Jueves 5 de marzo de 2020
Es el más bonito y grande de toda América. Está en una urbanización que se llama El Paraíso. Sigue hoy en el mismo Paraiso aunque rodeado del infierno del régimen de Maduro. Pero esos vascos duros, resisten. Y la Casa de mi Padre, como decía Aresti, seguirá en pie.
Nació al calor del exilio vasco producto de una guerra internacional en la que los militares golpistas españoles fueron ayudados por los nazis y los fascistas para acabar con el régimen republicano y pusieron en el poder dictatorial al general Franco y a aquellos militares golpistas. Muchos vascos tuvieron que marcharse, exiliarse, pero no solo en 1939, sino en años sucesivos. La II guerra mundial producida por los amigos del general Franco, que comenzó en setiembre de 1939, aceleró ese exilio, aunque luego lo interrumpió en 1940. No había quien viajara por ese océano infectado de submarinos alemanes. Primero llegó el Cuba, luego el Bretagne, después el Flandre y en diversas expediciones, incluso con dos vaporcitos, la “Donibane” y el “Bigarrena” llegaron a aquella Tierra de Gracia aquellos vascos que huían de la represión, de la dictadura y del hambre. Venezuela les abrió sus puertas. Y formaron una colectividad con un lema. ”Vasco, ayuda al Vasco”.
Comenzaron en el centro colonial de Caracas de alquiler en una casona. Como allí se conocían las direcciones de las calles nombrando las esquinas el Centro estaba de Truco a Balconcito. Y tenía frontón y sobre todo bar y sala de reuniones y un gran escudo con Navarra incluida y una piedra miliar que decía los kilómetros que les faltaban a los fachas para llegar a Bilbao y conquistarla en su ofensiva que iba a ser de un par de días a tres largos y agónicos meses, bombardeos incluidos.
Pero aquel Centro se quedó pequeño. Se habían conformado familias, éstas habían tenido muchos niños, la colectividad mejoraba económicamente y gente emprendedora como Elgezabal, Bilbao, Maguregi, Carranza, Aretxabaleta, Solabarrieta, Aznar, Aranbaltza, Azpiritxaga, Bilbao, Barreda, Zubillaga, Zabala, Ugalde, Etxezarreta, Arriaga, Garate, Urrutikoetxea, Coscojuela, Bustindui, Amenabar, Pelay Orozko, Urresti, Leizaola, Arozena, Anzola, Aranguren, Bengoa, Barrenetxea, Egiarte, Zubizarreta, Amezaga, Anasagasti, Olabarrieta, Irujo, decidieron que lo iban a hacer a lo grande y a tal efecto le encargaron a Ramón Salvador, que estaba llenando Caracas de caseríos vascos, de un Centro como Jaungoikoa mandaba. Y lo construyeron con frontón, bar, comedor, sala de reuniones, lugar para los jóvenes, terrazas para jugar a la rana, pista de futbolito y con el tiempo piscina. Y como había que inaugurarlo le invitaron al lehendakari Agirre a presidir aquel hito en lo mejor de Caracas. Y el presidente viajó desde Paris en marzo de 1950 con quien había sido su secretario de Defensa y posteriormente Vicepresidente, Joseba Rezola y con el delegado en Nueva York, Jesús de Galindez. Aquello fue el no va más. Más de mil quinientos vascos en aquellos diez mil metros cuadrados en El Paraíso. Y bendecidos por el obispo de Caracas Alejandro Fernández Feo que nunca había visto una misa al aire libre así. Todos cantando. El monseñor flipaba.
No eran tiempos de selfis pero todos se sacaron una foto con el Lehendakari, con Rezola y con Galindez. Sus dirigentes, sus referencias.
Le invitaron a que diera un concierto el arpista mejor del mundo Nicanor Zabaleta, organizaron charlas, conferencias, actuaciones del coro Pizkunde, bailes, partidos de pelota en el frontón y comidas a lo grande. Aquello tenía poderío y la gente que se conocía y se iba conociendo se sentía reconfortada tras una guerra de casi exterminio y de un exilio al que fueron arrojados con el cielo arriba y la tierra abajo.
Hoy se cumplen 70 años de aquello. Hoy el Centro Vasco sobrevive a duras penas pero sobrevive. Acaba de reelegir a su presidente Ibane Azpiritxaga cuyo aitite fue el maquinista de uno de esos vaporcitos y con Jazoera, el blog digital hecho por Pedro Arriaga que nos lo cuenta todo y tiene un mérito extraordinario en su labor de mantener la llama y la ilusión, aunque la fecha de este aniversario lo empaña la nota luctuosa del fallecimiento del hijo del presidente de aquella gran aventura D. José Elgezabal. Su hijo Iñaki acaba de morir en Miami. Había sido presidente de Euzko Gaztedi en dicho Centro y promotor con el Grupo EGI de la Radio Euzkadi clandestina. Su padre fue el gran presidente de aquella iniciativa y el Dr. Bilbao el delegado del Gobierno Vasco.
Aquel centro Vasco era un horno. De actividad, de gente, de entusiasmo, de iniciativas, de ayuda al Gobierno Vasco en el exilio, de sintonía con las Instituciones vascas. Ese Centro volverá a vibrar cuando vuelva la democracia a Venezuela. Lo merecen sus gentes, su historia y su limpia trayectoria. Y volverá a funcionar en El Paraíso rodeado del Paraíso democrático. Así sea.
TE ESPERAMOS ESE DÍA IÑAKI
AURRERA BETI
NO TOTALMENTE LA REALIDAD,YA QUE HUBO VASCOS QUE NO COMPARTIERON LAS IDEAS POLITICAS DE ALGUNOS DE LOS INICIADORES DE DICHO CENYTRO Y NO ASISTIERON PRACTICAMENTE NUNCA Y YO NO ME SENTIA INTEGRADO EN AQUEL LUGAR, QUE NO PARECIA VENEZUELA.