sigan prosperando y eso se lo garantiza Urkullu que es un tipo fiable.
Hay de todo. Desde cajas destempladas, hasta mucha amabilidad y constantes preguntas que no está en nuestras manos solucionarlas si no logramos la transferencia de la gestión económica de la Seguridad Social en relación con las pensiones. ¡¡¡Ay las pensiones!!!!. Gran caballo de batalla mientras otros hacen hincapié en el soberanismo y otros comparan Euzkadi con el gallinero madrileño.
Pero insistimos que a más autogobierno, mayor bienestar y eso solo se logra con fuerza en Euzkadi en Madrid.
Hay de todo. Pero si una constante. Y lo ves, aunque los candidatos no lo vean mucho. El trabajo de la fiel infantería del partido. Reparto de sobres y propaganda en la calle, llamadas telefónicas, visitas a los enfermos, y sobre todo el ejemplo de una actuación.
Pero vuelvo al inicio. Ningún partido es dueño del voto de nadie y hay que estar muy al loro para no defraudar una confianza y en política lo más dañino es la soberbia, la vanidad, la lejanía, el incumplimiento de promesas, y el creerse con el voto enfeudado.
Por eso me ha gustado eso del préstamo del voto. Ojalá nos presten muchos.