Viernes 8 de diciembre de 2017
Frente al ayuntamiento de Bilbao y hasta el 18 de enero, tiene usted una exposición magnífica, sobre el Guernica de Picasso, promovida por la Obra Social de la Caixa. Lástima que estas cosas no las haga también la BBK, que ojalá mostrara más sensibilidad hacia aquel silencio de la guerra. Todavía no han reconocido el robo que hicieron sus antecesores de las cuentas de los ciudadanos vencidos en la guerra que tuvieron que marcharse al exilio o fueron perdedores de la misma. Algo de lo que no les gusta hablar y que da para una tesis. Entre ellos del alcalde de Ondarroa, quien les pidió le devolvieran lo que era suyo y la Caja Vizcaina le contestó diciendo que ni hablar. Tengo la carta.
El caso es que la exposición sobre los viajes del Guernica está muy bien. Tiene documentales, cartas, fotografías y gráficos como éste que ilustra el texto y que nos cuenta que el Guernica se movió más que una peonza pero, resulta que cuando llegó a Madrid en 1981, enfermó de tal manera que solo pudo ir del aeropuerto al Casón del Buen Retiro y de éste al Museo al Reina Sofia porque este Museo necesitaba una obra maestra para que la gente fuera.
En 1980, desde el primer momento, ya un año antes, en el Parlamento Vasco solicitamos que el cuadro se exhibiera en Gernika ya que las bombas habían sido para la Villa Foral el 26 de abril de 1937 y si se consideraba que Gernika era España y Picasso había dicho que volviera cuando la República se instaurara nuevamente, pues se daban todas las condiciones. Nos dijeron que NO y cambiaron lo de República por “la llegada de la Democracia” y para no moverlo, nos engañaron diciendo que estaba muy enfermo. En años en los que el hombre llega a la luna y te hacen un trasplante de corazón resulta que debidamente acondicionado el cuadro no puede salir de Madrid, la privilegiada. Y luego hablan del CUPO. Ah! Y todo eso con informes de técnicos parciales. Nunca nos han dejado acercarnos al icono.
Les invito a ver la muestra que se expone en la Plaza Pío Baroja, que está muy bien aunque le faltan dos fotos. Una la del tapiz del Guernica sito en el pasillo que da a la sala del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas en Nueva York y, la otra, la foto de las autoridades vascas, con el Lehendakari Aguirre al frente, delante del cuadro en el Pabellón de la República en la Expo de Paris en 1937. Toda una foto.
A mí me encantaría que aquel importante Pabellón de la República se reprodujera tal cual como fue y estuviera detrás de la casa de Juntas de Gernika. No hacen falta los originales si las copias están bien hechas y aquel Pabellón fue un grito contra la guerra. Y tras la Casa de Juntas, sería lo más visitado.
Yo habré pedido parlamentariamente hablando el que este cuadro venga a Euzkadi unas quince veces, hablé con el historiador que lo llevó a Madrid, Javier Tussell, que me dijo que con voluntad política a él eso le parecía bien, con Aznar que nos dijo que ver el cuadro en el Guggenheim, sería pasar una página de la guerra civil, con Semprún que inauguró la escultura de Moore en Gernika que le pedimos a Javier Solana y he hecho mil manifestaciones al respecto. Verle ahora a la Sra. Beitialarrangoitia de EH-Bildu pedir lo mismo cuando nos han dicho siempre que estábamos en Madrid solo para pedir el Guernica, a uno le reconforta, pero sabe que, o cambian los gobernantes y los restauradores, o no hay posibilidad alguna de ver al Guernica en Gernika. Gracias a que el bueno de su recientemente fallecido alcalde Eduardo Vallejo hizo una réplica de mosaicos en Gernika, para que sigamos pidiendo su ubicación en la Villa, para que se supere aquel ignominioso bombardeo promovido por los militares españoles sublevados que evitaron, con éste bombardeo, que los nazis bombardearan Madrid para salvaguardar la Quinta Columna. Si las bombas fueron para Gernika y si para los que toman estas decisiones Gernika es España, ¿Por qué tanto privilegio para Madrid que tiene al magnífico Museo del Prado?.
Muy sencillo. El cuadro fue encargado por el Gobierno de la República Española, el Estado español… luego corresponde a éste decidir dónde lo quiere ubicar. Del mismo modo que el de la Rendición de Breda no está en Breda, y miles de obras más. El asunto no tiene más.