Una posible estatua para Puigdemont

Lunes 20 de noviembre de 2017

La política de partido en el estado español se resume en tres palabras: Sota, Caballo y Rey. Sin embargo, y a raíz del “procés” catalán, algo se está moviendo en la concepción y funcionamiento de los partidos.

Tengo para mí que CIU no se hubiera involucrado en el Procés sin el escándalo Pujol y el del 3%,y también que sin CIU, no se podía haber hecho lo que se está haciendo. Pero una vez puesto en marcha un Proceso tan complicado y tras la retirada de Artur Mas de la presidencia por presión de la CUP, lo que queda de CIU en el PDCAT, va a sufrir otra transformación, gracias a la Lista del President al que la sigla de su partido le quema.

Puigdemont está haciendo cosas novedosas e inéditas y creo que hay que seguirlas. De hecho, este viernes, Pilar Rahola, fiel seguidora de Artur Mas, escribía en La Vanguardia lo siguiente:

“Pero en este sorprendente tablero del independentismo, donde las pie­zas nunca se mueven en la dirección prevista, el rey exiliado ha hecho un movimiento que ha roto la partida. La lista de país es una jugada imprevista e imprevisible, dado que cambia el juego y explosiona las previsiones. Al tiempo, parece una jugada maestra porque traspasa el esquema de partidos y vuelve a situar la pelota política en la dimensión civil del soberanismo. Es decir, sin tener la unidad de acción de Junts pel Sí, establece un concepto unitario y fuerza a ERC a pensar en términos de unidad de cara al 22-D. El liderazgo tradicional, pues, queda dividido en dos grandes ramas transver­sales, obligadas a entenderse. Al mis­mo tiempo, no es una lista del mundo convergente, repitiendo el esquema clásico de convergentes y republicanos, sino del mundo Puigdemont, que es un planeta en sí mismo. El presidente es un líder atípico, probablemente el más republicano de los convergentes, pero a la vez, muy conver­gente en las formas y con un tirón popular que, a la espera de medirse electoralmente, parece indiscutible. Si esta lista, además, se nutre con consellers en la cárcel y en el exilio, líde­res del movimiento civil (Jordi Sán­chez está confirmado), y fichajes plu­rales, la idea de que se traía de una lista con vocación de gran frente de país quedará cuajada. No se sabe si se­rá la opción ganadora, pero ya ha conseguido un mérito: hace dos días ganaba ERC, y ahora ya no se sabe.

Con respecto al PDECat, la lista tiene méritos y un claro demérito. El demérito es obvio: traspasa al partido y lo deja fuera de juego, con ningún cuadro relevante en la lista. Pero los méritos no son menores: primero, lo obliga a reinventarse, más allá de la agónica situación actual; y segundo, si sale bien, salva el poder municipal, que es donde están los cuadros del partido con más futuro. Puigdemont, pues, lo ha vuelto a hacer: ha movido una pieza inesperada y ha roto el jue­go de los otros”.

Veremos qué pasa el 21 de diciembre pero si Puigdemont, sin apenas cartas, vuelve a ser President, merece toda una estatua frente al Parlament.

 

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