Lunes 20 de enero de 2020
La fotografía es de enero de 1946. Es el entierro del Consejero de Hacienda del primer Gobierno Vasco, D. Eliodoro de la Torre. En la cabecera del cortejo por la izquierda, Agustín Alberro quien le sucedió en el encargo de llevar las cuentas, el presidente de la Generalitá en el exilio Josep Tarradellas, el consejero Jesús María de Leizaola, Iturrate, cuñado del consejero fallecido, Doroteo de Ziaurritz, presidente del EBB, Javier de Gortazar, Delegado del Gobierno de Euzkadi en Bayona. Se les ve más atrás a D. Ramón de la Sota y a J. M. Epalza. Hace de esto 74 años.
El fallecimiento del Consejero conmocionó al exilio vasco y republicano y a los que le conocieron en Euzkadi por su probidad, dedicación y por su rigor hacendístico ya que había hecho milagros en aquella situación de guerra y exilio tan límite para finalmente morir pobre y respetado y querido.
D. Eliodoro, sin H, ya que le llevaban los demonios que le pusieran su nombre con H, hoy volvería a la tumba si supiera que su calle en Deusto, donde está su batzoki, en el cartel de la calle le han puesto una H como una casa. De la Torre fue uno de los hombres claves de aquel primer gobierno y el tercero en fallecer. El primero Alfredo Espinosa fusilado, el segundo Juan Gracia a la entrada de los alemanes en Paris y el tercero él.
Recuerdo que siendo Pedro Luis Uriarte Consejero de Economía y Hacienda le propusimos traer sus restos al cementerio de Derio y editar un libro sobre su vida que presentamos en Lakua junto a sus compañeros del primer gobierno, Leizaola y Astigarrabia. Ojalá el año que viene año en el que se cumplen los 75 años de su muerte, el Consejero Azpiazu lo recuerde como merece.Por Consejero y por Deusto.
Recuperar la memoria histórica de Euzkadi supone conocer y valorar la gestión de políticos que precedieron a los actuales en la tarea de construir el autogobierno vasco hace casi medio siglo. Uno de ellos fue Eliodoro de la Torre del que estos días se cumplen los 74 años de su muerte.
2020 es un año plagado de efemérides. El EAJ-PNV cumple 125 años. El fallecimiento de Aguirre, sesenta. Y el Parlamento Vasco cuarenta y, el año que viene 75 de Eliodoro, como se le conocía y conocían sus billetes y monedas, tan populares.
Eliodoro de la Torre fue, entre otras muchas cosas, concejal por Deusto en el Ayuntamiento de Bilbao, promotor de las primeras cooperativas de consumo y de la asistencia médica a los trabajadores, fundador de Solidaridad de Empleados Vascos, vicepresidente de ELA-STV —él fue, sobre todo y utilizando la vieja denominación, un «solidario»— diputado a Cortes republicanas en dos legislaturas, miembro de la Junta de Defensa de Vizcaya y consejero de Hacienda y Sanidad del primer Gobierno vasco. Incluso llegó a ocupar la presidencia en funciones. Casado con Fermina Gerediaga, incluso en los momentos más difíciles, De la Torre fue un defensor intransigente de la autonomía financiera del país, a través del Concierto Económico, como vía fundamental para conseguir una auténtica autonomía política.
Como vemos, la figura de Eliodoro de la Torre está íntimamente ligada a todas esas efemérides que hemos citado, remotas y recientes. Por otro lado, a pesar de su imagen de oficinista o de probo funcionario, De la Torre fue un hombre de acción, promotor entusiasta de la unidad militar vasca que luchó contra los nazis con la Brigada Vasca en Point de Grave (Burdeos).
Juan Manuel Epalza que, junto a Irisarri, Aretxabaleta y tantos otros, fue testigo directísimo de la obra inmensa de este hombre, señalaba que una de sus mayores virtudes era la de estar presente en los momentos y lugares más difíciles: En Bilbao, en Santander, en Cataluña, en Marsella… Pero, además, si algo destaca en la labor del consejero vasco fue su preocupación constante en la atención a los refugiados y a los prisioneros. Creando hospitales en Francia y en Cataluña o consiguiendo la mejora de las condiciones de vida en los campos de concentración franceses tras la derrota de 1939. Y, como testimonios no-interesados, ahí están los del comunista Cecilio Arregui o del profesor Francisco Giral.
Por su parte, Jesús María de Leizaola, que conocía a De la Torre desde la fundación de Solidaridad de Empleados, en la nota necrológica publicada en «Euzko Deya», destacaba de su compañero la eficacia: «Eliodoro de la Torre que no fue escritor ni orador —las dos características por excelencia para algunos del hombre político, en el mundo latino sobre todo— dejó el ejemplo del hombre eficaz en la vida colectiva como un administrador lleno de generosidad y dinamismo. Ejemplos éstos que no son tan fáciles de hallar».
Pero, en lo que todos los que conocieron a Eliodoro de la Torre coinciden, es al señalar su ascética honradez. Un consejero de Hacienda, por el que pasaron millones, que murió en la más absoluta pobreza. ‘Creemos —y recogemos aquí una frase del que fuera su sucesor, Pedro Luis Uriarte— que «resulta necesario que las generaciones actuales recuperemos, conozcamos y valoremos, la gestión de los hombres políticos que nos precedieron en la difícil tarea de construir el autogobierno vasco, hace casi medio siglo”.