Domingo 11 de marzo de 2018
1987 fue un año dramático en el que ETA demostró con dos crueles atentados, su locura. Había colocado en el puerto de Barcelona un coche bomba matando a un guardia civil el mes de marzo, y en junio lo hizo en Tarragona donde cerca de 20.000 tarraconenses abandonaron espantados la ciudad tras explotar un artefacto de 54 kilos de amonal, pero su principal hazaña fue el 19 de junio cuando nada menos que 21 personas pierden la vida y cuarenta y seis son gravemente heridas en el mayor atentado de ETA tras la explosión de un coche bomba en el primer piso del aparcamiento de Hipercor situado en Sant Andreu, un barrio de gente modesta. Poco después en diciembre matan a once personas, entre las cuales hay cuatro niñas, en el atentado de la Casa Cuartel de Zaragoza. Los sucesores ideológicos de aquellos “patriotas” nunca han condenado estos bárbaros hechos y nos dicen ahora que sigamos el camino catalán que acaban de descubrir .De hecho a Txomin Ziluaga le costó el comentario de que ETA “se debía tomar unas vacaciones”, dos años en Nicaragua y posteriormente el ostracismo, junto con otros doscientos dirigentes. Tras aquella barbarie ganó la partida Josu Ternera.
A raíz de estos hechos Miterrand presionó a España y ese año desapareció el Gal y Felipe González inició una ronda de consultas que empezó con Adolfo Suarez y continuó con Xabier Arzalluz, con el que no hablaba desde 1981 a cuenta de la Loapa. Pasaron asimismo por Moncloa Antonio Hernández Mancha que había sustituido a Fraga en febrero de ese año 87 y tanto Ardanza como Arzalluz le pidieron a González que recibiera a Carlos Garaikoetxea, que acababa de crear un nuevo partido. HB estaba en el monte, pero todos los demás coincidieron en que algo había que hacer. Paralelamente el Lehendakari Ardanza hacía lo mismo en Ajuria Enea. Vista la dimensión de los hechos era preciso engarzar aquellas dos rondas. Y a tal efecto se reunió en el Congreso de los Diputados el 4 de noviembre lo que se denominó el Pacto de Madrid para que éste fuera el partero del de Ajuria Enea dos meses después, pero una reunión que iba a durar quince minutos duró ocho, a cuenta de que la redacción del compromiso de lo que se acordara en Euzkadi se debía asumir en Madrid, algunos partidos de ámbito estatal no querían suscribirlo pues no se fiaban de lo que iban a acordar los vascos. Y eso que no hubo problema en que se aprobara nuestra petición de que se derogara la ley antiterrorista. Todos, desde AP a EE, pasando por el PSOE lo apoyaron. Eran otros tiempos.
A mí me tocó estar en aquel pugilato y ante nuestras amenazas de que nos íbamos de la reunión se terminó pactando lo que pedíamos y posteriormente en enero de 1988 se aprobó, tras cincuenta horas de negociación, el conocido como Pacto de Ajuria Enea. Bueno, pues toda esta tragedia de Hipercor el Ayuntamiento de Barcelona no quiere se olvide y ha organizado en una antigua fábrica textil de mujeres, una exposición muy bien trabada y llevada a cabo así como una ronda de conversaciones con víctimas y personas diversas donde han participado víctimas, Aintzane Ezenarro y Txema Urquijo y, por aquella experiencia del Pacto de Madrid, quien ésto escribe. En eso, los catalanes, nos llevan varias millas de distancia.
Y como siempre les he envidiado por el magnífico Museo de Historia de Catalunya, siempre que voy visito e invito a visitarlo sobre todo a los responsables de Cultura pues aquí, quizás por falta de visión identitaria e histórica así como de valentía, no por presupuesto, no hemos sido capaces de hacer nada parecido. Y han pasado 38 años, sin ni siquiera proponerlo, y habiendo hecho cosas muy valiosas, nos falta esta joya de la corona. Y veo que nadie habla de ello. Pasaremos otros 40 años sin darnos cuenta que es una decisión imprescindible de país.
El Museo catalán se encuentra en los antiguos Almacenes Generales de Comercio del Puerto de Barcelona. Hoy, cien años después, los viejos almacenes de mercancías acogen un moderno equipamiento museístico creado en 1996 para dar a conocer la historia de Catalunya. El museo ofrece un itinerario por la historia, que nace en la más lejana prehistoria, hasta nuestros días.
La visita se inicia en la segunda planta con un recorrido desde el paleolítico hasta el siglo XVIII. Los períodos históricos comprendidos en este amplio marco temporal se estructuran en cuatro ámbitos temáticos: Las raíces. El nacimiento de una nación. Nuestro mar y, En la periferia del imperio.
La tercera planta está dedicada a la época contemporánea, los siglos XVIII, XIX, y XX y se estructura en cuatro ámbitos: Vapor y nación. Los años eléctricos. Derrota y recuperación y Retrato de la Catalunya contemporánea.
En la planta baja y en el primer piso se encuentran las exposiciones temporales. También todos los servicios del museo: la tienda-librería, la cafetería-restaurante con un mirador privilegiado y la biblioteca Josep Benet.
A lo largo del siglo XVIII se sientan las bases de la revolución industrial y de la Catalunya contemporánea. A partir de 1830 el país inicia la industrialización. Fábricas a vapor y colonias configuran un nuevo modelo económico basado en el sector textil. El gran crecimiento de las ciudades corre paralelo a la extensión de dos nuevas clases sociales: la burguesía industrial y la clase obrera. Por otro lado, el estado liberal español aumenta la centralización política. El carlismo, el republicanismo federal y las campañas proteccionistas constituyen respuestas diversas a ese nuevo modelo político. En paralelo se produce la revitalización de la lengua y la cultura catalanas, con la eclosión de la Renaixença y del modernismo.
Durante el primer tercio del siglo XX la industria catalana vive una etapa de diversificación, caracterizada por la extensión de la electricidad y los derivados del petróleo. El movimiento obrero, de tendencia anarcosindicalista, se consolida con la fundación de la CNT (1910). La Mancomunidad de Catalunya (1914-1925) federa a las cuatro diputaciones provinciales. Con la proclamación de la Segunda República, en 1931, se restaura la Generalitat de Cataluña y se aprueba el primer Estatuto de Autonomía. La iniciativa política corresponde a la Liga Regionalista y, a partir de 1931, a Esquerra Republicana de Catalunya. El golpe de estado militar de julio de 1936 inicia tres años de cruenta guerra civil que en la retaguardia, lo son también de revolución. El fusilamiento de Companys.
La dictadura del general Franco (1939-1975) se caracteriza por la represión de los sectores democráticos, catalanistas y de izquierdas. En los primeros decenios, la política de autarquía y las consecuencias de la guerra sumergen al país en el colapso económico y la miseria. La apertura económica, iniciada en 1959, genera importantes cambios: entrada de capitales extranjeros y diversificación industrial, aparición del turismo, avalancha inmigratoria y generalización de la sociedad de consumo. Tras la muerte del dictador, una nueva Constitución democrática, en 1978, y un nuevo Estatuto de Autonomía, en 1979, señalan el inicio de una etapa de libertades.
La sociedad catalana vive, desde 1980, el período de autogobierno político más largo de su historia contemporánea, hasta el inicio del Procés. Durante estos años, la población de Cataluña crece de forma muy significativa. Asimismo, la sociedad, la cultura y la economía viven cambios significativos. Los retos abiertos son extraordinarios y abarcan todos los ámbitos: las nuevas tecnologías, la globalización, la protección del medio ambiente, el estado del bienestar… En el fondo, la búsqueda de posicionar Catalunya en el mundo.
Ve uno esto y sale cantando Els Segadors!!!. Pero aquí no tenemos nada similar, ni parece, por eso de que somos un país de tribus y territorios, que nada parecido esté programada ,ninguna visión conjunta que nos hable de las mismas cosas, del mar, del exilio, de las persecuciones, de los éxitos, del vasco por el mundo, de una lengua perseguida hasta en los cementerios. No sé a que esperamos para planificar algo a diez años. Se imaginan una sala con Elcano, Balenziaga, San Ignacio, Arriaga, Unamuno, Bolivar, Gardoqui, la monja Alférez, los fundadores de ciudades, Ravel, Cassin, Gayarre, el Padre del Derecho Internacional, P. Vitoria, el descubridor del wolframio, de la Compañía Guipuzcoana, de los Gobiernos Vascos y Diputaciones, de los Foralistas y de los dólmenes, y tantas y tantas muestras históricas de un pueblo excepcional como el vasco y todo en una misma y moderna ubicación, lleno durante la semana de chavales de colegios e ikastolas.
Lo decía Chesterton: ”el inconveniente de los hombres que no conocen el pasado, es que no conocen el presente”. Y así nos va.