Sábado 2 de diciembre de 2017
Este sábado, en el Parlamento de las Ondas de Radio Euzkadi, se ha vuelto a desarrollar un debate esclarecedor entre Iker Casanova, encarcelado en su día por su jefatura de Jarrai, y los parlamentarios como él, Eneko Andueza (PSE) y Laura Garrido (PP). El telón de fondo era la actitud activa del gobierno francés en relación con los presos de ETA en su territorio que difiere de la política inamovible del español, partidario de la dispersión a seis años de la desaparición de ETA.
Hablando el representante socialista de estas cosas le ha interrumpido maleducadamente Iker Casanova, para mí la peor persona que hay en el Parlamento, recordándole las acciones del Gal y la tolerancia del gobierno español con aquellos asesinatos. Andueza le ha invitado a hacer lo que él iba a hacer en ese momento que era condenar el GAL, la barbaridad que fue aquello y lo injusto del incumplimiento de las penas pero le invitaba a hacer lo mismo en relación con ETA a Casanova, cosa que no ha hecho sino que se ha reiterado en sus críticas al GAL. Uno se explica cuando le escucha a este sujeto el por qué nació ETA y duró cincuenta años.
Todo este colectivo de presos que tienen derechos en relación al cumplimento de sus penas cerca de sus domicilios y soportan la venganza que supone la dispersión pierden parte de su razón cuando no muestran nunca la menor empatía ni humanidad por lo que hicieron sus familiares. Ellos solo tienen derechos, nunca obligaciones. Nunca un estremecimiento de dolor. Solo derechos. Y es verdad lo que dicen en relación con los presos enfermos y los accidentes de carretera, pero deberían añadir a esa denuncia, por lo menos una palabrita de pesadumbre al inmediato pasado. Nunca lo hacen.
Y es que este encontronazo radial redundaba en el debate de la víspera entre Lurdes Pérez y el director de Gara, Iñaki Soto en el programa Bulevard de Radio Euzkadi. Soto con ese tono perdonavidas que se da y que es muy molesto, no asumió lo que le dijo Lurdes Pérez en relación con el colectivo de presos que tienen derechos pero que jamás se movilizan o muestran su pesar por aquellos asesinatos, contando ella el desgarro que le produjo ver de cerca en Santutxu como una pobre mujer recién casada tuvo que acompañar al cadáver de su marido al pueblo, para nunca más volver, destrozada e incrédula. Y para colmo, Soto, este sábado, en su periódico Gara, publicaba el comunicado de ETA lleno de banalidades, estupideces, frases vacías y recomendaciones. No s e publicaba en ningún otro medio más que en Gara, con lo que algo tiene que decir este hecho.
El problema de este país es que ni Casanova, ni Soto quieren reconocer que la acción de ETA fue asesina, que mató a vascos y españoles, que nunca nos representó, que era una banda mafiosa, que hizo un daño terrible a las personas y al país y a su convivencia y que los muertos no pueden ser acercados porque reposan en los cementerios. En definitiva un gran fracaso histórico y humano del que Casanova formó parte activa y del que huyen como el gato del agua, para que la sociedad no les pase la factura que merecen.
Y mientras no lo hagan se producirán debates como los de este viernes y este sábado porque somos la mayoría en este país los que adversamos la tolerancia y complicidad de este mundo con la muerte, la barbarie y sus consecuencias y el actual cinismo de los Casanova y de los Soto. Y, en definitiva, que ésto nada tiene que ver con la Causa del Pueblo Vasco.