Jueves 16 de noviembre de 2017
En Catalunya la Asamblea Nacional Catalana y Omnium Cultural son dos potentes plataformas transversales de reivindicación social y política. El trabajo de Omniun por el catalán es muy meritorio y en el Procés han tenido las dos un papel movilizador fundamental. Por algo los llamados Jordis están encarcelados. Al poder central no les gustan.
Tienen además una especie de caja de resistencia que está haciendo frente a las multas que la in-justicia española está poniendo con multas y fianzas, aunque nadie es tan tonto para no saber que eso de la independencia de estos movimientos sea algo real. Ahí le tienen a la presidenta del Parlament, que después de decir ante el juez que la declaración de independencia que hizo, además ella, fue simbólica, ahora se va con ERC de cuarta en su lista dándole un portazo a Puigedemont. Impresentable.
Reconozco que nunca me ha gustado nada esta señora. Y mucho menos como dirigía el Parlament.
Pero nada de esto hay en Euzkadi salvo lo que pretende a veces el sindicato ELA, reafirmándose como algo más que un sindicato, con su consabida caja de resistencia.
A mi estas plataformas me parecen idóneas para trabajar comúnmente por algo colectivo de forma bienintencionada pero cuando ellas mismas se convierten en una estructura de poder político, ahí, prefiero a los partidos que se lo que son, quien les vota, y cuál es su presupuesto.
En Euzkadi lleva un tiempo trabajando en esta onda Gure Esku Dago. Estuve en uno de sus actos, pero no me convence nada que traten de marcar la línea a los partidos, y menos si se hace desde la férula de Sortu. Como movimiento ciudadano estupendo, como grupo de presión con bandera blanca pero hechos partidistas, eso ya no me parece tan adecuado.
Koldo Mediavilla es el responsable dentro del EBB de la política del PNV en las Instituciones y este sábado escribió un esclarecedor artículo en Deia donde abordaba el trabajo de Gure Esku Dago y de su conducta en la manifestación de hace dos sábados, al finalizar su artículo:
Decía así:
“La aspiración de Gure EskuDago de convertirse en un punto de confluencia de todas las culturas democráticas se ha desvanecido al comportarse como “uno más” de los convocantes. Especialmente grave fue el error de no advertir, en el caso de la última manifestación -la celebrada el pasado sábado en Bilbao- los reproches cruzados que las fuerzas convocantes hacían a un ausente PNV. Los nacionalistas no nos habíamos sumado a la marcha, pese a compartir lema y objetivo, porque desde un principio formaciones como EH Bildu y el sindicato ELA buscaron nuestra exclusión. El PNV había anunciado que en la reunión de su ejecutiva del lunes anterior valoraría sumarse a la movilización.
Pues bien, para cuando el EBB comenzó su reunión, Otegi, Muñoz y otros portavoces -también el de GED- ya habían presentado a los medios de comunicación la convocatoria. Pese al desaire, el PNV no tomó aún una postura respecto a la cita. El encarcelamiento de los miembros del Govern mantuvo viva la posibilidad de que, finalmente, los jeltzales compartiéramos pancarta y marcha con las demás fuerzas contrarias a la aplicación del 155 constitucional. Pero, cuando no se quiere que estés, es mejor no estar.
La víspera del acto reivindicativo, el carácter unitario de la cita se quebró. Hasta la rueda de prensa anunciadora del evento se celebró en la sede de EH Bildu con su imagen corporativa presidiendo el acto. Y, lo que es más grave, desde las cocinas de la calle Barrainkua, donde el primer sindicato del país tiene su sede, se había elaborado ya el texto que el profesor Zallo leería en el ayuntamiento acabada la marcha. En el mismo se ponía en duda la viabilidad de la ponencia parlamentaria de autogobierno y la búsqueda de un nuevo estatus, al tiempo que se reclamaba romper las relaciones institucionales y los acuerdos políticos que existieran en Euskadi tanto con el PP como con el Partido Socialista. Un mensaje diáfano con un único destinatario, el PNV. El partido “traidor” y “español” cuyos batzokis volvieron a verse atacados y pintados por los “defensores” de la libertad apenas veinticuatro horas después de la movilización bilbaína.
Gure Esku Dago se quedó entrampada por la estrategia conjunta de EH Bildu y ELA. Su buenismo y voluntarismo fue utilizado – en el peor significado del término- por quienes tienen diseñada una línea de acción de enfrentamiento con el PNV.
Reconocido el fiasco, he podido apreciar autocrítica entre sus responsables. Y también cabreo por haberse sentido manipulados aunque eso al señor Muñoz le importe un bledo. Él va a lo suyo. Los demás, incluido GED, a lo de todos. Lección aprendida”.
Hago mías estas letras. Describen una situación penosa. ¿Juntos y Revueltos?. Prefiero saber con quién voy a coger manzanas. Con el PNV, una plataforma política acreditada por 122 años de existencia.
Sinceramente Iñaki, con lo de » la férula de sortu » no estoy de acuerdo. Gure esku dago es un movimiento popular que intenta aunar al mayor número de sensibilidades.
Iñaki Zarraoa sabe bastante al respecto.
en la marcha de Gure esku dago de Santurtzi a Portugalete, una banda de txistus entonaba situada en el centro de esta, entonaba la internacional socialista. esto no es una historieta esto lo vivi yo, que al oírlo abandone la marcha por que no entendía donde estaba