Miércoles 15 de abril de 2020
Si algo era Ceferino de Jemein,”Keperin” era su vocación de notario histórico, persona a la que le gustaba contar todo minuciosamente para que constara lo que se había hecho en el mundo del nacionalismo, para las futuras generaciones. Nació en Abando (Bilbao) y murió a los 78 años en Bilbao, el año 1965, año en el que se cumplían cien del nacimiento de Sabino Arana. Y digo esto porque si algo, asimismo le caracterizó, fue el haber sido un ortodoxo sabiniano hasta el punto que su biografía del fundador del EAJ-PNV es uno de los clásicos trabajos de consulta.
Combativo, aguerrido, luchador, fundador del Jagi-Jagi con Eli Gallastegi, escritor, empresario tuvo una relación muy estrecha con el Lehendakari del que escribió muchas páginas, una de las cuales traemos a colación, sobre como su produjo su elección y los dos juramentos que hizo Aguirre, tanto en Begoña como en Gernika, para ser Lehendakari.
Me cabe la satisfacción de que este trabajo de Jemein se lo enseñé al Lehendakari Garaikoetxea en 1979 que lo leyó con interés y gracias al mismo él utilizó el juramento de Aguirre tanto como presidente del Consejo General Vasco, como hace cuarenta años en Gernika en su promesa como Lehendakari. Yo lo conocía pues mi aita me lo dio en su día con gran emoción pues había sido publicado en la revista del Centro Vasco de Caracas en 1947. Había sido un trabajo especial para aquella publicación de Ceferino de Jemein. Era pues un trabajo casi desconocido aquellos años boreales.
De esta forma, un juramento privativo de Aguirre pasó a ser de todos los Lehendakaris porque recordemos que Leizaola, en el cementerio de Donibane en 1960, hizo otro en virtud de las circunstancias que en ese momento se vivían. A mí el juramento de Agirre me había parecido de una concisión y hermosura muy manifiestas y lo utilicé, como recurso oratorio en un mitin en el campo de fútbol de Gerninka en junio de 1977 diciendo que esas palabras deberían resonar de nuevo bajo el Árbol cuando Leizaola volviera del exilio y tuviéramos un nuevo gobierno vasco. Cuando terminó el mitin, Ajuriaguerra que también fue uno de los oradores me dijo que la redacción era suya, y, efectivamente tiene la cadencia cortante de un ingeniero. Posteriormente esas palabras han sido utilizadas por los Lehendakaris Ardanza, Ibarretxe, Patxi López y Urkullu, aunque cambiadas en algunas de sus partes. A mi, que estuve en la génesis de la recuperación del Juramento por los lehendakaris nunca me gustaron esos cambios a cuenta de una mal entendida laicidad. Los ingleses tienen, nada menos que en francés, el lema de la corona británica “Dieu et mon droit”, y no pasa nada. Se puede ser ultra moderno y respetar la tradición, menos en Euzkadi, porque lo importante son las personas y su actitud. Pero ese es otro debate.
Hoy le toca a Jemein explicar la elección de Agirre. Dijo así:
“Fecha histórica y trascendental para Euzkadi la del 7 de Octubre de 1936. Aprobado el Estatuto Vasco de Autonomía el día primero, el Gobierno civil de Bizkaia publicó el día 5 la convocatoria a elección popular de Presidente del Gobierno Provisional del País Vasco.
Los partidos del Frente Popular daban las siguientes instrucciones a sus concejales:
«Estimando que el Presidente del Gobierno Provisional del País Vasco está revestido de la máxima autoridad, los partidos políticos que integran el Frente Popular han acordado unánimemente que todos los concejales pertenecientes a los mismos de las provincias de Gipuzkoa, Bizkaia y Araba voten sin excusa alguna a don José Antonio de Agirre para ocupar la presidencia del referido Gobierno. «—Partido Socialista, Partido Comunista, Partido de Izquierda Republicana, Partido de Unión Republicana y Partido de Acción Nacionalista Vasca».
El Partido Nacionalista Vasco, que no pertenecía al Frente Popular había dado previamente su aprobación a este nombramiento, y así, don José Antonio de Agirre y Lekube fue elegido sin oposición Presidente del Gobierno Vasco.
Como este resultado estaba previsto, por las circunstancias expresadas, por deseo del propio José Antonio de Agirre se celebró en la basílica de Santa María de Begoña un juramento solemne de fidelidad a la Iglesia y a Euzkadi, y de ofrenda de su vida, horas antes de ser elegido Presidente.
De este acto emocionante, al que acudieron todas las autoridades del Partido Nacionalista Vasco, vamos a reproducir solamente —por falta de espacio— el juramento solemne que don José Antonio de Agirre pronunció con voz clara y sonora, en el centro del camerino de la Virgen, arrodillado sobre una silla de terciopelo rojo.
De este juramento trascendental le cabe la honra a la revista «Euzkadi», de Caracas, de ser la primera en darlo a conocer, por haberse guardado hasta el presente en el secreto.
Dijo así el que pocas horas más tarde había de ser popularmente elevado al más alto cargo de Lendakari de todos los vascos:
«Juro ante la Hostia Santa fidelidad a la fe católica que profeso, siguiendo y cumpliendo las enseñanzas de la Santa Iglesia Católica, Apostólica, Romana.
Juro fidelidad a mi patria Euzkadi y en su servicio queda ofrecida mi vida, de la que dispondrán en la medida, en el momento o en las circunstancias que señalen, las únicas autoridades legítimas del Partido Nacionalista Vasco o Euzkadi-Buru-Batzarra.
Así lo juro desde el fondo de mi alma ante Dios en la Hostia Consagrada».
Por la tarde se celebró oficialmente el acto de la jura del cargo y toma de posesión del Gobierno Vasco, joven Gobierno de la más vieja porción de la tierra.
Desde primeras horas de la tarde se agolpó en Gernika un inmenso gentío. A las cuatro, el histórico salón de la Casa de Juntas estaba ya pletórico de representaciones: Cuerpo Diplomático, miembros del Tribunal de Garantías y de la Junta de Defensa, diputados a Cortes, concejales, representantes de los partidos políticos y sindicales, de la prensa, etc.
Presidió el acto el Gobernador civil de Bizkaia, Echeverria Novoa, que desde aquel momento cesaba en sus funciones, acompañado del de Gipuzkoa, Presidente de la Diputación de Bizkaia, alcalde en funciones de Bilbao y algunas otras personalidades.
Alrededor de la Casa de Juntas, fuerzas de mendigoizales y miñones contenían al público entusiasta que no pudo penetrar en el edificio por la insuficiencia de éste para contener a la muchedumbre.
Los maceros y clarineros de la Diputación de Bizkaia se colocaron a la puerta del salón, donde montaba guardia una sección de forales.
Terminada la lectura del acta de proclamación, el Gobernador civil pronunció las siguientes palabras: «Visto y comprobado el resultado de la elección presidencial, en nombre del Gobierno de la República proclamo Presidente del Gobierno Provisional de Euzkadi a don José Antonio de Agirre y Lekube».
Estas palabras fueron acogidas con un grito de ¡Gora Euzkadi!, aclamado y repetido por todos los asistentes, puestos en pie, que aplaudieron clamorosamente.
De acuerdo con la tradición foral, el hasta entonces Gobernador propuso una nueva mesa presidencial, constituida con dos votos por cada una de las regiones vascas comprendidas en el Estatuto Araba, Bizkaia y Gipuzkoa, en la siguiente forma:
Alcaldes de Donostia, Tolosa, Bilbao, Mundaka, Llodio y Amurrio, representados respectivamente por los señores don Fernando Sasiain, don Doroteo de Ziaurritz, don Fermín Zarza, don Alejandro Mallona, don José Salzedo y don Manuel de Egileor.
Esta mesa salió en busca del Presidente electo, que estaba esperando en la Casa Consistorial de la Villa, en compañía de las autoridades del Partido Nacionalista Vasco, ex-concejales del mismo, de su secretario accidental, señor Ruiz del Castaño, jefe de Ertzaña, del señor Galartza, capitán del mismo, y otros.
Todos ellos regresaron entre los clarineros de la Diputación, que ejecutaron el Agur Jaunak, y los aplausos del público a su paso por las calles.
Al entrar el señor Agirre en la sala, se prolongó la ovación con nuevos goras a Euzkadi.
Restablecido el silencio, el último Gobernador civil, señor Etxeberria-Novoa, pronunció un discurso en el que, dirigiéndose al nuevo Presidente, terminó con estas palabras:
«Quiero rendir el último homenaje a esta histórica Casa, en cuyo seno todavía resuenan las voces de los defensores de la libertad y de la justicia gloriosa de Bizkaia, invitándoos a que prestéis el juramento del cargo ante el Arbol simbólico, al igual que a la antigua usanza, en la seguridad plena de que si así lo hacéis la savia de este Árbol fecundará el nuevo régimen de libertad que alborea en Euzkadi. ¡Viva la República! ¡Gora Euzkadi!»
Respondiendo a esta invitación, el señor Agirre pronunció un emocionante discurso, que por su extensión no podemos reproducir aquí.
Seguidamente, el señor Agirre, acompañado de todos los integrantes de la mesa y personas que ocupaban el salón, se trasladó ante el Árbol de Gernika precedido de los maceros y clarineros.
En este momento de gran emoción, el nuevo Lehendakari, en medio de un silencio impresionante, pronunció oficialmente el siguiente solemne juramento, en euskera y en erdera:
«Ante Dios humillado, sobre la tierra vasca en pie y bajo el Roble de Bizkaia, en el recuerdo de los antepasados, juro cumplir mi mandato con entera fidelidad».
Seguidamente, el señor Agirre dio a conocer al público el nuevo Gobierno de su presidencia.
Terminados estos actos, todas las autoridades y representantes se trasladaron a la Sala de Hijos Ilustres de Bizkaia, donde se celebró una recepción.
Seguidamente todos ellos acudieron a la explanada de la casa de Juntas, en donde habían formado varios batallones de las milicias vascas alojadas en el cuartel de aquella localidad.
Acompañado de su capitán, señor Saseta, el señor Agirre, seguido de los demás miembros del Gobierno, recorrió las filas de gudaris, magníficamente formados y llevando al frente la bandera vasca y los estandartes de Bizkaia, Nabarra, Araba y Gipuzkoa, facilitados por Sabin-Etxia.
A continuación, las milicias, precedidas de los gudaris motoristas, desfilaron al compás de una biribilketa interpretada por una banda de txistularis. Bellísimo momento de la histórica ceremonia.
Los gudaris marchaban hacia su cuartel… y allá, al fondo envolviéndose en las sombras del «Illuna-barra», quedaba la Casa de Juntas de los legisladores de la confederación bizkaina. Demostración elocuente y vivo testimonio de su libertad histórica, ni mayor ni menor que originariamente alcanzó a sus regiones hermanas de ambas vertientes de Auñamendi.
Su interior, callado y recogido —como el alma vasca— estaba saturado de recuerdos vetustos y de desolación. Pero brotó un grito profundo de los huesos de los asabas y se esponjó el aire con el calor de la sangre joven derramada por Euzkadi en la tierra circundante, estremecida de amor…
Gloriosos momentos. Dignos de recordar para la memoria de nuestras generaciones.
Eskerri Asko!
Realmente interesante esta glosa que estás haciendo de nuestro ilustre antepasado. Fuerza, valor, coraje, empatía y valores humanos de altísimo nivel. Estoy descubriendo, con gran satisfacción, muchos aspectos desconocidos del lehendakari Aguirre.
Eskerrik asko.