Miércoles 2 de diciembre de 2020
Hace
cincuenta años. Nada menos. Pero aquello marcó un hito. ETA salió reforzada
como fuerza antifranquista. El mundo apoyó que Franco indultara a los
condenados. Ayer conté como la gestión del Lehendakari Leizaola y de Joseba
Rezola en el Vaticano con objeto de que
el juicio fuera a puerta abierta, ya que había encausados dos sacerdotes como
Etxabe y Kalzada hizo que aquella repercusión mundial presionara al régimen y
salvaran su vida.
Y si ustedes se fijan, en todos los
reportajes que se están haciendo, no se dice nada de este dato capital. Esto
sucedió el 3 de diciembre de 1970 en la ciudad de Burgos. Fue un juicio
sumarísimo contra dieciséis miembros de ETA acusados de los asesinatos de tres
personas durante la dictadura. Fueron estos: Eduardo Uriarte, Jokin Gorostidi,
Xabier Izko de la Iglesia, Mario Onaindia, Xabier Larena, Unai Dorronsoro,
Bittor Arana, Josu Abrisketa, Ione Dorronsoro, Enrique Gesalaga, Jon Etxabe, Gregorio
López Irasuegui, Itziar Aizpurua, Julen Kalzada, Antton Karrera y Arantza
Arruti.
Los hechos juzgados se remontaban al año
1968. El 2 de agosto de aquel año era asesinado el policía torturador Melitón
Manzanas, jefe de la Brigada de Investigación Social (policía política secreta
del franquismo) de la comisaría de San Sebastián y primera víctima premeditada
de la historia de ETA.
El 7 de junio había sido asesinado José
Pardines, agente de la Guardia Civil, al interceptar a dos miembros de ETA en
un control de carretera. A raíz de estos hechos el gobierno español declaró el
estado de excepción en Gipuzkoa primero y después en todo el estado español.
Las detenciones masivas desencadenadas durante esos años consiguieron que para
el otoño de 1969 estos dieciséis miembros de ETA ya estuvieran presos.
A los imputados se les acusaba asimismo
del asesinato del taxista Fermín Monasterio así como de otros delitos, como
atentados y robos, que según la acusación les habían reportado un botín de más
de treinta millones de pesetas. Los hechos juzgados eran considerados un ataque
al régimen español, por lo que fueron acusados genéricamente del delito de
“rebelión general continuada” llamando la atención el elevado número de
encausados, dieciséis, entre los que se encontraban tres mujeres y dos
sacerdotes, así como las penas solicitadas, seis penas de muerte y 752 años de
cárcel.
La vista del “Sumarísimo 31/69” se
celebró del 3 al 9 de diciembre de 1970 en la sala de justicia del Gobierno
Militar de Burgos y el tribunal militar deliberó 18 días en sesión
ininterrumpida pero como la jurisdicción castrense en lugar de desglosar los
hechos, supuestamente delictivos, se empeñó en acumularlos en un único sumario,
para que una condena masiva proyectara una mayor ejemplaridad, la oposición
mediática de la época explotó los errores acumulados.
Aquel juicio tuvo una inmensa
repercusión en el mundo y como se necesitaban las biografías y las fotografías
de los encausados, los activistas del PNV en la clandestinidad, Txomin Saratxaga
y Jokin Intxausti recorriendo casa por casa la de todos los 16 juzgados
solicitando a sus familias datos y una fotografía. Mientras uno subía a cada
piso, el otro esperaba abajo con el coche encendido y así consiguieron ofrecer
a la agencia de noticias France Press, en la persona de Juan Manuel Idoyaga, un
material informativo invalorable para poner cara y ojos a los que iban a
ser condenados a muerte con lo que la campaña internacional tuvo en sus manos
una información clave.
El equipo que les defendió estaba
formado por dieciséis abogados y sus gastos fueron sufragados por cuestación
popular. Como letrados actuaron Josep Solé i Barberá, Gregorio Peces Barba,
José Antonio Etxebarrieta, Juan María Bandrés, Miguel Castells, Ibon Navascues,
Francisco Letamendia y Elías Ruiz Ceberio entre otros, los cuales tuvieron como
asistentes a Txiki Benegas y a Eduardo Moreno Bergaretxe. Entre todos planearon
una cuidada escenificación ante el tribunal militar, en la que los
acusados y sus abogados pudieron hacer el papel de acusadores con sus
declaraciones, para así dar a conocer internacionalmente la situación de
opresión y represión a la que estaba sometida Euzkadi. Además todos los días
los abogados de la defensa celebraban ruedas de prensa en las que se pormenorizaba
la evolución del juicio. Juan Ajuriaguerra y Sabin Zubiri estuvieron en la sala
del juicio.